La importancia de la Inspección Técnica de Obras
Es una costumbre que las grandes construcciones del Estado se atrasen, y pareciera ser que a nuestras autoridades les resultara indiferente esta situación.
La cultura del incumplimiento de los plazos es común, y las justificaciones sobran con el único fin de ocultar la verdad. Sólo importa inaugurar.
Por otro lado, los organismos fiscalizadores guardan silencio al cruce entre lo político y lo técnico. Preocupa esta sensación de indiferencia, ya que un atraso produce costos hundidos, aumentando perjudicialmente el presupuesto final del proyecto.
Fortalecer la contraparte técnica responsable de la inspección a pocos pareciera interesarles. Los años de experiencia y estudios, que deben poseer los profesionales especialistas en estos temas, debería ser el objetivo de quienes asumen como Unidad Técnica para estos contratos. Ello permitiría que el actuar de sus ITOS (Inspectores Técnicos de Obras), realicen una función con eficiencia y calidad, propia del celo que debe cumplir un funcionario que abraza el servicio público.
Este mundo globalizado y altamente competitivo ha permitido desarrollar nuevas tecnologías en gestión y ejecución, facilitando a la inspección velar por el cumplimiento del avance físico y financiero del proyecto, incorporando al mundo de la construcción software de última generación, que agilizan los procesos, ahorrando costos y plazos.
Estos últimos años vemos algunas empresas constructoras que han visualizado un Estado "permisivo", con una inspección técnica en muchos casos débil por la poca experiencia y personalidad, con bajo soporte tecnológico de última generación (Last Planner y otros), que les permita al menos respaldar el control del plazo, el costo y la calidad de la obra.
La industria de la construcción deberá mejorar su calidad en la ejecución de sus productos, principalmente su actitud y servicio hacia sus clientes. La eficiencia debe reemplazar la forma tradicional de enfrentar las propuestas, no sólo basada en sus ganancias, también incorporando parámetros que busquen un buen desempeño y control, para satisfacción del mandante.
Cuando asumamos solidariamente una cultura de mejoramiento continuo en nuestras actividades, dejaran de ser noticias el malestar por los atrasos en avances de obras como el Estadio, la postergación de la Torre del Hospital y otras. A partir de ese momento, la relación contractual mandante y contratista estará basada en la confianza, buena fe, responsabilidad y voluntad para entender y aceptar la realidad de la contraparte.