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Periodistas y el clásico "¿Cómo se siente?"

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La mayor caricatura del periodista odioso está representada por aquel que pregunta a la víctima "¿cómo se siente?". Sin mediar advertencia o preparación, y en virtud de la urgencia que impone la transmisión en directo, el que lo perdió todo en un incendio se ve obligado a responder.

Al otro lado de la pantalla, la poderosa audiencia usa el control remoto como si fuera el pulgar del César para decidir si aprueba el comportamiento del gladiador de la noticia o lo rechaza. Tal vez motivado por el deseo de saber en qué momento el o la periodista recibe su merecido golpe, el público aprueba con un mayor rating en TV, con cientos de "me gusta" en Facebook o convirtiendo el asunto en "trending topic" en Twitter.

¿Qué ocurre que los periodistas estamos haciendo las preguntas incorrectas y que las audiencias están eligiendo seguir a los reporteros equivocados?

Pienso que el problema está en cuáles son los criterios que utilizan los medios de comunicación para seleccionar qué noticias van a publicar o, lo que parece más importante, con qué enfoque se van a publicar.

Es muy claro que la magnitud del incendio de Valparaíso obliga a informar ampliamente. ¿Pero la idea es hacerlo para obtener gran sintonía, mostrar quién es el primero en llegar y quién tiene la mejor tecnología para ganar rating y avisadores?

Si ése es el criterio, lo que veremos en las portadas de los diarios y en las pantallas de TV es a víctimas llorando y a periodistas preguntando cualquier cosa que mantenga la atención de las audiencias.

Sin embargo, frente a este criterio que responde a lo singular, al interés individual y subjetivo, existe otro que la editora de TV y periodista Eliana Rozas llama criterio de importancia. Es decir, aquello que atiende a lo colectivo, que tiene una consecuencia sobre la comunidad y que afecta a su quehacer. De esta manera, los medios deberían seleccionar un enfoque sobre la magnitud del desastre, sobre cómo la sociedad se ha organizado para evitarlo, sobre los errores cometidos y sobre las historias de superación frente a la adversidad.

Pero tomar esa decisión en un mundo complejo en que las audiencias están marcadas por lo individual parece remar contra la corriente.

En relación a aquello que nos compete a los docentes, el periodista Patricio López lo ha dicho esta semana: "Urge, urge, que las Escuelas de Periodismo hagamos mucho más. No puede ser que cinco años de rigor, autores y, en muchos casos, de excelencia, terminen con nuestros buenos muchachos saltando a la máquina de moler carne".

Mientras tanto, la invitación es a reprobar al de la pregunta fácil y premiar usando el control remoto al gladiador que busca un enfoque centrado en el bien común… y los hay.

Director de

Periodismo de la U. San Sebastián.