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Reconstrucción

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Chile es un país caracterizado en su historia por los desastres naturales, pero también por su infinita capacidad de superarlos con valentía y ánimo. Eso también ha modelado nuestra personalidad.

El terremoto de hace cuatro años golpeó duramente a ciudades como Talcahuano, Concepción, Talca, Constitución e hizo casi desaparecer a localidades como Dichato, Iloca, Pelluhue y Curanipe. Por eso, parece inconducente el debate que se ha dado en los últimos días respecto de si es efectivo, como ha dicho el gobierno, que el 97% de la reconstrucción está terminada. Con toda seguridad, hay conjuntos habitacionales que todavía no se entregan, hay edificios que aún no se demuelen y cuyos propietarios esperan que el Estado lo haga por ellos. Es muy difícil sostener con exactitud cuál es el porcentaje de cumplimiento, sobre todos cuando los críticos lanzan cifras sin disponer de todos los antecedentes.

¿En qué ayuda a las víctimas de la tragedia del 27/F de 2010 saber si el cumplimiento es del 97%, del 80% u otra cifra?

Pareciera que hay una estéril polémica en que mientras unos trabajan por la reconstrucción, otros se han sentado a mirar lo que no se ha alcanzado a hacer, sin haberse sumado a una tarea que ha sido por el bien del país y sus ciudadanos.

Se recordará que tras el terremoto y tsunami, San Pedro de la Paz y la provincia de Arauco quedaron aisladas. El cerrado Puente Viejo (precisamente porque los técnicos estimaban que no resistiría un gran sismo, por lo que no podía ser usado) terminó por caerse. El Puente Juan Pablo II sufrió el desprendimiento de losas, por lo que quedó sin poder ser usado. El más nuevo, el Puente Llacolén, quedó con serios daños y ondulaciones. Tampoco era utilizable el Puente Ferroviario. La tarea fue entonces titánica para restablecer la conectividad hacia esas ciudades aisladas.

Hoy la situación está resuelta, los viaductos se recuperaron, a ellos se sumó el Puente Mecano, y ahora se espera hacer las conexiones para dejar operativo el viaducto Bicentenario. La tarea para el siguiente gobierno será abordar la construcción del Puente Industrial, que a la vez permitirá descongestionar el tránsito de carga entre los puertos y la provincia de Arauco.

Tal vez sería necesario que la clase política de uno y de otro lado- viera estos temas con más altura de miras, pensando en que a todos les interesa concluir cuando antes la reconstrucción de los daños del terremoto, más que sacar cuentas mezquinas respecto del dolor de las víctimas de esta tragedia.

Todos debemos aportar

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Por estos días, los estudiantes universitarios inician sus clases, seguramente con el firme propósito de lograr un buen desempeño académico y fortalecer su formación en diversos ámbitos. Aquello lo lograrán en la medida de que todos los estamentos de la sociedad, incluidos ellos mismos, aporten en el desarrollo de un contexto adecuado para el estudio.

Como país debemos propiciar un ambiente que permita que los alumnos, junto con vivir las instancias de crecimiento que les ofrece su universidad, se dediquen a potenciar al máximo sus habilidades y conocimientos a través del estudio serio y comprometido.

En ese sentido, es de esperar que las autoridades, tanto del Poder Ejecutivo como Legislativo, tras un debate centrado en el beneficio de los jóvenes, se esmeren por sacar adelante los proyectos relativos a la educación superior, los que darán estabilidad al sector. Con el comienzo de este nuevo ciclo, es necesario que se dejen atrás discursos demagógicos y populistas para abocarse a la discusión sobre qué cambios en educación realmente requiere el país y hasta dónde se puede avanzar, evitando generar confusión entre los alumnos y sus familias.

Las instituciones de educación superior, en tanto, están llamadas a continuar su labor sin olvidar que su objetivo central e irrenunciable es ofrecer una formación de excelencia, junto con aportar al desarrollo de las comunidades donde están insertas. Directivos, académicos y administrativos deben trabajar conscientes de la relevancia que su labor tiene para el futuro de miles de estudiantes. Desempeñarse en el ámbito educacional obliga a tener una actitud de máxima entrega y compromiso con la formación de las nuevas generaciones que ven con esperanza que los estudios universitarios les permitirán mayor bienestar futuro.

El mismo compromiso se espera de las familias de estos jóvenes. Los padres, junto con ser al apoyo incondicional en los momentos de duda y en el fracaso académico, les deben exigir a sus hijos entrega y sacrificio en los estudios. Es su labor acompañarlos en este camino que para algunos resultará más complejo.

Los jóvenes deben entender que son un grupo privilegiado que ha podido acceder a estudios de educación superior y que, por lo tanto, deben responder a las esperanzas que sus familias han puesto en ellos.

El inicio de los años universitarios marca un cambio radical en la vida de los jóvenes que empiezan a administrar mayores cuotas de libertad, muchos incluso lejos de sus familias. Junto con vivir a fondo las posibilidades de desarrollo en diversos ámbitos que les ofrece su universidad, deben comprender que sólo el estudio y la dedicación les asegurarán el éxito académico.

En las universidades queremos alumnos inquietos, ávidos de mayor conocimiento, capaces de cuestionar y debatir, preocupados por el devenir de su país, pero por sobre todo conscientes de que en la vida los logros implican trabajo y esfuerzo, es decir, estudio sistemático. Y en eso todos podemos aportar.