Harold Ramis o el sentido de la comedia
Hace unos días murió uno de "Los cazafantasmas". El actor protagonizó la serie que parodió a los científicos y fue un director que marcó el cine de la década de los años 80. Acá una aproximación a su legado en cinco películas fundamentales.
Más que Madonna o Michael Jackson, quizás la más preclara definición estética de los años 80 sea la canción "Against all odds". Con el tema, Phil Collins colocaba su nombre en los registros de una década donde la relación del entretenimiento, comercio y consumo va a llegar a su máxima expresión.
Ronald Reagan por su parte dirige el país símbolo del "progreso", plagado de cuerpos perfectos, escarmenados brillantes, soportes electrónicos para lograr estatus y consolas de juegos con las cuales evadir la realidad. Evadirla, mirando en la televisión las tandas del Saturday Night Live.
Será de esta escuela de la comedia norteamericana de humor negro y textos filosos desde donde va a emerger una generación clave. Hablamos de Chevy Chase, Steve Martin, Dan Aykroyd, John Belushi, Billy Cristal, Eddie Murphy y Bill Murray, entre otros.
Con sus méritos, Harold Ramis también es parte de este grupo, responsable de darle un giro al sentido de la risa. Lo hará primero bajo el alero de un grupo llamado The Second City, en Chicago.
Fue junto a esta compañía que Ramis comenzó a desarrollar su faceta como actor. Lo hizo al lado de tres amigos y futuros integrantes de SNL: Dan Aykroyd, John Belushi y Bill Murray. Desde esta tribuna escribirían páginas históricas, primero para la televisión, y luego para el cine.
Todo hasta que una extraña enfermedad se llevó el cuerpo de Ramis a los 69 años, el pasado 24 de febrero. El actor y director fue clave para comprender la esencia del cine de género, ese que empezó a filmarse durante su década más "luminosa": los 80.
En esta cinta, Bill Murray y Ramis son dirigidos por Ivan Reitman, constructor de una gran metáfora sobre la estupidez de la guerra. Luego de quedar sin trabajo, Murray no encuentra nada mejor que alistarse en el Ejército. La rebeldía del personaje representa las frustraciones de la década anterior. La disciplina militar de un país al que le ha costado reconocer el fracaso de Vietnam.
A partir de una larga lista de situaciones dueñas de una comicidad hilarante, el protagonista se transforma en la excusa para sacar a relucir lo verdaderamente heroico del ser humano: Sus sentimientos.
Ramis dirige "National Lampoon's Vacation" (1983), esta histérica y divertida película en la carretera, inspirada en un relato que John Hughes ("The Breakfast Club", 1985) publicara en 1958. Chevy Chase es "Clark Griswold", líder de una familia que se mueve entre contradicciones. Este es el primer trabajo con el que Ramis proyecta su mirada sobre aquellas carencias afectivas que prefieren obviarse.
Bill Murray, Dan Aykroyd, Sigourney Weaver, Rick Mora y Ramis, juntos en esta comedia de ciencia ficción. Es un relato de sentimientos nobles y protestas mudas frente a cuestiones sociales. Un grupo de parasicólogos expulsados de la Universidad de Columbia, inician en Nueva York su propia pyme.
La idea es convertirse en "cazafantasmas" a domicilio. Es una parodia a los científicos de la pantalla de los años 30 y 40, un ensayo sobre la sociedad en la que pululan. Las ambiciones, los retos y miedos se traducen en combates memorables. Ivan Reitman, su director, no hace más que ponerle un espejo a la idea de consumo. Muestra el alma de las personas como fantasmas de sus propios anhelos.
Será en los 90 donde Ramis llegará a su madurez como director. Lo hace con una historia pequeña, que hechiza a su protagonista en el tiempo. Literalmente, el personaje interpretado por Bill Murray vive el mismo fragmento espacio/temporal una y otra vez. La alarma del reloj lo despierta a la misma hora.
El amor está en el centro del relato. Es el hombre del tiempo condenado a decir, actuar y plantarse siempre de igual forma, tanto en el set del canal como en el de la realidad. Una manera elegante y divertida para que Ramis le diga al espectador que ya es tiempo de darle un giro a una vida plana y falta de color.
Ramis es un gran analista de la sociedad en diferentes tiempos. Como director llega acá nuevamente su clímax creativo. Robert De Niro y Billy Crystal, paciente y psiquiatra, representan la ferocidad del momento. Ambos son dueños de vidas donde las pausas no están permitidas, a un extremo tal que esto pareciera convertirse en un dibujo animado. Sin embargo, la caricatura se pone al servicio de un relato centrado en un mafioso con estrés. Es la forma que encuentra el realizador para enfrentar los miedos por el nuevo siglo. O sea, la proyección de una fobia por el ser humano atrapado en su propio hedonismo. -