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Hipertensión peligrosa

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Un análisis publicado por el International Journal of Epidemiology, advierte de los peligros que presenta hoy la hipertensión para el ser humano, a riesgo de convertirse en una enfermedad con características epidémicas, cuyos alcances pueden ser incluso más serios que los del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

Esto, porque las muertes por este virus decrecen gracias a los tratamientos y la conciencia que existe al respecto, a diferencia de lo que ocurre con la hipertensión arterial. Es por eso que, según la publicación y expertos en el tema, el riesgo está en que existe una "negación del problema", una falta de conciencia general respecto a sus efectos.

Un trabajo de los médicos Paula Rojas, Joaquín Montero y Philippa Moore, publicado por la Escuela de Medicina de la Universidad Católica, explica que la hipertensión arterial "es considerada como uno de los 16 problemas de salud prioritarios definidos por el Ministerio de Salud en 1997. Su importancia radica en la magnitud del problema y en su rol causal de morbimortalidad cardiovascular, primera causa de muerte en Chile. Es la enfermedad crónica más común en nuestro país."

Es por eso que cobran relevancia los programas que el sector público pueda impulsar para promover una vida sana. El Estado puede manejar múltiples herramientas para conseguir este objetivo. Recientemente, el Presidente Sebastián Piñera destacó los efectos del programa "Elige Vivir Sano", cuyos resultados -según destacó- están en sintonía con un estudio que revela que un 70% de los chilenos considera que hoy su vida es más saludable que hace diez años.

Pero el trabajo para controlar y derrotar la hipertensión presenta múltiples aristas para el sector público. Además de programas para una adecuada alimentación, exige la promoción de estilos de vida saludables, donde la posibilidad de practicar actividad física es indispensable, junto con el facilitar el acceso a medicamentos, cuando estos se hacen necesarios.

Y finalmente, tomar y hacer conciencia, crear cultura respecto a la gravedad de la hipertensión, como una enfermedad silenciosa que puede matar. Los estilos de vida actuales hacen que se convierta en una enfermedad silenciosa, pero que puede ser más devastadora que muchas otras.

¿Informe preelaborado?

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Como se sabe, el 16 de enero una delegación del Vaticano compareció ante el Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño con sede en Ginebra, para explicar cómo la Santa Sede ha afrontado los casos de pedofilia que se han dado en la Iglesia.

Posteriormente, el 5 de febrero, este Comité ha elaborado un durísimo reporte -además, con un lenguaje y una publicidad inusitada para este tipo de documentos, que suelen pasar inadvertidos para la opinión pública-, en que critica que la Santa Sede no haya tomado todas las medidas necesarias para combatir este problema, acusándola así de violar la Convención de Derechos del Niño. Y como si fuera poco, y saliéndose de sus competencias, reprocha severamente al Vaticano por sus enseñanzas respecto de la sexualidad, la familia, el derecho de los padres de educar a sus hijos y el aborto. En suma, se trata de un festín de ataques y críticas contra la Iglesia Católica.

A tal punto ha llegado esta situación, que el mismo Vaticano ha hecho una declaración bastante fuerte sobre el aludido informe, al que califica de "anómalo". Ello, no sólo porque en él no se menciona ni siquiera tangencialmente, todo lo que ha hecho la Iglesia en los recientes años (de acuerdo a las respuestas escritas y orales que los representantes del Vaticano dieron en su momento), como reconocer errores, renovar las normativas y desarrollar medidas formativas y preventivas (lo que no ha hecho ninguna otra institución en el mundo), sino que en palabras de su portavoz, Federico Lombardi, debido a que en el reporte "se ha dado mayor atención a las organizaciones no gubernamentales (ONG), con prejuicios negativos hacia la Iglesia católica y al Vaticano, que a la posición de ésta".

Incluso señala que este modo de proceder da la impresión de que el informe estuviese "prácticamente ya escrito o por lo menos netamente enfocado". Lo anterior, sin perjuicio de no haber tomado en cuenta "la naturaleza específica de la Santa Sede", por tratarse de "una realidad diferente a la del resto de los Estados".

No obstante todo lo anterior, Lombardi ha declarado que la Iglesia continuará su compromiso para que se aplique la Convención de Derechos del Niño y mantendrá un diálogo abierto y constructivo con todos los organismos internacionales.

¿Casualidad? Parece difícil. En realidad, esto es parte de una campaña global de desprestigio contra la Iglesia Católica. No se trata de esquivar culpas, pero las cosas deben verse en su justo contexto.

De esta manera -aunque se trata de un problema algo distinto-, si hace poco en Estados Unidos se reconocía que una de cada cinco estudiantes ha sido víctima en algún grado de abuso sexual en las universidades del país, totalizando cerca de 22 millones de mujeres, y que sólo el 12% ha sido denunciado, parece que en el presente caso existe una clara animadversión y una atención desproporcionada hacia la Iglesia Católica.