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Deportes en verano

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Se ha convertido en una tradición que durante los meses de verano, y especialmente en febrero, se realice en el Gran Concepción una serie de actividades deportivas que colaboran con la oferta turística de la ciudad y de la Región del Bío Bío, además de disfrutar de una convocatoria que resulta difícil de conseguir bajo otras condiciones. Una de ellas, por ejemplo, es el Abierto Internacional de Golf del Club La Posada, que comienza este jueves y que se prolongará hasta el domingo, con la presencia de los mejores exponentes del país y varios especialistas sudamericanos.

Lo anterior es legítimo y valedero, porque en algunos casos se trata de promover disciplinas que carecen de la popularidad de deportes como el fútbol, que en tiempos normales es también el que arrastran mayoritariamente el interés y los recursos de los auspiciadores.

No es desconocido que las especialidades que viven casi de manera absoluta en el terreno de los aficionados deben buscar el buen sistema de financiamiento en la estela que deja el derrotero del llamado deporte rey, por lo que se les hace inevitable ganar espacios como los que ofrece el Gran Concepción en estos meses de verano y presencia masiva de visitantes.

Es legítimo que lo hagan, porque la base para cualquier actividad de este tipo está en el entusiasmo que despierte su práctica entre aquel público dispuesto a adoptarla. Si se consigue atraer adeptos resulta más factible aspirar a la conquista de recursos, porque de lo contrario a estas disciplinas se le continúa viendo como algo exclusivo de pocas personas.

Presentadas así las cosas, se puede pensar que el deporte local puede crecer con mayor fuerza y en más direcciones en la medida que la actividad que se observa en el verano se extienda a lo largo de la mayor parte del año, especialmente mediante la enseñanza básica y media.

Hay muchos deportes que pueden ser practicados en la zona en la medida que exista la disposición de ponerlos al alcance de los niños, niñas y adolescentes, aunque hay que tener claro que esto depende mucho de la presencia de instructores y árbitros, sobre todo en el caso de los juegos que resulten novedosos. Indudablemente, los establecimientos y espacios ya existen, aunque muchas veces no se les quiera ver.

Lo fundamental, realmente, es el interés por hacer este trabajo.

Periodismo en la mira

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La crisis venezolana solo prueba que, pese al avance tecnológico en materia de información, los medios tradicionales -en especial los escritos- siguen siendo una poderosa herramienta de defensa del pensamiento democrático. Por eso mismo, se les combate. Nicolás Maduro no ha dejado dudas: "Me van a llamar dictador, pero vamos a endurecer las normas para que se acabe el amarillismo y la propaganda que se alimenta de la sangre y la muerte". Había apuntado sus dardos contra un canal colombiano. Ahora los dirige contra CNN.

Todos los gobiernos, cualquiera sea su signo o la forma cómo llegó al poder, consideran casi invariablemente a la prensa libre como una amenaza. Hoy, en Estados Unidos, la divulgación de informaciones obtenidas clandestinamente por los servicios secretos se considera un peligro para la seguridad nacional. Otras democracias quieren menos denuncias y más "responsabilidad".

Pero el riesgo para el periodismo no solo proviene de los poderes oficiales. Los regímenes que coartan la labor informativa suelen coincidir con los hechos y dichos aún más amenazantes formulados por delincuentes y narcotraficantes.

Un comentarista de El País acaba de plantear una dolorosa constatación: después de la primavera democrática de los años 80 y 90 del siglo pasado, "los índices de libertad de prensa latinoamericana… han descendido consistentemente en este siglo".

Ello casi no afecta a los chilenos, aunque nunca se debe bajar la guardia. Lo que ocurre es que la ley de prensa vigente, a pesar de sus insuficiencias, protege efectivamente la libertad de expresión. Al revés de la legislación anterior, marcada por la sospecha contra los eventuales "labusos de publicidad". Pero no es así en otros países.

Lo más grave, según el mismo comentarista de El País, Héctor E. Schamis, es que en las restricciones, en regímenes democráticos, las manejan de manera arbitraria funcionarios de gobierno, verdaderos "comisarios políticos".

En Argentina, la autoridad tiene al grupo Clarín en la mira. En Venezuela, el control de divisas impide a los periódicos opositores importar papel. En Ecuador, la legislación sanciona a periodistas que investigan a funcionarios públicos. Así ocurrió con una caricatura del humorista Xabier Bonilla. A su colega chileno Hernán Vidal (Hervi), no le pareció bien el enojo del Presidente Correa, que trató a Bonilla de "sicario de tinta y enfermo"…que se disfraza "de caricaturista jocoso para destilar su odio".

En la vereda del frente, las cosas no van mejor. Los periodistas mexicanos sufren el acoso de los narcotraficantes (más de 70 profesionales han sido asesinados en los últimos 12 años) y en Brasil, según recordó Reporteros Sin Fronteras, cinco periodistas fueron asesinados en 2013. En Venezuela, la violencia callejera ha ocultado las protestas de los periodistas. A fines de enero y a mediados de este mes, han salido a la calle con decidoras pancartas: "Agoniza la prensa en Venezuela" y "Sin papel no hay periódicos".

Defienden la libertad de expresión… y también sus puestos de trabajo.