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El espacio aéreo como instrumento de la soberanía

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La sentencia de la Corte Internacional de Justicia del diferendo limítrofe entre Perú y Chile, se centró en lo que a diario observamos en los medios y que se refería al aspecto territorial marítimo. Sin embargo, debemos señalar que sobre ese espacio existe otra dimensión denominada "espacio aéreo".

El espacio aéreo es aquel que resulta de la proyección de líneas imaginarias hacia la atmósfera, desde los territorios marítimos y terrestres bajo soberanía nacional, cuya frontera superior no ha sido claramente definida, sin embargo se ha convenido fijarla entre los 80 y 100km, a partir de la cual se inicia el espacio exterior como un bien común de la humanidad.

De acuerdo a lo establecido en el artículo 1 de la Convención de Chicago, realizada en 1944, "los estados contratantes reconocen que todo estado tiene soberanía plena y exclusiva en el espacio aéreo situado sobre su territorio…". Así es como Chile ejerce este principio de soberanía en el espacio aéreo situado sobre su territorio, el que es reconocido por la Comunidad Internacional Aeronáutica, cuyos derechos y responsabilidades fueron definidos en dicha convención.

Hace poco más de un mes, veíamos como el gobierno Chino establecía una zona de defensa aérea sobre su mar oriental y que en este caso cubría las islas Senkaku, las que se encuentran bajo la administración soberana de Japón, dando cuenta de una nueva fórmula para ejercer soberanía sobre territorios en disputa.

Por otro lado, debemos considerar que gran parte de la prospección y monitoreo de zonas, cuyos recursos hoy no vemos; el control y vigilancia de nuevas amenazas a la seguridad a través de la exploración aeromarítima; o el desplazamiento de vehículos aéreos con capacidades extraordinarias denominados "drones", se realizan precisamente en este espacio aéreo, por lo tanto son aspectos que no deberíamos despreciar al momento de reconfigurarse lo que hoy era considerado como propio.

En este orden, el resultado del fallo de la Haya es desfavorable a Chile, ya que además del paño marítimo Perú se adjudica más de un par de millones de KM3 de atmósfera, que hoy en día son parte del espacio aéreo controlado por Chile y otorgan a este, una "interesante posición aeroestratégica sobre Perú", aspecto este último imposible de analizar en este breve artículo.

De esta forma, podemos establecer que la sentencia, no solo afecta el plano geográfico horizontal sino que trasciende además, a una dimensión vertical, en cuyo espacio se ejecutan importantes actividades, que no solo inciden en temas de la Seguridad y Defensa sino que además aportan a los distintos ámbitos del desarrollo.

Fichas de esclavitud

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Muy mal visto ha sido, en Chile, el sistema que existió en las oficinas salitreras del norte del país, campos, fundos, viñedos, también cercanamente en Lota, de entregar fichas-salarios a los trabajadores, como un nefasto sistema de esclavitud.

Estas fichas fueron confeccionadas con materiales de la época, como cartón, cuero y después con metales e introducidas en Chile y Perú por los ingleses, como una manera práctica de facilitar el buen manejo salarial. Eran canjeables y con validez sólo en las tiendas de la empresa: las pulperías. Allí se les vendía a los trabajadores ropa, alimentos, tabaco y otros. Así, los empresarios de la época lograban una clientela cautiva y aplicaban los métodos arbitrarios acostumbrados para hacerse de grandes fortunas.

Existieron además; las fichas "de carretada" y las de "suministros". Todas ellas permitían los engañosos descuentos en el cambio, la exclusividad de compra e imponían precios elevados; amén de la estafa en los pesos y medidas. De este y los otros abusos de ese "sistema", sólo un paso a la masacre de la Escuela Santa María, en Iquique, que terminó con miles de muertos. La historia dice que los trabajadores nunca vieron dinero y que ellas, las fichas, fueron ilegales pero igualmente prohibidas en el año 1924.

Actualmente asistimos, a un semejante sistema de fichas de esclavitud, sólo que totalmente legales y elegantemente disfrazadas de tarjetas de créditos para pulperías (perdón) ahora se les llama tiendas de retail, supermercados, para adquirir de un "cuantuhay": Master Cards, Visas, Gift Cards, premium, doradas, y tantas otras que circulan profusa y generosamente. ¿Y quién critica? ¿Qué masacre han provocado? porque igualmente, las corporaciones empresariales imponen sus criterios de negreros para cobrar intereses en mantención, ajustes sobre ajustes y otros, otros, otros.

¿Quién regula? Esto también desemboca en métodos arbitrarios, (digan lo que digan) para hacerse de grandes fortunas, sólo que ese tipo de esclavitud no conviene verla cara a cara, enfrentarla, desenmascararla. Todo lo contrario: se les publicita legalmente, se manejan grandes marketing alrededor de ellas, se hacen notorios los grandes beneficios que otorgan y para acceder a las tremendas rebajas sobre rebajas; descuentos sobre descuentos, casi te obligan a tener unas cuantas y cada cual más vistosa que la otra (entran por los ojos).

Y como la masa cree que las ofertas son atractivas, con tanto regalito incluido, al menor costo, creen apresar y participar de las gangas, entonces, esta masa deduce que es conveniente endeudarse con un dinero que no se tiene, para comprar cosas que no se necesitan, para impresionar a gentes que no conoces, así, cada vez la clientela cautiva aumenta, incluso entre los estudiantes, a quienes se las ofrecen, sin criterio alguno, para manejar el dinerito virtual, como si este brotara de los árboles.

La historia tal vez algún día dirá que nuestras generaciones nunca vieron dinero, sólo una variedad de tarjetitas-fichas de distintos tamaños, colores, grosores, capacidades Vip, incluso llegarán a las exclusivamente personales, con chip y ADN incorporados.

¿Esclavitud necesaria? Pero olvido algo muy importante y que hace mucha diferencia: Estas fichas con aroma a modernidad, no son del todo canjeables, como aquellas del pasado. En ellas, se aplica otro concepto y es que tras su número de registro, les apuntalan abultadas cifras con varios ceros a su haber; y estas tienen además incomparables ventajas: son livianitas, transportables, casi ni ocupan lugar, son creativas, sesudamente pensadas y aplicadas en ellas las técnicas de neurolingüística, mercadeo y mensajes subliminales.

¿Quién se puede resistir a coleccionarlas? ¿Quién, en estos tiempos, se va a arriesgar a transportarse, alrededor del planeta, con un saco de dinero a cuestas? Ya no nos calza la caricatura del Tío Rico Mc Pato deslizándose y realizando cabriolas plenamente satisfecho entre toneladas de monedas, ahora debería navegar en un mar de dinero plástico.

¡Vivan las tarjetitas de crédito y la libertad!

Robo de instrumentos

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Durante las festividades de fines de 2013, la oboísta de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, Cristina San Martín Araos, sufrió el robo de su oboe y su corno inglés desde su departamento ubicado a tres cuadras del teatro de la Universidad de Concepción. La misma experiencia sufrió hace poco tiempo un tubista de la Orquesta Sinfónica de Chile.

En el concierto inaugural de esta temporada, el concertino de la Sinfónica de Chile se refirió al caso antes de iniciar el concierto.

En sus palabras, la realidad de los músicos de nuestras orquestas es de una precariedad vergonzante para quienes cultivamos el género de la música docta como público y, sobre todo, indigno para los músicos que nos ofrecen no sólo su talento y la nobleza de su arte, sino que además, los años de vida que les toma ahorrar el dinero que cuestan sus instrumentos, muchas veces traídos desde el extranjero.

Un oboe como el sustraído -aparentemente por encargo- a Cristina San Martín bordea los 5 millones de pesos, a eso hay que sumarle el costo de su corno inglés.

Soy testigo del esfuerzo que muchos músicos hacen durante años, para comprar sus instrumento, motivados por su amor infinito a su arte y su deseo de ofrecernos su obra en su forma más pura. Específicamente en el caso de la Orquesta de la Universidad de Concepción, son pocas las audiencias que tienen el privilegio de escuchar músicos de la excelencia de la fila de maderas de dicha orquesta, lo digo humildemente, habiendo escuchado varias orquestas en distintos países.

Creo imprescindible que las corporaciones hagan un nuevo trato con sus músicos y no se les administre como simples recursos humanos reemplazables: el talento, los años de perfeccionamiento, estudio son insustituibles y no se les debe tratar como piezas reemplazables.

Es por esto que invito al rector de la Universidad de Concepción, Sergio Lavanchy, a dar cuenta de su vocación humanista, solidaria y sobre todo de ser responsable del buen desempeño de la orquesta, a disponer de un fondo de recursos que permita reemplazar los instrumentos que sean sustraídos a sus músicos, y por lo pronto, a resolver el robo del oboe y corno inglés de Cristina San Martín en lo inmediato, entendiendo que es necesario dar comienzo a una nueva temporada con una orquesta con su espíritu en paz y entendiendo que cuando un músico es despojado de su instrumento, de alguna manera se le despoja una parte de su alma. Es lo que corresponde.