Tres películas nacionales consideró la muestra lebulense. De nuestra zona participó "Huesos rotos" de Ricardo Mahnke. Obra meritoria, que debiera tener símiles nacidos en el Bío Bío.
Una de las tantas virtudes del Festival Internacional de Cine de Lebu -que desarrolla versión número 14- es brindar un espacio para que algunas cintas nacionales se vean por primera vez, y ante un público de especialistas de distintas partes del mundo.
Ciertamente es una gran ventana, aunque muchos casos siguen optando por eventos extranjeros o las citas chilenas como Valdivia o el Sanfic. De este modo, lo que se ha visto es más bien un trabajo hecho a pulso y con miras a audiencias más específicas.
El primer estreno nacional fue "Perfidia", una historia de terror dirigida por Lucio Rojas, y que contó con la presencia de la protagonista Catherine Mazoyer. La recepción fue más bien tibia pese a la trama intensa y el ingrediente psicológico. Ello debido a algunas fallas de orden técnico, que debieran perfeccionarse en el futuro.
La noche del miércoles fue el turno de la única película hecha en la Región del Bío Bío que debutó en Ficil: "Huesos Rotos".
La película dirigida por Ricardo Mahnke tampoco muestra los atributos necesarios para enmarcarse entre los estrenos de primera línea. Esto debido a cierta precariedad en aspectos de producción, así como algunas escenas concretas que hacen que se pierda el realismo del relato, como puede ser un hombre encerrado en una habitación con una puerta de vidrio.
Las motivaciones de los personajes tampoco quedan del todo claras, como el caso de un doctor dispuesto a arruinarse la vida por apropiarse de una casa en Tomé.
Aún así el producción de Mahnke tiene varios méritos, incluyendo un buen trabajo actoral de Alejandro Trejo y Luis Dubó. También la capacidad de atar los cabos sueltos que van apareciendo en la historia de un ex preso político que regresa a Tomé y se encuentra con el hallazgo de unas osamentas.
Detrás de ello surge una pareja de jóvenes que se ve envuelta en una serie de intrigas ligadas a un centro cultural que alguna vez fue un lugar de detención.
Tras un buen momento final, quedan algunas incógnitas para que el espectador llene vacíos por cuenta propia, algo meritorio y efectivo que obliga a mantenerse en el relato una vez que baja el telón. Fue tras ello que conversamos con el director sobre su impresión tras la proyección lebulense.
CONTAR UNA HISTORIA
"Hablar de estreno nacional o internacional, como aparece en el programa, es muy bueno, pero lo cierto es que no es tan así, pues no tenemos ningún plan de difusión o de distribución. Sólo la presentamos acá, porque nos invitaron, pero no hay una mayor proyección salvo que luego nos inviten a otros eventos similares", contó Mahnke, gestor de títulos como "La luna al final de la calle" o "Galaxia Tomé", también filmadas en esa comuna.
- La historia. Siento que me estoy encaminando mejor a lo que quiero contar, al cómo abordar los temas que me interesan. Además, está la confianza que te brinda trabajar con artistas talentosos y profesionales, lo cual no es una exigencia o dificultad, sino una enseñanza y un alivio. Hoy estoy feliz por la experiencia acumulada, el trabajar con actores de primer nivel y contar una historia que me interesa. No cometí ciertos errores que por inexperiencia se dieron en mis obras anteriores (...) Quizás cometí otros y aprenderé para la próxima.
- No sé cuánto costó, pero fue bastante poco. Me costó más conseguir los pocos recursos con los que conté. Si me hubiesen pasado fondos de una vez habría sido más fácil, pues luego no se puede contabilizar lo que usas en la luz de tu casa, en traslado o en un pago para algún actor. Además, que en el último festival aprendí a no decir el valor, pues depende de la película. En Hollywood lo hacen, porque se refleja en la taquilla, pero si acá digo que es muy poco entonces asumirán que es mala Si digo que fue mucho va a generar más expectativas y no la van a encontrar tan buena. Asumen que es de bajo costo, pero eso igual son unos 50 millones, y acá no es ni el 10% de eso.
Un punto que pretendía dejar claro es que no es necesario contar con un fondo público para hacer una película con grandes actores.
"Tenemos que hacer muchas películas, no pretender siempre hacer la gran película de tu carrera. Hay hartos realizadores en Concepción, pero no hay casi nada de producción. Piensan que es muy caro, pero con cualquier cámara puedes hacer una. El problema de hoy es contar una historia, no hay desarrollo de un guión. Ese fue mi fuerte a la hora de conseguir algunos apoyos o entusiasmar a Luis Dubó", resumió.
FALENCIAS PENQUISTAS
Salvo algunas excepciones, la impresión que queda en eventos como el Ficil, es que el Bío Bío aún está en deuda con la producción cinematográfica.
Si bien pueden surgir críticas al trabajo de Ricardo Mahnke, las cuales él suele recibir con ánimo constructivo; tiene razón al quejarse por la ausencia de otros talentos.
"No sé qué es lo que ocurre, si hay fallas en los institutos, falta de lectura para hacer guiones o poca confianza por ser de regiones. ¿Por qué no se hacen más películas en Concepción?, ¿por qué siempre tengo que ser el único que anda estrenando películas? Más que un honor siento que soy el único que anda dando la hora. Lo que me gustaría es que se diera una creación de audiencias de forma natural en base a una mayor oferta de películas, pues veo que a los estrenos locales si va gente. Con más producciones habría un mayor público, el problema es que está pasando mucho tiempo".
Una luz en la oscuridad puede ser el trabajo a nivel de cortometrajes con que los nuevos realizadores de la zona dan sus primeros pasos.
Ello es lo que se ha podido apreciar en la competencia de Ficción Regional con tres títulos. "Levantar" de Georgina Pérez tiene la virtud de aprovechar la contingencia del terremoto, para explorar las heridas emocionales de sus personajes. "Muñecas" de Erwin Peña alcanza a ser sólo un suspiro donde destaca el ambiente tétrico y elegante en la línea del nuevo terror español. "Quedan asientos" de Pamela Arévalo prácticamente no tiene una historia, sino es más bien un retrato de personas anónimas que coinciden en el cotidiano de un viaje en micro.
Son los representantes locales en un listado que incluye filmes de Arica a Valdivia, con casos de buen nivel y participación de consagrados.
Una competencia ardua que da cuenta de las dificultades que quedan por superar a la hora de poner a Concepción como un semillero de futuros cineastas. Lebu cumple con dar la vitrina, pero también hay responsabilidad de otros festivales y muestras de la Región.