Competencia internacional está en cuidados intensivos
No hay que olvidar quienes somos, de donde venimos, cuáles fueron nuestros comienzos. De lo contrario caeremos en el riesgo de perder nuestra identidad, desconocernos y desviar el rumbo.
Eso es precisamente lo que podría pasar con el Festival de Viña si sigue descuidando una de sus razones de ser: La competencia.
El nombre del evento sigue siendo Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. En sus orígenes fue una velada más bien estudiantil que luego pasó a ser un evento municipal, como bien podría ser hoy el Festival de la Voz de cualquier comuna. En 1960, sobre un escenario de cholguán, tuvo a su primer triunfador Mario del Monte con la canción "Viña", la cual obtuvo la Lira de Oro y 500 escudos. Allí también habían show de artistas nacionales como Los Huasos Quincheros y humoristas como Manolo González. Pero lo que en principio fue un aderezo pronto se transformaría en plato de fondo.
El evento fue creciendo, fomentó el turismo, le sacó el máximo provecho a la Quinta Vergara y terminó siendo televisado. Todas claves para crecer hasta convertirse en parte de la identidad de la Ciudad Jardín. La competencia no perdía su protagonismo.
Una prueba de ello es la repercusión que luego tenían los temas ganadores o destacados dentro del certamen. El caso más notable fue la francesa "Laisse moi le temps" de Romuald Figuier que dos años después fue grabada por Frank Sinatra. En 1973 tuvo el segundo lugar, pero el 2000 fue consolidada como la mejor en la historia del evento. Chile no se quedó atrás con casos como "El tiempo en las bastillas" de Fernando Ubiergo, "Que cante la vida" de Alberto Plaza, "Una noche de amor" de Roberto Viking Valdés, o "Se te olvida" de Cristóbal. Esto sólo por mencionar algunas que son parte del cancionero nacional.
EL MOMENTO DEL DECLIVE
Pero aquel prestigio claramente se ha perdido. Buscando un momento de involución nos encontramos con una situación que claramente puso a los invitados internacionales por sobre la tradicional competencia. El "Puma" Rodríguez y su mítica frase "A veces hay que escuchar la voz del pueblo".
Desde la inicial Lira de Oro se pasó a La Gaviota en 1969, la cual también reemplazó al Arpa de Oro de la competencia folclórica.
A partir de entonces el nuevo trofeo sería la marca del evento, más vinculado simbólicamente a la ciudad balneario y con una forma claramente imponente. Aquel premio era exclusivo para la competencia y le aportaba un valor especial. Sin embargo, El Puma cambió todo al exigir, tras largos minutos de espera y la resistencia de la alcaldesa Eugenia Garrido, que el ave plateada llegara a sus manos, siendo el primero de un show internacional en obtenerla.
Después de ello se transformaría en casi una tradición: Se "chacreó". Incluso le dieron una a Enrique Iglesias y éste terminó lanzándosela al público.
Este año ya quedó más que claro que el nivel de la competencia está en constante baja. Con temas de toque festivalero que tienen a intérpretes más enfocados en hacer carrera en el pop que en contar con repertorio de calidad. Frente a ello agregan parafernalias como vestimentas y bailarinas. "Hipnotized" de Canadá parece sacada de una mala serie cómica de TV; mientras que la rumana "Rumadai" (foto) aspira a ser un himno gay que calza perfecto para rutina de los Blondon Boys. La inglesa "Over the line" toca la fibra adolescente y al menos por ese lado sale airosa. La mexicana Ninah hace de la mujer rockera una caricatura para RBD. La chilena "Solicitud de amistad" es una salsa comercial, no de aquellas con contenido como las de Colón o Blades.
Para colmo, las interpretaciones han dejado bastante que desear. Además se instauró un sistema de votación en directo, que hace que la competencia se parezca más a un "American idol" que a un evento internacional.
SALIR A BUSCAR
Incluso este año la Sociedad de Derechos de Autor envió una misiva reclamando por la falta de transparencia de la competencia. Incluso, plantea eliminarla.
Los organizadores pueden decir que la convocatoria fue abierta y que eso es lo que llegó. Sin embargo, si se quiere avanzar no deberían conformarse con ello, sino plantear equipos que busquen talentos, cual observadores del fútbol, para que lleven algunas canciones inéditas más interesante.
Lo más triste es que queda la impresión de que no hay más talento en el país. Incluso en nuestra Región vemos composiciones que superan por lejos a lo visto en Viña. La competencia folclórica resulta más atractiva, no por innovación, sino por la difusión de los ritmos del continente. Algo es algo.