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Amenaza de deflación

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Hace unos pocos meses, en el mundo desarrollado se ha comenzado a mencionar el riesgo de deflación. Más recientemente, durante este primer mes del 2014 autoridades asociadas al Fondo Monetario Internacional, a la Ocde y a algunos bancos centrales, también se han referido a este riesgo en la Eurozona. Junto con hacer referencia a lo peligroso de una deflación, peor que la inflación, se menciona que algunas variables, tales como una baja persistente en el IPC, los niveles de desempleo, el desendeudamiento y la baja en los precios de bienes inmobiliarios, entre otros, serían factores que anticiparían este riesgo.

La deflación es un concepto que cada cierto tiempo se menciona como una amenaza para las economías y es lógico preguntarse por qué puede ser malo que bajen los precios, si normalmente están subiendo y todos deseamos que no lo hagan.

Al contrario de la inflación, la deflación se caracterizaría por una secuencia de varios meses con variación del índice de precios negativa, lo que se puede interpretar como un proceso de disminución sistemática de precios, lo contrario de inflación. Que bajen los precios podría ser bueno para los consumidores en general, y así lo podrían verificar quienes teniendo deudas indexadas al IPC, en UF por ejemplo, verían cómo mes a mes su endeudamiento disminuye y la cuota que deben pagar es menor, al mismo tiempo que su poder adquisitivo aumenta porque puede comprar más y mejor. Sin embargo, que bajen los precios en forma reiterada, al extremo de que la opinión pública los incorpore en sus expectativas futuras puede ser muy grave.

Observemos los países de Europa, por ejemplo. Si debido a las disminuciones en la actividad económica provocada por la crisis internacional los productores enfrentan una baja en la demanda que los lleva a bajar sus precios con el objetivo de vender sus stock acumulados por las menores ventas, sería una situación explicable, sin grandes problemas. La actividad se tendrá que adaptar a las nuevas condiciones transitorias, con un cierto nivel de desempleo mientras la economía se recupera apoyada por una serie de medidas de política económica, cuyo objetivo final es aumentar la demanda agregada para volver a crecer.

Sin embargo, si las personas internalizan la idea de que los precios seguirán bajando, entonces podrían no comprar porque esperan que los precios bajen aún más, y si no compran la consecuencia es que se reduce más la actividad económica. Como las personas no compran a la espera de que los precios sigan disminuyendo, entonces los productores tratarán de bajar nuevamente sus precios para vender sus stock. Como acumulan stock, reducen la producción, al reducir la producción generan desempleo, el desempleo genera menor demanda agregada lo que a su vez nuevamente presionará los precios a la baja y se generaría una situación muy complicada, circulo vicioso, que es la principal consecuencia de la deflación.

La dificultad de salir de este círculo vicioso es lo que preocupa a los agentes económicos que tratan de evitar el riesgo de caer en este proceso.

Incendios de bosques

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El fuego ha devastado extensas áreas de plantaciones durante el presente verano, afectando también a viviendas y poniendo en riesgo a poblaciones. Las autoridades han formulado nuevos llamados a la población para tomar conciencia acerca de los riesgos asociados a nuestro actuar y a la necesidad de ser cuidadosos para evitar que surja el fuego. Son catástrofes que año a año afectan a extensas zonas de nuestro territorio y a miles de personas que viven, trabajan o hacen turismo en esos lugares. Tienen también un elevado costo económico para el país, que se estima, según cifras del Gobierno en unos 50 millones de dólares por temporada.

Desde octubre de 2013 a la fecha se han registrado más de 1.500 incendios forestales en este territorio, lo que representa un aumento de 70% en comparación con la temporada anterior. La capacidad destructiva también es mayor: se han consumido más de 17.000 hectáreas, cifra que representa un aumento de 363% respecto al mismo período de 2012-2013.

De acuerdo con lo que han señalado los expertos, la principal causa de los siniestros de bosques no es de tipo climática sino producida por el hombre (99%), ya sea en forma intencional o por negligencia en su actuar, lo que causa graves daños al patrimonio nacional y a la naturaleza.

Se recordará que Chile enfrentó hace algunos años incendios devastadores, como las 18.000 hectáreas de bosque nativo consumidas por las llamas en el Parque Nacional Torres del Paine, y en nuestra región el que afectó a la zona de Quillón e Itata, que además de plantaciones consumió viviendas y la planta de Paneles de Celulosa Arauco, en el complejo Nueva Aldea, ahora ya repuesta.

El Congreso Nacional aprobó en marzo de 2013 la ley 20.653, que elevó las penas a quienes intencionalmente o por negligencia causan incendios forestales, aunque por su naturaleza es difícil de comprobar. El cuerpo legal también sanciona con severidad a quienes usen fuego en áreas protegidas y a quienes realicen limpieza de terrenos sin permiso de la autoridad competente, mediante el uso de fuego.

El Gobierno está preocupado por este tema y ha volcado todos sus esfuerzos para prevenir y combatir los incendios forestales de manera eficiente y oportuna. También las empresas de la madera y la celulosa han desplegado sus medios técnicos y humanos, reduciendo así el impacto social, ambiental y económico que estos siniestros provocan en nuestro país. La mejor prevención es que cada persona tome conciencia de la necesidad de evitar estos siniestros y proteger la flora y fauna de Chile.