Secciones

Antropólogo entra en oscuros años de la historia penquista

E-mail Compartir

El año pasado vimos como, con motivo de los 40 años del Golpe Militar, los chilenos pudieron conocer documentales, series de televisión, libros y todo tipo de expresiones que recordaban aquel trágico acontecimiento. Sin embargo, muchos echaron de menos una mirada más localista, en especial en una región con tanta historia política como la nuestra.

Aquella fue la misión emprendida por el antropólogo José Miguel Casanueva en su libro "El cáliz de la amargura", el cual tuvo un curioso lanzamiento el año pasado a través de performances y salidas a terreno del autor en diversas localidades. Actualmente ya se ha consolidado como material de consulta necesario si se quiere conocer algunos de los aspectos sociales y políticos previos y posteriores al 11 de septiembre en la intercomuna.

"Este fue un texto financiado por el Fondo del libro y patrocinado por dos universidades, la de Concepción y la Nacional Mayor de San Marcos en Lima. Lo que hago es dar cuenta de lo que pasaba en nuestra ciudad para el momento del golpe: los movimientos juveniles revolucionarios, la situación de la cultura, la sociedad penquista", cuenta el autor.

-Quizás sea uno de los cambios más profundos que tuvo nuestra ciudad, pues antes había logrado un protagonismo, en especial por la Universidad de Concepción con su raíz librepensadora. En lo musical, en lo teatral o literario había mucha actividad, lo cual además explica la efervescencia política de parte de los jóvenes, entre ellos algunos líderes del MIR. Lo grave es que se perdió la identidad, el centro. Se difuminó esa marca de cuidad universitaria, dejó de pensarse a si misma, lo cual lamentablemente ha seguido hasta estos días. Se habla de una contracultura, pero eso se percibió bastante después, ya en los ochentas.

Yo tenía 16 años para el golpe. Estaba en 3º Medio y vi como la ciudad era copada por las fuerzas militares sin mucha resistencia y bastante desconcierto. Ahí vi como se potenciaron movimientos como el MIR, a través de Miguel Enríquez. Se dice que acá estuvo su cuna, pero lo cierto es que se fundó en Santiago en 1965.

Lo que plasmo en este libro es el clima que se dio en muchas familias cultas e ilustradas, algunas del sector masón y otras que tomaron los ideales de la izquierda y quisieron ir más allá. Entre ellos estaba Miguel Henríquez, Luciano Cruz o Bautista Von Schouwen, por nombrar algunos.