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Evitar riesgos es lo mejor para salir de vacaciones tranquilos

Traumatismos por piqueros y enfermedades infecciosas producto del cloro son algunos de los inconvenientes a los que hay que estar atentos en piscinas. Si la casa va quedar deshabitada lo mejor es visar a vecinos.

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Aunque el verano es época de diversión, si no se toman en cuenta las medidas de seguridad, pueden generarse accidentes.

No siempre es necesario alejarse para enfrentar peligros. Las mismas casas son otro escenario de posibles accidentes, en especial porque pueden pasar varios días solas mientras sus habitantes están de viaje, por lo que es fundamental ser capaz de detectar riesgos, de manera de poder eliminar las causas que los generan (ver recuadro).

Fuera de las cuatro paredes del hogar, en tanto, los altos índices de asfixia por inmersión respaldan la necesidad de cuidarse en las playas y piscinas.

En Chile durante la temporada veraniega estas cifras llegan a cerca de 700 muertes, donde la mayoría se trata de niños y adultos jóvenes, y casi un 80% son varones.

Además, corresponde a la tercera causa de muerte en menores de 14 años, concentrándose especialmente en niños de 5.

Según comentó Osvaldo Contreras Silva, docente de Enfermería de la Universidad Andrés Bello (Unab), se hace urgente prever todas y cada una de las actividades que el veraneante piense realizar, inclusive aquellas que son muy cotidianas, con el objetivo de evitar el peligro de caídas y golpes.

En ríos, lagos y mar como en las propias piscinas públicas o privadas, uno de los accidentes son los traumatismos, que suelen producirse con los "piqueros", con el consiguiente riego de lesiones medulares y paraplejías".

SEGURIDAD EN LAS PISCINAS

Otro aspecto clave es el acceso a las piscinas, que deben estar resguardadas por un cerco o reja de seguridad de al menos 1.50 metros de altura y tener barrotes a no más de ocho centímetros de separación entre ellos, sin travesaños que permitan escalarla y fuertemente anclada en el piso.

Tal como indicó Osvaldo Contreras, es recomendable que tenga una puerta con cierre automático, "cuando no se utilice hay que cubrirla y poner atención a los bordes o al lugar donde esté instalada, en el caso de que sea una piscina desmontable".

Pero además de los accidentes por inmersión, traumatismos por caídas o golpes contra el borde de la piscina o contra el fondo de la piscina por los piqueros, otro factor negativo son las enfermedades infecciosas de la piel, digestivas, respiratorias, otitis externas y las enfermedades producto del cloro.

De esta manera es que los baños en las piscinas son una acción que debe ser controlada, ya que en caso de ser prolongada podría generar problemas respiratorios y de la piel.

Lo anterior ocurre porque el cloro es un irritante de las mucosas ocular, nasal y bronquial, lo que en niños sanos "aumenta la reactividad de los bronquios y en los asmáticos puede elevar la hiperreactividad bronquial".

Para medir la cantidad de cloro hay varias reglas, pero su concentración debiera estar entre los 0,6 y 1,5 mg/l, con un ph entre 7,2 y 7,8.

En el caso de las piscinas públicas, se puede, además, producir diversos malestares si no se mantienen con una higiene adecuada. En el caso de la piel, pueden aparecer hongos o impétigo, o bien gastroenteritis, salmonelosis, tifoidea, así como infecciones urinarias y vulvovaginitis.

CASA SOLA Y SEGURA

Para muchas personas el panorama de las vacaciones consiste en viajar y alejarse de la rutina. Sin embargo, si no hay nadie que quede en casa, hay que encargarse que, a pesar de quedar deshabitada, esté segura para poder salir con tranquilidad.

La primera recomendación consiste en avisar a un vecino de confianza o familiar que la casa estará sola, dejándole un número de teléfono móvil y el de algún otro integrante de la familia en caso de que sea necesario ubicarle, así como del lugar donde se encontrará.

Junto a lo anterior, es vital efectuar chequeo de los contactos eléctricos, gas y productos químicos, entre otros, lo que puede significar un gran aporte para la seguridad del hogar.

Según explicó el experto en prevención de riesgos de Mutual de Seguridad CChC, Néstor Morales, "para dejar nuestro hogar fuera de riesgo antes de viajar, es fundamental detectar y controlar los posibles peligros, eliminando, en tanto se pueda, las causas que los generan".

- Dejar ordenado antes de salir, sobre todo cerca de escaleras y pasillos, para que al regresar no ocurran accidentes por tropiezos, caídas o golpes.

- Asegurarse que todas las instalaciones eléctricas estén en buen estado, para evitar cortocircuitos. Lo mejor es cortar la energía de toda la casa.

- Botar, o bien, regalar alimentos que necesiten refrigeración y que al estar la casa con la electricidad cortada por un largo periodo, pudieran descomponerse.

- No dejar elementos y sustancias inflamables al sol o cerca de otros elementos con los que pueda hacer reacción y producir incendios.

- Las llaves de agua y cañer

ías deben estar en correcto estado. Si hay problemas en una, lo mejor es cortar el paso de agua en aquel lugar, ya sea baños, cocina, logia, jardín u otros.

- Chequear que el paso del gas en lugares como la cocina o calefon se encuentre cortado.

- Asear y desinfectar con los baños, para evitar aparición de hongos durante su ausencia. También es aconsejable dejar limpios y aspirados clósets, rincones y alfombras, para evitar arañas.

Líquidos sin colorantes ni azúcar son lo recomendable

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Parece frase cliché, pero es toda una verdad: el agua es esencial para la vida. En el caso del cuerpo humano, este contiene un 60% de agua corporal total en la vida adulta, porcentaje que varía con la edad y el tipo de tejido, no obstante este elemento influye en los procesos de todos sus órganos.

Sin embargo, en época de verano, ante las altas temperaturas, el sudor se convierte en un mecanismo de defensa para combatir este efecto.

Pero en la sudoración se pierde mucho más que agua, ya que muchos minerales importantes también son arrastrados.

Es por esto que la mayor recomendación durante esta temporada es aumentar el consumo de líquidos.

El académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción , Felipe Albarrán detalla que el agua se considera el solvente universal, debido a que en los sistemas biológicos, todos los procesos fisico-químicos característicos de la vida requieren de dicho medio para que tengan lugar.

El riñón y las vías urinarias, junto al sistema excretor digestivo, son algunos de los órganos clave en el balance de agua corporal.

"Además, se debe considerar que ser humano posee dos compartimientos líquidos que constituyen el interior de las células, llamado LIC, y el medio que rodea a cada una de nuestras células y que se denomina líquido extracelular o LEC, que es el responsable de proporcionar las condiciones fisiológicas necesarias para contribuir a la estabilidad para el funcionamiento normal o armónico del organismo o bien, favorecer la homeostasis" explicó Albarrán.

El consumo de agua debe ser de preferencia agua sola, aunque no se excluyen otros líquidos, con la salvedad de que no contengan azúcar.

Aunque dicha ingesta líquida debe realizarse todas las temporadas, es en verano cuando adquiere mayor urgencia para que el funcionamiento del organismo sea óptimo.

El decano de la facultad de Medicina de la misma casa de estudios superiores, doctor Claudio Lermanda, indicó que un buen ejemplo a consumir son las sopas o jugos naturales.

Eso sí, aclaró que la condición es que no contengan exceso de azúcar, sal u otras sustancias perjudiciales, como alcohol.

"La leche, para quienes la toleran bien, es un excelente medio de hidratación porque además de agua, aporta vitaminas, proteínas y energía", agregó.

Felipe Albarrán, en tanto, añadió a pesar de que existan diversas alternativas de líquidos, lo ideal es privilegiar el agua.

"Al consumir agua sola se evita incorporar colorantes u otros aditivos como por ejemplo, azúcares que puedan tener otros efectos en personas susceptibles", señaló el académico.

Por otra parte, también resulta ser relevante el momento en que se toma agua, ya sea antes, durante o después de las comidas.

"Incorporar agua antes de las comidas pudiese interferir con la capacidad gástrica para albergar los alimentos que se van a consumir o bien pueden diluir los jugos gástricos importantes para el proceso de digestión posterior de las proteínas", detalló Albarrán.