Déficit en política laboral
Preocupa el derrotero que van tomando diferentes problemas laborales y las acciones que se llevan a cabo para buscar soluciones, situación que viene ocurriendo en diferentes sectores industriales en la economía nacional, de forma que estos problemas originan hechos bastantes serios, en particular cuando complican la buena imagen que proyecta el país, y donde pareciera que se vuelve a prácticas antiguas, relacionadas con formas de presión, que muchas veces resultan excesivas.
Lo anterior se verifica dentro del ámbito de los conflictos que ocurren en muchos sectores, como son los problemas de paros laborales que periódicamente se suceden tanto en el ámbito del sector público como privado. Así se tienen paros en servicios e industrias imprescindibles para la buena marcha de la economía, y además muchas veces no se conmensura el daño y molestias que ocasionan a muchas personas ajenas a estos conflictos.
Ante estas situaciones, pareciera que existen serias debilidades en las instituciones destinadas a solucionar estos desencuentros, dentro de la legislación laboral vigente. Llama la atención también que las causas de conflictos, por lo cual se realizan huelgas, estén fundadas en reclamar beneficios acordados que no se han hecho efectivos, a pesar del tiempo transcurrido desde que éstos se comprometieron, pero también en otros casos la causa es porque no se respetan derechos adquiridos por los trabajadores, lo cual los lleva a iniciar dichas movilizaciones.
Da la impresión que faltan instituciones que coordinen la participación de los principales actores dentro de los desacuerdos laborales, que se traducen en movimientos que terminan perjudicando a todas las partes involucradas en un conflicto laboral. Esta situación ha sido prevista en países desarrollados, donde existen políticas de acuerdos entre trabajadores, Estado y empresarios, lo cual permite a todos los agentes de un conflicto conocer de antemano, primero, la manera que estos no se produzcan continuamente, y segundo, saber la forma o en camino de solución.
En el caso de nuestro país, no se aprecian las mismas políticas, y muchos conflictos se transforman en un diálogo de sordos, donde las partes involucradas toman posiciones absolutamente antagónicas, alejadas de cualquier probabilidad de acuerdo y sin importar el daño que causen al país, a la economía, a los trabajadores, o a otros sectores industriales, dado el encadenamiento productivo existente. Las diferentes partes se culpan mutuamente por no llegar a superar los conflictos, los cuales luego de un tiempo, prácticamente se vuelven inmanejables.
Sin duda faltan instancias, instituciones y políticas de acuerdos, pero sin dobleces ni cartas marcadas, de manera que se avance previamente entre los diferentes litigantes y negociadores, para lograr soluciones en las primeras etapas de una potencial huelga, para que este movimiento no escale hasta etapas en que aparecen las acciones de fuerza irracional, como la mejor opción para tratar de superar conflictos laborales.