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Ahora EE. UU. es ejemplo en la lucha contra la obesidad

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En los últimos años la obesidad infantil en Chile ha ido en alza. La inactividad física, el inadecuado uso de la tecnología y los malos hábitos alimentarios se presentan como las principales causas de este problema que, en nuestro país, afecta al 14% de los niños menores de cinco años, según la encuesta Casen del año 2011. Un porcentaje que sigue aumentando.

Los efectos de la obesidad infantil son enormes en la salud adulta, pues se sabe que un niño obeso tiene muchas posibilidades de ser un adulto obeso y, de este modo, desarrollar enfermedades de alta mortalidad como hipertensión arterial, diabetes o cáncer. De seguir por el actual camino, es probable que la obesidad infantil continúe en aumento. En el mundo, Estados Unidos ha sido el país ícono en problemas de sobrepeso, pero ahora está liderando las intervenciones en dicho ámbito. El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, presentó recientemente importantes resultados de intervenciones que lograron detener, e incluso reducir, las tendencias alcistas de la obesidad en preescolares en varios Estados de dicho país.

¿Qué hicieron? Lo primero fue incentivar la lactancia materna, la que -está comprobado- reduce ostensiblemente los niveles de obesidad en los primeros años de vida. Segundo, se propusieron reducir el consumo de azúcar ofreciendo agua segura (embotellada) a buenos precios e incluso gratis en las guarderías y escuelas de los distintos Estados considerados. Tercero, aumentaron las horas de actividad física y capacitaron adecuadamente al personal que labora en estos centros, además de incorporar a profesionales de la Educación Física con la finalidad de limitar las horas de los niños frente a computadores y televisores. Además, dejaron abiertos los espacios recreativos y deportivos de las escuelas para los apoderados y niños fuera del horario de clases.

La reducción de la obesidad infantil, no sólo depende de la cantidad de actividad física y deportiva realizada en clases, sino que requiere de un trabajo global que involucre a toda la comunidad educativa. Se debe intentar construir un ambiente saludable, que procure estimular hábitos de vida sana, lo que incluye adecuada alimentación, actividad física frecuente y pasar tiempo en familia.

Baile, una opción divertida para mantenerse en forma

Si bien su efectividad depende de la frecuencia, intensidad y tiempo de realización, es una actividad con la que se corren menos riesgo de lesiones y se puede adecuar a quien la practique.

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Mantener un buen estado físico suele ser una preocupación de muchos. Cuidado que cada día toma más importancia, pues hombres y mujeres tienen más conciencia de que no sólo se relaciona con algo estético, sino que también con tener un organismo en mejores condiciones, de la mano con una vida más saludable.

En ese contexto, realizar ejercicio físico se vuelve fundamental y las personas dedican algún momento del día para llevar a cabo alguna actividad. Ir al gimnasio o practicar running son algunas de las opciones más comunes, sin olvidar, por cierto, la importancia de que vaya acompañada por una alimentación sana y equilibrada.

Aunque, también es cierto que el ritmo de vida, sumados a las condiciones físicas o económicas de diversos individuos, no siempre hacen posible elegir esas opciones. Pero, también existen otras maneras de ejercitarse, por ejemplo bailar.

En ese sentido, Víctor Donoso, subdirector de la Escuela de Deportes de Aiep, afirma que el baile es una buena alternativa para consumir calorías, tonificarse y sentirse bien.

ACTIVIDAD SALUDABLE

Erika Brandt, académica de Pedagogía en Educación Física de la Universidad San Sebastián, explica que bailar es saludable, porque es una actividad física que, de acuerdo a la intensidad y tiempo de ejecución produce gasto energético. Pero, además, dice que es una instancia a través de la que la persona se manifiesta interculturalmente, en una instancia placentera, que sirve para socializar, emocionar y expresarse.

De acuerdo a lo anterior, la docente afirma que para que bailar se transforme en una actividad física como tal, la sesión de baile debe ser planificada, estructurada y dosificada; siendo importante también considerar la frecuencia, intensidad y tiempo de actividad que se va a realizar.

"Es importante tener presente que el baile puede mejorar la resistencia cardiovascular dependiendo de la intensidad del esfuerzo realizado y el énfasis de los movimientos realizados con las distintas zonas musculares", informa.

Un aspecto que destaca la profesional, y que podría transformarse en una ventaja por sobre otro tipo de actividades, es que el baile es motivador, así como también placentero, porque libera tensiones y produce sensación de alegría y bienestar; considerando también que el baile tiene muchos menos riesgos de lesiones que al realizar otro tipo de actividad física.

MÚSICA: EL MOTOR

Y, aunque la efectividad del baile como ejercicio físico depende de la intensidad y tiempo que se le dediquen, es la música la que cumple el rol fundamental, pues es la principal motivación.

Justamente, Brandt sostiene que "el baile va acompañado de la música en una mezcla perfecta de ritmos que hacen de esta actividad algo placentero, combinando movimientos y sistemas del funcionamiento orgánico, entonces, de acuerdo a la intensidad y al esfuerzo, hay un aumento de la frecuencia cardíaca y posibles cambios metabólicos".

Para finalizar, dice que al elegir la música, hay que cerciorarse de que ésta tenga el ritmo adecuado para la práctica del baile o coreografía, y no que sólo sea el acompañamiento de fondo musical.

Víctor Donoso, docente de Aiep, explica que hay ciertos ritmos que existen algunos ritmos que ayudan a estar en forma de manera divertida:

El profesional cuenta que se pueden consumir entre 370 y 610 calorías con 60 minutos de este baile urbano. Esto, debido a que se realizan movimientos grandes y exagerados con el cuerpo, que mantienen la musculatura en permanente actividad.

"Este baile tiene ritmos rápidos que implica utilizar todos los músculos y articulaciones del cuerpo, los que se fortalecen y tonifican", afirma. Y es que estas danzas puedan llegar a consumir entre 400 y 600 calorías en una hora.

Un tipo de baile que tonifica los músculos y fortalece las piernas, además de contribuir al trabajo de cintura y abdominales, debido a que se realizan continuos movimientos de caderas. "Es un excelente ejercicio aeróbico que puede ayudar a perder peso de manera gradual puesto que se puede consumir entre 400 y 500 calorías por hora".

Donoso lo califica como un ejercicio de alto impacto, dado que sus movimientos son extremadamente acelerados, en donde se mantiene un vaivén de caderas constante. Tonifica las piernas y los brazos, y podría ayudar a consumir desde 300 a 500 calorías en 60 minutos de baile.

Que sea un baile de pocos pasos, sostiene, no incide en que no ayude, ya que en una hora de práctica se podrían llegar a consumir hasta 600 calorías. El resultado de combinar movimientos tradicionales de Medio Oriente y otros africanos, es una danza que incluye, principalmente, movimiento de caderas y poco desplazamiento.