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"Hay que construir una coalición nueva"

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"Hemos tenido una marcha atrás electoral debido a un alejamiento del mundo social, que ha sido siempre el fuerte de la UDI", se lamenta el senador Hernán Larraín al revisar los resultados que registró su partido en las últimas elecciones.

Su análisis de las cifras que obtuvo el gremialismo en las diputaciones en la Región Metropolitana establece que el apoyo en las comunas populares cayó en un 49% entre los comicios del 2009 y del 2013; que en los estratos medios se redujo en un 17%; y que en los sectores altos subió un 1%.

"Esto quiere decir que nuestro discurso, nuestro proyecto, nuestra imagen, se ha alejado del mundo poblacional, que es la razón de ser de la existencia de nuestro partido", subraya.

El abogado asume que la vigencia del voto voluntario y el "fenómeno Michelle Bachelet", como llama a la Presidenta electa, afectaron a su colectividad, pero agrega que la caída gremialista comenzó en las elecciones municipales de 2012.

"No cuesta nada echarle la culpa al empedrado, pero lo que nos interesa es ver dónde está nuestra responsabilidad. Y ella aparece en el discurso, en nuestra propuesta y en el contacto directo con el mundo social. No hablo solamente de las poblaciones, sino también de los profesores, los funcionarios públicos, las juntas de vecinos, los clubes deportivos, es decir, en los distintos sectores donde se expresa el mundo social", reflexiona.

-Hemos cometido errores en distintas áreas. Por ejemplo, en lo económico a ratos hemos sido más papistas que el Papa. La actitud que tuvo la UDI a raíz del aumento de impuestos fue decir que nunca se deben aumentar, que solamente se deben reducir (…) Eso es un error. Los impuestos son un instrumento que dependen del objetivo que persigan y, según ello, se justifican o no, en la medida que adicionalmente no tengan un impacto negativo en el ritmo de crecimiento del país (…)

--Cuando se produjeron las movilizaciones estudiantiles, al igual que el gobierno, muchos en la UDI reaccionaron en forma muy negativa, pensando que era una expresión de estudiantes que se estaban descontrolando en su derecho a protestar. Eso afectó el análisis de lo que realmente era, que era un cambio cualitativo en nuestra sociedad, donde fue emergiendo una clase media que tiene otras aspiraciones, no solamente en el ámbito de la educación, donde ya no basta con el acceso a la universidad, sino con tener una educación de calidad. Es lo mismo que ocurre en los sectores poblacionales, a quienes no les basta ya con tener acceso a la vivienda, sino que también tenga ciertas comodidades básicas. Ya no basta con cualquier vivienda, cualquier escuela, cualquier atención de salud o cualquier servicio de locomoción. La gente ha mejorado su nivel y quiere respuestas adecuadas a ese nivel.

-Exacto, porque el país cambió. Hace 20 años teníamos sobre un 40% de pobreza y hoy es un 14%. Esa diferencia es clase media, con demandas distintas y probablemente han sido muchos, de todo el cuadro político, los que se han quedado dormidos, porque la molestia que hay en la gente con los políticos en cierto sentido tiene que ver con que no hemos sabido hacernos cargo de estos cambios y se han tenido que expresar por otras vías, como las movilizaciones (…). Eso trae consigo una crisis de representación, que es difícil de revertir, porque está llena de elementos subjetivos, pero sólo con una conducta, con un estilo de trabajo radicalmente distinto respecto del proyecto, de la cercanía y de la comunicación, se puede cambiar. Eso es lo que nosotros estamos intentando hacer, porque el diagnóstico sirve para identificar cómo vamos a entrar a esta nueva etapa política. Este esfuerzo no es para actuar como una especie de tribunal de la Inquisición ni para cortar cabezas, sino para darnos cuenta de lo que ocurre y avanzar con la mayor unidad posible hacia un nuevo proyecto que sea capaz de dar respuestas a esas realidades.

-La pérdida de la elección no fue responsabilidad de la candidata (Evelyn Matthei). Con alguien de Renovación, los resultados habrían sido muy similares. Esto se debe a que hemos tenido problemas mayores, relacionados con la labor política de nuestro gobierno, que no logró permear en la ciudadanía y empatizar con la gente. Si a eso le sumamos el alejamiento de nuestro discurso de la realidad social, uno se da cuenta de que hemos estado en un proceso de desgaste en los últimos cuatro años muy fuerte. El impacto que esto ha tenido en nuestro sector han sido distintos. En el caso nuestro, ha sido de autocrítica y de la sintonía, con el ánimo de corregir de forma unitaria este proceso. En el caso de RN, el impacto ha sido diferente, con diferencias muy profundas que no se habían expresado y que se gatillaron con este resultado de distintas maneras, con grupos que tienen significaciones distintas: Antonio Horvath salió por unas razones; los diputados por otras, entiendo que vienen otras y en marzo podría ocurrir algo con los ex ministros (…). Somos partidos con realidades internas y reacciones distintas.

-Si nosotros tuvimos éxito para llegar al gobierno fue en parte porque logramos transmitir que éramos una Alianza unida y que éramos capaces de crear una coalición amplia, a la que se integraron grupos de distinto origen, como Chile Primero, ciertos sectores del PRI, otros independientes (…) El problema fue que al día siguiente de la elección quedaron solamente los dos partidos de la Alianza (…). Ahora, de cara al futuro, tenemos que aprender la lección y espero que no volvamos a cometer el mismo error y tengamos una coalición amplia que recoja a todos los sectores que hay desde el centro a la derecha en nuestro ámbito político y podamos configurar una coalición amplia, que tenga unidad a pesar de la diversidad.

-El proceso está en pleno decantamiento y no lo vamos a poder saber ahora. Hay que esperar a que termine el proceso de decantamiento de RN, qué es lo que viene después; que se configure Evópoli; que se redefina el PRI; veamos qué va a pasar con el Partido Liberal; veamos qué camino toma el movimiento de Antonio Horvath, y con eso en los próximos meses hay que intentar crear una coalición muy amplia, con lealtad y que se institucionalice, que no sea solamente una reunión de los presidentes o de sus dirigentes, sino que tenga un grado de institucionalidad y compromiso de actuar en unidad, disciplina y lealtad, dentro del compromiso con la diversidad que ese conglomerado necesariamente va a tener.

-Quizás no de reconstrucción, porque ahora se trata de construir una coalición nueva y yo espero que eso tenga lugar lo antes posible (…). En este momento tenemos mucho espacio para dialogar, mirar qué nos pasó y cómo seguimos, pero en marzo va a partir el nuevo gobierno, con un control de la agenda pública muy fuerte, porque tiene mucha fuerza y convicción en lo que quiere hacer, entonces no podemos esperar mucho tiempo para configurar esta coalición nueva, para ir definiendo un perfil opositor.

-Exacto. Creo que no podemos seguir pensando que la centroderecha se reduce a RN y la UDI. Ellos van a ser siempre los ejes por su tamaño, por su envergadura, pero hay que admitir que han surgido nuevos movimientos que expresan nuevas realidades, a los que hay que darles espacios. ¿Cuántos serán? No sé, lo sabremos en los próximos meses, pero tiene que ser hecho de la forma más amplia posible para que todos se sientan cómodos y podamos conversar con la mayor libertad interna que se pueda, de modo de generar las confianzas para avanzar en conjunto en ser oposición y en construir una alternativa de gobierno que sea opción real en tres años.

-La Nueva Mayoría surge por el desgaste de la Concertación (…) y tuvo la fortuna de tener un liderazgo como el de Michelle Bachelet, lo que le ha permitido meter debajo de la alfombra muchas de las dificultades internas que existen y que estoy seguro que van a aflorar cuando sean gobierno (…). Nosotros tenemos que trabajar en nuestros partidos, en nuestros proyectos y luego en la forma en que afianzamos esta coalición, que no tiene una figura instalada e indiscutida para liderar este próximo proceso. En RN ya hay varios precandidatos presidenciales y muy pronto empezarán a surgir figuras equivalentes en la UDI, y espero que eso permita tener en un proceso de uno o dos años a una o más figuras para llegar a alguna primaria que nos permita llegar a un candidato. Pero no veo que se produzca un fenómeno al estilo de la Nueva Mayoría, porque no tenemos una figura con ese mismo nivel de popularidad y reconocida en la opinión pública como Michelle Bachelet.

-Puede llegar a serlo, pero no lo es hoy día, sobre todo porque no ha terminado su período. Esto es algo que se tiene que decantar con el tiempo y nadie le puede negar el derecho a Sebastián Piñera a que lo intente, como tampoco a otros que con legítimo derecho también están interesados en hacerse un espacio en la carrera presidencial. En esto no tenemos ninguna urgencia, por ahora lo importante es reconstruir nuestro sector.