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Influencia parlamentaria en designación de cargos de confianza

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En la historia reciente de nuestro país, y cada vez que asumía un nuevo gobierno, los partidos políticos hacían notar su fuerza cobrando a los mandatarios electos los apoyos que brindaron en las respectivas campañas electorales, en especial en el reparto de cargos de confianza.

En este sentido, la designación de esas autoridades era asumida por los partidos como una opción de participación y poder, y que se materializaba en la práctica en el envío de una terna sobre la que se decidía la designación, previa discusión en el seno de la colectividad.

En la actualidad, y a la luz de lo que actualmente se ha percibido en los nombramientos de cargos, es posible observar que el rol que antaño protagonizaban los partidos políticos hoy ha sido postergado en favor de la opinión y evaluación de los parlamentarios.

Razones para entender este cambio pueden ser variadas, las que van desde la escasa credibilidad que hoy ostentan los partidos políticos hasta la legitimidad, dada en términos electorales, que alcanzan algunos parlamentarios como figuras relevantes de nuestra política.

Sin embargo, y con independencia a las razones que hayan existido para este cambio y sin señalar que la primera opción sea mejor que la segunda, resulta importante mencionar que la parlamentarización de las designaciones se ha mostrado, en la práctica, como un mecanismo débil y con muchos vacíos, especialmente cuando las propuestas han carecido de una discusión colectiva que haya permitido visibilizar los inconvenientes éticos que han existido en el nombramiento de algunas autoridades de confianza en el recién asumido gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet.

Pedro Díaz

Polanco Director de

Ciencias Políticas y Gestión Pública U. San Sebastián

Pacientes y desafíos en salud

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En las últimas semanas, notas aparecidas en distintos medios cuestionan el rol de los pacientes en la influencia que puedan ejercer en decisiones de carácter técnico en salud.

No podemos olvidar que cuando se trata de relaciones, como dice el refrán, . Si los pacientes hemos jugado hasta ahora el rol de emocionar y presionar a tomadores de decisiones, es porque esa ha sido la forma de participación que hasta ahora hemos encontrado.

Si queremos que esto cambie (y lo queremos, no podemos seguir avanzando en decisiones en salud sobre la base de quién logra conmover más) dos son los grandes desafíos que debiesen plantearse las nuevas autoridades, desde la perspectiva de los pacientes:

1-. Usar la comunicación como medio de educación y no de propaganda. Si bien sabemos la importancia que reviste el comunicar los éxitos y logros de cada una de las carteras, en salud, esto es delicado. A nivel mundial se habla del rol del health literacy a la hora de lograr una buena salud y un buen sistema de salud. Por lo tanto, el rol de la comunicación social en salud pública no puede tener un único foco en la propaganda, sino en la alfabetización de sus usuarios.

Esto, a su vez, plantea un segundo desafío: cuando se trata de llegar al usuario, cómo hablar desde él y no sólo para él. Hay experiencias exitosas en el mundo en las que los pacientes son incorporados en comités a la hora de decidir qué y cómo comunicar.

2.- Los pacientes sabemos que los recursos son limitados, lo que no ocurre con nuestras necesidades. Pero además, cada año nuevas innovaciones (no sólo en el ámbito farmacológico) surgen para aliviar o curar. ¿Cómo decidir y priorizar entonces el gasto?

Aquí también existen buenos ejemplos implementados en distintos lugares del mundo, donde se ha definido una institucionalidad, una metodología única y esta se ha transparentado a los distintos actores, quienes además participan de la discusión. Esto otorga plena transparencia al proceso.

Si bien han existido avances en esta línea (como la creación de Etesa) no existe aún esa metodología única ni la plena participación de todos los actores, que evita además la suspicacia del tráfico de influencias, poniendo todas las cartas sobre la mesa.

En estos años, los pacientes hemos entendido que además de cuidar nuestra salud en el ámbito privado o individual, es nuestro deber y derecho participar del espacio público en salud. La forma en que esta participación se desarrolle en los próximos años, es lo que hoy empieza a configurarse.

Cecilia

Rodríguez Ruiz

Comunicadora Social Directora Ejecutiva

Fundación

Me Muevo

Surfistas urbanos

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En 1948 los surfistas californianos deciden que quieren practicar este deporte sobre ruedas y comienzan a hacer sus propios "Land Surfboards" o "Tablas de surf de tierra", un cambio radical que los llevaría a tener una nueva concepción de la ciudad que hasta entonces creían que habitaban.

Donde antes se esperaba quieto durante horas la ola perfecta, ahora se deslizaban de manera dinámica por olas de cemento donde el paisaje cambiaba tan rápido como la capacidad de ellos de impulsarse con sus pies. En 1965 aparece un corto metraje de 17 minutos de Noel Black llamada "Skater Dater", película muda que trata sobre un grupo de niños que recorren la ciudad sobre patinetas a pie pelado. Con una música de fondo se retrata una sociedad que ve nacer un nuevo deporte junto con un nuevo actor urbano que ha cambiado la bicicleta por la patineta. Ese mismo año es portada de la revista Life.

En su historia han pasado actores gravitantes como Frank Nasworthy que le incorporó ruedas de poliuretano y Allan "Ollie" Gelfand que comenzó a saltar objetos urbanos. Entre 1976 y 1977 este deporte llega a Chile se practicaba en una pileta sin agua en el parque Bustamante en Santiago. En 1978 se inauguró el primer skatepark.

Hoy habitamos dos mundo, el físico y el virtual, donde antes uno literalmente viajaba a buscar la información ya fuere dentro de la ciudad o a otro país, hoy frente al computador viajo en segundos por el planeta y consigo lo que quiero apretándole el teclado a esa mágica caja llamada computador. Esto si uno lo lleva a sus hijos, que no son los que van a leer esta columna, se transforma en un dilema, muchas horas al día frente al computador navegando por la red. Todo lo anterior para poner en valor este deporte en tiempos en ya casi no hacemos deporte, conocemos muy poco nuestra ciudad y cada vez nos relacionamos menos entre nosotros.

Cuando se inauguró el Skate Park del parque Ecuador, fui un día sábado en la tarde, conté unas 60 personas entre los 6 y unos 20 años, pero lo que me llamó la atención fueron los ciudadanos que rodeaban esta nueva instalación y que acompañaban a estos deportistas; entre los asistentes estaban pololas, hermanos, papás y otros familiares o amigos, destacando abuelitos. En ese momento caí en cuenta que tratando de sacarlos de las calles por las aprensiones ciudadanas y los peligros propios del tránsito, se había logrado unir a la familia transversalmente donde la excusa era ir a ver este deporte, conté unas 250 personas que disfrutaban de la simple compañía, mirando las proezas de jóvenes que recorren la ciudad y al hacerlo la conocen de manera sana formando parte de ella y que al llegar al parque se ponen metas y desafíos, pero fundamentalmente interactúan entre sus pares para ser mejores en lo que hacen y ello implica un espíritu de superación.

Tony Hawk es tal vez el nombre más conocido en la historia del skate, y ayudó a convertir al skate en lo que es en la actualidad, verlo es creer que las leyes de Newton no aplican a él.

No he hablado directamente del nuevo Skate Park del Parque Ecuador sino contado una historia. Quizás alguno de ustedes haya vista la última película de Ben Stiller "The secret of Walter Mitty", en ella la escena en que el protagonista hace un trueque por una patineta para viajar a un pueblo cercano hace sentir el vértigo de ser libre.

Pablo Altikes Pinilla.

Director Escuela de Arquitectura Concepción.

U.del Desarrollo

Yo lo conocí

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Era un vértigo.El más rápido para escribir: "quebranta máquinas".

El más incontenible para hablar: "terremoto de los micrófonos".Delirante, agitador, fluyente. Siempre torrencial.

Recorría el mundo con sus ojos casi fuera de órbita. Con un cigarrillo permanente en sus labios. Y un sombrero alón, gardeliano.

Además, vestía un impermeable cruzado, al estilo de Humphrey Bogart, el protagonista de la inolvidable "Casablanca".

Vivió en estado periodístico. De prisa, sin renuncias. De pronto estaba en un café de Ahumada, dos días después en otro de París.

Entrevistaba a un lustrabotas y luego a Charles De Gaulle, el héroe y presidente francés.

Tito Mundt, periodista sin fatiga. Autor de la columna "Yo lo conocí", que lo identificó en diarios y radios. A veces más imaginación que documentación.

Cuando yo estudiaba, nos visitó en la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica. Llegó temprano, acaso desde el restaurante Nuria, donde pasaba la noche. La charla estaba prevista para una hora: habló cinco, sin detenerse. Nos cautivó con su multitud de palabras y de anécdotas.

Tito Mundt publicó muchos libros. En "De Chile a China" describió personajes, mostró países y retrató sin sosiego.

En "Chile, una noticia" creó un diario casi tabloide en el que contó capítulos históricos en forma de noticias. Desde el Descubrimiento hasta el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez. Ágiles, nerviosas, magnéticas.

Casado con la actriz Kanda Jaque casi nunca llegaba al hogar en horarios convencionales. La llamaba para decirle que iba a comer, pero al otro día estaba en la residencia de un Presidente en Europa.

Yo también lo conocí. Cuando hacía mi práctica profesional compartí con él los micrófonos de una radio. Dije algunas imágenes que le gustaron y me felicitó al aire con adjetivos estimulantes.

Vivió con rapidez. Murió del mismo modo.

Hacía acrobacias en la terraza del club social Sportman, en el duodécimo piso de un edificio de Huérfanos con Estado. Se desequilibró y cayó sobre un toldo y luego un auto.

Fue la gran noticia que no alcanzó a escribir.

Enrique

Ramírez Capello

eramirezcapello@gmail.com