Varias situaciones complicaron los estudios de la ionósfera que se hacían desde 1957 en Concepción. Por un lado el terreno donde estaba ubicada la estación, el fundo Bellavista, fue vendido, además la tecnología evolucionó y también lo hizo el medio radioeléctrico, a lo que se suman los efectos destructivos de los terremotos de 1960 y 2010.
Así, la estación inosférica J3O dejó de funcionar el 14 de junio de 2012 deteniendo el flujo de información que los investigadores del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción venían utilizando por décadas para medir el estado de esta importante capa de la atmósfera sobre nuestro territorio.
La ionósfera es una zona ionizada por la radiación solar a una altura de 100 a 400 kilómetros que resulta muy útil para el ser humano por su capacidad para reflejar las ondas de radio emitidas desde la superficie, las que de este modo pueden viajar largas distancias desde un punto a otro de la Tierra antes de perderse en el espacio. También es la capa donde se desintegran los meteoritos, produciendo estrellas fugaces, y se generan las auroras boreales y australes.
Su importancia para la humanidad ha llevado a que existan varias estaciones ionosféricas para medir sus condiciones en el planeta, aunque en Chile sólo existe la de la UdeC, por lo que su pérdida era un grave problema.
De ahí que el equipo de científicos de Geofísica, encabezados por los académicos Alberto Foppiano y Elías Ovalle, se dedicara con premura a la tarea de conseguir un nuevo terreno para instalar a la estación sucesora de la que resultó dañada, la J3P.
Sin embargo, la tarea no era sencilla, ya que un requerimiento esencial era que el lugar no se viera afectado por ningún factor que pudiera contaminar los registros, por ejemplo, radioemisoras AM. Es por ello que se descartaron los campus de Chillán y Los Ángeles de la casa de estudios penquista, ambos ubicados muy cerca de la ciudad.
Finalmente, y tras una larga búsqueda, se llegó a la Universidad Adventista de Chile (Unach), en Chillán, cuyo campus está aún libre de ese tipo de contaminación, y gracias a un convenio de colaboración entre ambas universidades, se pudo concretar la instalación.
Una estación ionosférica está básicamente formada por un radar que opera con ondas radioeléctricas de frecuencias de entre aproximadamente 1 y 25 MegaHertz, y está equipada con un transmisor y un receptor conectados por líneas de transmisión con antenas asociadas, las que tienen decenas de metros de largo, debido a las frecuencias usadas.
El radar envía pulsos en todas direcciones, los que se reflejan en la ionósfera, y que son recibidos nuevamente por el receptor del radar, como ecos.
Este fenómeno se produce desde unos 100 a 500 kilómetros de altura, dependiendo de diversas condiciones.
Gracias a la estación ionosférica, los investigadores pueden caracterizar el estado de la ionósfera, enviando pulsos desde el transmisor del radar, para posteriormente medir el tiempo transcurrido entre que se envía el pulso, este se refleja y es recibido en el receptor del radar como eco.
"En palabras sencillas, si tomamos el tiempo transcurrido, y lo dividimos por dos, se tendrá una idea aproximada de cuál es la altura donde se produjo el rebote, y dependiendo de si la reflexión ocurrió más arriba o más abajo, nosotros podemos estimar los posibles efectos que se producirán sobre la transmisión de señales eléctricas, las que afectan directamente a varios sistemas de comunicación, como la comunicación vía satélite", explica el Doctor Elías Ovalle, miembro del equipo de investigación.
"Este es un hito importante, sobre todo en el área de alta atmósfera, donde el Departamento de Geofísica ha sido uno de los grupos de investigación baluarte en Chile", manifestó a su vez Rodrigo Abarca del Río, director del departamento, quien se mostró muy satisfecho por la recuperación de este importante equipamiento para la ciencia nacional.
Por su parte Bernabé Rivas, vicerrector de Investigación, Desarrollo e Innovación de la UdeC, comentó que "esperamos que el compromiso de nuestras instituciones, y de las personas asignadas por estas, garantice una operación sistemática y continua de esta estación ionosférica por muchos años".