Secciones

Con una ceremonia en Alto Río y una marcha se conmemoraron los 4 años

Mónica Molina, presidenta de la Fundación Alto Río, recibió llamada del Presidente. Dijo que fue sólo un saludo y que le parece un gesto "un poco tardío".

E-mail Compartir

Suman ya tres años desde que la Fundación Alto Río conmemora el día en que, tras un terremoto magnitud 8.8, el edificio del mismo nombre se desplomara, quitando la vida a ocho personas. Fue el único edificio en el país que colapsó esa madrugada.

Y los sentimientos son, tal como dice la representante de la Fundación, Mónica Molina, combinados. "Siempre es triste recordar haber sido víctima de la negligencia de profesionales de la construcción, pero por otro lado también nos embargan emociones de satisfacción al ver lo que hemos podido lograr como víctimas. Hoy la fundación organiza la conmemoración, y trabajar en el contexto de la fundación es una muestra de la resiliencia, de la fortaleza y visión de las familias que vivían en este edificio", dijo.

Este año, y a modo simbólico, se instalaron, a partir de las 20.30 horas, ocho tótems en los lugares donde fueron encontradas las víctimas fatales del derrumbe.

Del mismo modo, con una marcha desde la Plaza Independencia, Andha Chile Democrático y el Partido Igualdad conmemoraron los cuatro años de la tragedia, junto a otras actividades en la zona.

El cuarto año también fue conmemorado en la zona, con la visita del Presidente Sebastián Piñera, quien además de entregar la cuenta pública de la Reconstrucción en Tumbes, celebró un almuerzo con parlamentarios aliancistas de la zona.

En ese minuto, el diputado Frank Sauerbaum se comunicó con Mónica, con quien mantiene una estrecha relación desde el mismo terremoto, y fue quien le ayudó a contactarse directamente con los Ministerios de Interior y Vivienda. Durante la llamada, el Presidente le pidió conversar con la representante de Alto Río.

"Fue eso, un saludo, nada más que eso", relata Molina. Y, agrega, a dos horas de iniciarse la conmemoración, "me parece que es un gesto un poco tardío, pero de todas formas lo valoro".

Su trabajo y el de sus vecinos siempre fue autónomo, e incluso difícil, pues las puertas nunca se abrieron directamente, dijo. "Nunca pensé en tener un contacto con el Presidente, y menos terminando su mandato", cerró.

Un rato antes de la actividad de Alto Río, otras organizaciones también hicieron actos. Pasadas las 18 horas comenzaron a juntarse quienes acudieron al llamado de Andha Chile y del Partido Igualdad, quienes convocaron a una marcha. El punto de encuentro fue la esquina de Aníbal Pinto con Barros.

Fueron más de 300 las personas que llegaron, quienes caminaron desde calle O'Higgins hasta Prat, donde avanzaron hasta Los Carrera, para luego caminar hasta la población Aurora de Chile.

Junto a los participantes locales se encontraba un grupo de deudores habitaciones de La Pintana, que llegó a solidarizar con la gente del Bío Bío.

Roxana Miranda, la ex candidata presidencial de Igualdad, reiteró sus críticas al proceso de reconstrucción, el que cuestionó en la mañana cuando el Presidente realizaba entrevistas con los medios de comunicación. Agregó que estarán atentos a los que hace Michelle Bachelet en esta materia.

Cañete fue otra comuna que tuvo damnificados. Ayer el municipio conmemoró la fecha con una ceremonia ecuménica y una rogativa mapuche

Vecinos porteños reviven madrugada del 27/F y llaman a rescatar lo positivo

Como todos los años, hay vigilia y reflexión a la orilla del Canal Ifarle de la ciudad puerto, el que se desbordó por el tsunami.

E-mail Compartir

Son las 3.34 del 27 de febrero de 2014. La noche es helada, al igual que en aquella jornada de 2010. Al borde del canal Ifarle de Talcahuano el escenario es totalmente distinto al de hace 4 años a la misma hora. Esta vez las calles son silenciosas, las veredas son planas y los postes del alumbrado público se erigen con fuerza hacia las alturas.

A su vez, ahora la luna pareciera que quiere pasar desapercibida, cuestión que contrasta con el esplendor que mostró cuando, en 2010, iluminó el camino de todos aquellos que buscaban refugio en terrenos altos, mientras comenzaban a salir las primeras informaciones de lo sucedido a través de las viejas radios a pila.

A la orilla del canal Ifarle, el que se desbordó producto del tsunami inundando cientos de casas de las poblaciones aledañas, aparecen algunos grupos de vecinos. El motivo de su peregrinación, dicen, es mantener vivo el recuerdo de esos chilenos que perdieron la vida a partir de las 3.34 horas del megasismo.

Jenny y Fabiola viven hace 18 años en la población San Marcos del puerto. Cada una porta una vela en sus manos, acto que lo repiten por cuarta vez, pues desde 2011 que año a año salen hasta la orilla del Ifarle a recordar todo lo vivido la trágica madrugada del terremoto y todo lo que pasaron los días posteriores a éste.

"Los otros años había harta gente en la calle a esta hora (3.30) debe ser el frío o porque las personas poco a poco comienzan a olvidar", comentan estas vecinas y amigas.

"Recuerdo todo: habíamos tenido una junta con los vecinos y a las 3.25 me acosté, prendí la tele y la apagué minutos después. En eso vino el movimiento. Se nos trancaron todas las puertas de la casa, tuvimos que romper incluso la de la pieza de mis niñitas, que estaban en el segundo piso. Yo salí con mis hijas a la población Las Amapolas (sector Denavi Sur) durante la noche. Regresamos tipo 6.30 de la mañana y nos encontramos con que se había salido el agua del canal", relata Jenny, agregando a su historia que "luego, a las 7.10, estábamos en la casa viendo lo que se había destrozado cuando nos avisa el hijo de Fabiola que venía una nueva ola. Esa nos pillo dentro de la casa. El agua inundó cerca de 80 centímetros, perdimos todo lo del primer piso… Me quedé casi sin fotografías familiares, pues ahora que todo es digital, se almacenan en computadores y esos los perdí por el agua".

Fabiola, quien trata de mantener prendida una vela al interior de una botella plástica, sigue atenta la conversación de su amiga, expresando que "la mayoría de los vecinos salieron de sus hogares esa noche. Con mi familia nos quedamos en la casa. Vimos las cuatro olas. Cuando comenzó a salir el agua no nos entró a la casa. Aparte que mi hijo mayor taponió la entrada principal de la casa con todo lo que encontraba: ropa, frazadas, etc".

Hoy, estas amigas dicen que es necesario el emprender un momento de reflexión sobre todo lo sucedido tras el terremoto y tsunami que dejó destrozada a la comuna puerto. Aseguran que de lo trágico se debe sacar algo positivo, lo que se traduce en la mejor convivencia que hay entre los vecinos del sector.

"El primer año salimos como a las 12 para hacer vigilia. Luego, el segundo año hicimos una fogata en una lata de un horno. Trajimos café, comida. A las 3.34 hacíamos una oración y prendíamos las velas hasta tipo 4 de la mañana, cuando nos íbamos a nuestras casas", cuenta Fabiola.

Al mismo tiempo ,Jenny hace énfasis en que "del terremoto uno tiene que sacar las cosas buenas de lo que pasó. Nosotros, como vecinos, teníamos súper poca comunicación. A causa del terremoto nos conocimos más y nos hicimos de buena amistad. Lo que nos motiva es que uno no debe olvidar. A la gente se le ha olvidado que pasamos momentos terribles y necesitamos de los vecinos, tener contacto entre nosotros, conocernos y tratar de ayudarnos. Pese a todo es muy buena la amistad que surgió después del terremoto".

Jenny y Fabiola se retiran a sus hogares cuando el reloj marca cerca de las 4 de la mañana. 100 metros a su derecha y afirmados en un cartel se encuentran Nelson y Graciela, quienes después de 10 años viviendo en San Marcos se habían marchado a San Vicente, lugar donde Graciela pasó el 27/F. "Recién estábamos conversando que ya son cuatro años desde que pasó esto, pero pareciera que pasó ayer", comenta este matrimonio.

"Yo estaba sola con una amiga despidiendo las vacaciones en mi casa de entonces en San Vicente. Fue todo muy rápido. Al otro día nos dimos cuenta de todo lo que pasó. No fue tanta la sensación de miedo, sino la energía de querer salir arrancando. Uno no piensa más allá. Por mi parte nunca pensé que iba a llegar un tsunami, nunca se me pasó por la mente", dice Graciela.

Mientras el olor a cigarrillo acompaña la conversación, Nelson mantiene la mirada fija en el Ifarle y no deja escapar detalle de lo que hay en el canal... Mientras tanto, el frío hace sentir más y más su presencia a medida que avanzan los minutos.

"Ahora hay un cambio. Si te fijas, adentro del canal hay pajaritos cantando, se comunican entre ellos. Es una señal entre lo que pasó hace cuatro años atrás y lo que ha pasado después. La luna también no es la misma. Ahora ni se ve y la noche del terremoto teníamos una luna llena", sumó este tripulante de una embarcación pesquera de la zona, la que esa madrugada se encontraba navegando camino a Coronel, para recalar en el puerto a las 8 de la mañana.

"Intentaré bajar al canal para prender una vela junto a la orilla", concluye Nelson, mientras con sumó cuidado intenta concretar la acción.

Tras la madrugada del 27 de febrero de 2010, la postal del sector de Salinas, San Marcos, San Marcos 2000 y Vegas de Perales, entre otras poblaciones, era totalmente distinta a la de la madrugada de ayer. Tras el desastre, los vecinos estuvieron varias semanas contemplando cómo el cuerpo de agua llenó sus casas con peces y barro, el que también tomó presencia entremedio de cuadras y cuadras de veredas reventadas producto del sismo.

Cabe recordar que la mayoría de los puentes que hay en el sector se vieron dañados, también como consecuencia del terremoto, por lo que la locomoción colectiva y particular tuvo que buscar vías alternativas durante varias semanas para poder transitar por ese lugar.