Dólar y alzas de gasolinas
En los últimos meses, los consumidores en Chile se han visto afectados por una tendencia alcista en el precio de los combustibles, que desde noviembre, acumulan 130 pesos para la bencina de 95 octanos, que ha llevado a cuestionar el llamado Sistema de Protección al Contribuyente (Sipco), para atenuar los efectos del precio internacional del petróleo.
Este sistema opera usando bandas de precios referenciales, que en caso de exceder la banda superior, se procede a rebajar el impuesto específico y viceversa en caso de ubicarse bajo la banda inferior. No obstante, sus resultados no han sido los esperados por los usuarios.
Pero lo cierto es que el Sipco, desde su implementación ha contemplado su actuación, cuando el precio internacional del petróleo, gatilla los precios internos de los combustibles. Esto explica la no actuación de este sistema, a pesar de los incrementos en los precios de los combustibles, ya que en los 4 últimos meses, las alzas responden mayoritariamente a un aumento en el precio del dólar (no considerado por el sistema para los ajustes), lo cual encarece las importaciones de petróleo, que terminan por traspasarse a los combustibles.
La tendencia alcista del dólar, que ya alcanza a los 577 pesos, explica casi el 65% de las alzas en los combustibles, ante lo cual no puede ser usado el Sipco. Preocupa el actual escenario internacional por los problemas que afectan a China, por los ajustes en su economía, los problemas de solvencia en su sistema financiero que han llevado a fuertes caídas en el precio del cobre que lo sitúan en 2,95 dólares la libra, una caída del 12,1% acumulado este año.
Si a esto se suma, la disminución del estímulo monetario en EE.UU, la disminución del crecimiento de China, las rebajas internas en nuestra tasa de interés, que pueden afectar la llegada de inversionistas extranjeros, la resultante es un disminución en la oferta de dólares para Chile, y por tanto, nuevos aumentos en el precio del dólar, lo cual llevaría a nuevas alzas en los combustibles por el efecto dólar, y no por aumentos en el precio internacional del petróleo.
Más allá del alza en los precios de los combustibles, vale la pena detenerse una vez más en la necesidad de buscar fórmulas de solución a nuestro problema energético, por sus efectos no sólo en los costos que genera a las empresas y consumidores, y la pérdida de competitividad, sino que también, por los impactos que ya se muestran en la inflación. Este escenario, debe llevar a las nuevas autoridades a revisar y evaluar el funcionamiento del Sipco, y a una redefinición de una nueva política energética para el país.