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Las batallas de Crimea

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Ir en avión comercial de Santiago a Crimea demora como mínimo 22 horas y algunos minutos. No es un viaje fácil y no hay seguridad que funcionen todas las conexiones. Si funcionan, tampoco hay seguridad de que el avión pueda aterrizar: el jueves pasado el aeropuerto de Simferopol fue cerrado para todos los vuelos, excepto los de Moscú.

No es temporada de turismo en la histórica península que ahora se disputan Rusia y Ucrania. No es por falta de atractivos: hay lugares de descanso (balnearios termales y hermosas playas) y otros que son valiosos archivos de la historia como Sebastopol y Yalta.

Yalta "es considerada la perla de vacaciones del Mar Negro". Aquí también pesa fuertemente la historia. Entre el 4 y el 11 de febrero de 1945, Winston Churchill, Franklin D. Roosevelt y José Stalin celebraron una conferencia durante la cual se repartieron el mapa del futuro.

Según los acuerdos, tras el inminente fin de la guerra, Alemania se dividiría en cuatro partes gobernadas por Gran Bretaña, Estados Unidos. la Unión Soviética y Francia. Además, conforme un curioso juego de porcentajes encabezado por Churchill y Stalin, la parte oriental de Alemania, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Yugoslavia, Albania, Rumania y Bulgaria quedarían en la órbita soviética. División que más tarde (en 1948) comentó Churchill en una frase para el bronce: "Una cortina de hierro ha caído sobre Europa". Era el comienzo de la Guerra Fría.

Mucho antes, en el siglo XIX, Crimea fue el escenario de la desastrosa carga de la brigada de caballería ligera en Balaclava (cerca de Sebastopol). La acción tuvo un costo de 409 soldados británicos heridos, desaparecidos o muertos en acción de un total de 607. Lo peor es que desde el comienzo se sabía que los británicos, aliados a franceses y rusos, no podían ganar frente a las tropas turcas estratégicamente instaladas en las alturas.

De esta derrota nació un mito glorioso. Lord Alfredo Tennyson lo inició con un famoso poema. Los 600, dijo, "no estaban allí para razonar, no estaban sino para vencer o morir". Hollywood también ha inmortalizado el desastre, desde una primera película de 1936. El periodismo ganó entonces el género de la crónica bélica con el minucioso relato del corresponsal del Times, William Howard Russell.

¿Puede extrañar, a la luz de estos recuerdos, el empeño que ha puesto Vladimir Putin en su intento de recuperar un territorio tan rico en historia? Sin contar, por supuesto, los otros beneficios de Crimea, principalmente un clima privilegiado, muy distinto de la gelidez del resto de Rusia.

Las aguas están bastante revueltas en torno al tema de una nueva ley de isapres, al punto de que la Asociación de Isapres concuerda con la ministra de Salud en orden a que "se debe empezar de cero", para superar, en sus palabras, "las incertezas jurídicas que hoy existen en el sistema de salud privada".

En el seno seno de la coalición de la Nueva Mayoría se habla de un "plan garantizado", de naturaleza solidaria, en que los de mayores ingresos subvencionen a los pobres, los sanos a los enfermos, los jóvenes a los viejos y todos a las mujeres en edad fértil.

Uno de los puntos que más preocupa a los afiliados de nuestra Región del Bío Bío son las alzas frecuentes que sufren los planes, más allá del Indice del Precio al Consumidor (IPC), argumentando aumentos en los costos, los que naturalmente el usuario desconoce, antecedentes que cada isapre puede manejar en completa discrecionalidad y en su favor.

Encontrar el mecanismo justo, evitando toda la judicialización que se ha transformado en la única y eficiente defensa de los afiliados, es el gran desafío.

Por ahora, el nuevo Gobierno considera la conformación de una comisión de expertos transversales que estudien el tema y a mediados de año entreguen una propuesta concreta para aprobar la modificación al actual sistema privado de salud.

El presidente de las aseguradores ha dicho que dicho anuncio lo ven como un avance y una consecuencia lógica, reiterando que es vital despejar las "incertezas jurídicas". Coinciden con la autoridad en que el sistema requiere perfeccionamiento "porque no funciona en forma perfecta, lo que no es igual a decir que el sistema sea malo en su totalidad".

Es probable que haya en ello una parte de la verdad, pero también lo es que los afiliados, en especial quienes superan los 65 años, jubilados y ya sin trabajo, quedan en la más absoluta indefensión y a merced de las decisiones de su isapre. Ello, en un país que envejece con extraordinaria rapidez, es el otro punto clave de la reforma en estudio. Estas personas se ven compelidas a abandonar el sistema tras pertenecer a él por muchas décadas.