Horarios para dormir y comer se alteran durante las vacaciones. La paciencia y la tolerancia ayudarán a que los niños vuelvan sin problemas a sus prácticas habituales.
Quedarse hasta altas horas jugando o viendo televisión, levantarse más tarde de lo usual, y comer a deshoras son parte de los cambios que vienen asociados a la rutina diaria de los niños durante las vacaciones.
Es por esto que una de las mayores dificultades de los padres es lograr volver a acostumbrarlos a al horario de la temporada escolar.
Lo anterior se ve particularmente acentuado con el inminente retorno a clases.
En muchos casos esto trae consigo discusiones entre los menores y sus padres, debido a que no están de acuerdo con volver a dormir temprano, lo que no sólo responde a un capricho, sino que a la dificultad de conciliar el sueño.
Según explicó la coordinadora de la carrera de Psicopedagogía de Inacap Concepción-Talcahuano, Maryorie Leplat Zamora, lo primero que se tiene que tener claro es qué es una rutina: "es toda aquella actividad que se hace todos los días y que se convierte en hábitos. Son siempre las mismas, con la misma secuencia y generalmente la hacemos a la misma hora".
REPARTIR TIEMPOS
Tener una rutina establecida permite a los niños aprender sobre el mundo que les rodea, facilita la anticipación y además fortalece la relación padres e hijos, ya que está relacionado con las reglas y límites en el hogar.
"Los niños que crecen sin una rutina diaria o sin límites están constantemente buscando y probando hasta dónde pueden llegar, especialmente si están haciendo algo que les gusta, por ejemplo, si están viendo televisión, jugando en el computador o jugando afuera. También se resisten a asumir sus responsabilidades como recoger sus juguetes o hacer las tareas, entre oras actividades", sostuvo la psicopedagoga.
Para evitar estos conflictos es fundamental comenzar a establecer rutinas. ¿Cuándo? "Desde que los niños nacen", afirmó la especialista.
Estas primeras rutinas están directamente relacionadas con necesidades físicas, tales como comer, dormir o dormir.
"A medida que los niños van creciendo le debemos agregar horas de juego, ver televisión, entre otras. Los límites le indicarán al niño que toda actividad tiene una duración. Y esto, a largo plazo, permitirá establecer un orden en la vida. Además ayudará a darle a los niños mayor seguridad frente a la incertidumbre", detalló.
Sin embargo, junto con reconocer la importancia de crear rutinas, especialmente para cuidar las horas de sueño, es necesario acordar los tiempos adecuados para cada actividad, hecho que corresponde a uno de los mayores desafíos.
La coordinadora de la carrera de Psicopedagogía de Inacap explicó que en este punto es necesario hacer, en conjunto con los niños, un listado de todas las actividades que ellos deben y quieren realizar, tales como ir al colegio, hacer tareas, practicar algún deporte o ver televisión, para luego irlas ordenando de acuerdo a las prioridades.
Sobre lo anterior la experta aseveró que siempre hay que ir explicándoles a los niños el porqué de cada actividad.
De esta manera se puede ir, adecuadamente, inculcando la organización. "Ojo eso sí con imponer actividades. Debemos equilibrar y no olvidar que nuestros hijos son niños", comentó.
ACOSTUMBRARSE
En un verdadero trauma se puede convertir el término del período de vacaciones, la vuelta a clases de los niños, y la rutina de la familia.
"Sólo queda un suspiro para que lo anterior se materialice", añadió la psicóloga y orientadora familiar Magaly Cerda Lamig, quien aclaró que si se toman algunas simples medidas no se producirá estrés.
De hecho, la experta sostuvo que a través de prácticas sencillas es posible conseguir reiniciar los hábitos diarios de mejor forma.
"En muchos casos sucede que durante las vacaciones los niños se acostumbran a irse tarde a la cama, por lo que es muy probable que ahora proteste al ver que lo acuestas más temprano. Para que esto no ocurra se debe cambiar la hora de ir a dormir de forma paulatina", recomendó Magaly Cerda, por lo que se debe considerar que quedan aproximadamente dos semanas, tiempo suficiente para ajustar los horarios tanto de acostarse como para levantarse más temprano.
Para favorecer el acostumbramiento a la rutina de clases, una buena idea es tratar de darles las comidas en los horarios que tendrán para ello en el colegio, de modo de que su estómago y digestión se vayan acostumbrando a este ritmo.
La orientadora familiar señaló que es importante conversar con los niños sobre la importancia del regreso a clases, indicándoles los aspectos positivos, como el reencuentro con sus amigos y las nuevas cosas que aprenderán, entre otros.
En el caso de los más pequeños, los padres juegan un papel preponderante, ya que son quienes deben motivarlos y estar alertas en caso que detecten que algo no anda bien con sus hijos, ya que se pueden producir ciertas situaciones de incertidumbre provocando miedos o inseguridades.
Lo mencionado se debería a que se trata de un período de adaptación, por lo que los padres "deben estar atentos a apoyarlos, escucharlos, trasmitirles tranquilidad y seguridad, asumir un rol de guías, explicarles las cosas positivas que les espera en sus nuevas actividades escolares".
A pesar de las dificultades que este proceso trae, se debe estar conscientes de que las vacaciones, de por sí, traen consigo cambios en los hábitos, tal como sucede con la disciplina y los horarios.
La clave es tener paciencia, sostuvo la psicóloga, ya que eso permitirá volver a rutinas como levantarse temprano, llevar los niños al colegio, irlos a buscar y ayudarlos en la organización de sus tareas.
Asimismo, aclaró que "la tolerancia será fundamental para la adaptación a este nuevo año que comienza en la vida familiar".
La psicopedagoga Maryorie Leplat explicó que las personas que tienen un sueño reparador aumenten su capacidad de memoria y de aprendizaje, "desde este punto de vista podríamos decir que el sueño permite sellar los aprendizajes".
Los niños que no duermen bien y la cantidad de horas necesarias -que deberían ser entre 8 y 10 horas- pueden presentar alteraciones físicas y conductuales, lo que perjudicaría que la información llegue adecuadamente al cerebro.
"Al igual que comer, dormir constituye parte de las necesidades humanas básicas que deben ser satisfechas como menciona Maslow en su teoría de la motivación. Si un individuo no tiene satisfechas las necesidades de alimentación y sueño, será difícil que pueda concentrarse en otro tipo de tareas", agregó.
Es por esto que si los niños no duermen, no podrán desempeñarse con su mayor potencial, ya que su organismo no funcionará adecuadamente.