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Bío Bío: Bastión de la innovación

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Han sido poco más de trece años los que Innova Bío Bío lleva apoyando el emprendimiento y la innovación, labor que ha desempeñado con éxito, y que merece reconocimiento.

En más de una década, este fondo, que fue concebido como un mecanismo público de cofinanciamiento para el emprendimiento, desarrollo, e innovación mediante la tecnología y todas las aristas relacionadas, ha apoyado a 4.630 empresas, proyectos y emprendedores con un aporte estimado de más de 38 mil millones de pesos, lo que representa un crecimiento de alrededor de un 300% en cuanto a la cantidad de personas apoyadas.

He ahí la tremenda importancia de que se haya firmado el Cuarto Convenio de Programación 2014 - 2017 de Innova Bío Bío, lo que renueva el compromiso con la innovación y los emprendedores.

Este convenio dispone de un monto total para el primer año de $ 5 mil millones. El Gobierno Regional aportó $MM 1.700, misma cifra que entregará la Corporación de Fomento de la Producción, Corfo. El resto son recursos FNDR.

Sin embargo, el impacto de la renovación de este compromiso va más allá de lo monetario: significa también la renovación de un compromiso hacia la ciudadanía.

La Región del Bío Bío ha tenido mucho protagonismo en cuanto a innovación y emprendimiento durante los últimos años. Las universidades, institutos y agrupaciones de estudiantes han asumido un rol clave en la promoción de la innovación y el emprendimiento, mediante seminarios, charlas y ferias.

Por otro lado, agrupaciones de vecinos e instituciones afines han generado instancias como medio de educación para quienes se quieren aventurar con sus propios negocios.

Todo esto grafica el cambio lento pero seguro en vías de la instauración de una cultura de innovación en la zona, y el apoyo invaluable de instituciones como Innova Bío Bío son fundamentales, pues brindan institucionalidad a la materia.

Entre todas las críticas que se puedan hacer a lo difícil que es el emprendimiento en Chile, el respaldo de una entidad de este calibre nos hace ser más optimistas respecto al futuro de la innovación en nuestro país y en la región.

Cuentos de Blanco

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Releer a Guillermo Blanco es un deleite.

Excelente engarce de periodismo y literatura.

Prosa digna, limpia, con sentido de propiedad.

Escribe de puntillas, con vocablos exactos. Sin sobras innecesarias ni escasez peligrosa.

Las palabras nacen dentro de él. No por azar ni artificio. Tienen su vida, su modo, su sentir.

Las lleva en la piel, en el corazón, en la conducta esencial.

Atrapa con sus voces porque establece un diálogo ajeno a tropiezos y engaños.

No lo esposan las normas de la gramática ni los tópicos.

En sus textos jamás se encuentran redundancias ni cacofonías.

Todo es nuevo. Refrescante. Suyo.

No sigue plantillas ni hormas repetidas.

El sabor es siempre grato. Dulce. Encantador.

Según la receta de Vicente Huidobro, mata a los adjetivos estériles.

El estilo de Blanco me pone bajo el yugo de la admiración. Como Daniel de la Vega, el príncipe de las letras; sutil, elegante, vario. O como Joaquín Edwards Bello, cronista social, culto, universal. O Pablo Neruda, venero mayor del idioma.

Cuando narra, filtra selección, sin apremios ni vértigos distorsionadores. Posee imágenes claras, sugerentes y amables.

Su redacción tiene nexos con los hechos y los procesos. Ágiles, nutridos, enteros.

Llega a mis manos "Cuero de diablo", cuentos armoniosos que más de una vez disfruté.

El repaso es inteligente, renovador.

Comienza con "Misa de réquiem", premio Alerce de la Sociedad de Escritores y la Universidad de Chile.

Un sacerdote oficia misa entre la oración, la piedad y el temor.

Se siente acosado por el Negro, bandido sin escrúpulos ni barreras sentimentales.

Las voces en latín se funden con el miedo y el suspenso, que deja al lector siempre tenso e inseguro.

El siniestro personaje une todos los cuentos con su presencia amenazadora.

Guillermo Blanco lo describe: "Un bandido que era el terror de la comarca cuyo estribo besaran muchos para implorar su gracia o su favor, y cuyo puñal guardaba el recuerdo de la carne de tantos muertos y tantos heridos. De vientres abiertos y caras marcadas, de brazos o pechos rajados de alto a bajo".

Prosigue:

"Debía de ser terrible vivir así, odiando y temiendo, temido y odiado, perseguido, sin saber lo que es hogar y lo que es amor, comiendo de cualquier manera en cualquier parte; amando con el solo instinto, a campo raso, a hurtadillas. Un amor de barbarie animal, desprovisto de ternura, sin caricia suave, secreta, que es como un acto esotérico: ni el beso quieto que no destroza los labios ni la charla tranquila frente a la tarde, y la mirada infinita y perfecta".

"Cuero de diablo" es su libro de sabroso consumo. Una excelente mixtura entre Blanco y… el Negro.

Promesas por cumplir

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Hace algunos días una señora de los barrios de Concepción se acercó y me dijo que había votado por la actual presidenta electa, Michelle Bachelet, porque los hijos de su hermana son niños de excepción. Todos inteligentes, con buenas notas, trabajadores y responsables. Y que la única forma de que estudien en la universidad era que esa educación superior fuera gratuita.

Además de percatarme que ella desconoce, como muchos chilenos, los diversos programas de ayuda que posee el estado de Chile para personas como sus sobrinos, me llamó la atención que ella, como otro representantes de su familia, tuvieran la idea de que la gratuidad de la educación superior está prácticamente definida y que ella se inicia en marzo de 2014.

Lo cierto es que le expliqué que eso no era así y que probablemente la gratuidad, si es que se consigue, es una meta a largo plazo, que excede con creces el periodo presidencial de 4 años de Michelle Bachelet.

La señora no sólo no me creyó, sino que además estimó que lo mío era una posición política partidista contraria a las futuras autoridades. Para ella, la cosa era simple: la gratuidad la había prometido y simplemente se tenía que cumplir.

Lo cierto es que yo también espero -como la señora- que se cumplan las promesas de campaña, en su sentido original. Pero me temo que eso es poco probable. Y peor aún, me temo que alguien va a tener que dar muchas explicaciones para justificar el retraso en el cumplimiento de esta y otras promesas de difícil aplicación y que por su naturaleza demandarían bastante más de cuatro años para concretarse.

Alguien podría decir que la gente entendió mal lo que se quiso decir, que nunca se dijo que esto era rápido. Y tal vez eso es cierto. Pero el dato concreto es que hay bastante gente que espera el cumplimiento de las promesas con mayor rapidez de lo que es posible. Y si esos que fueron a votar con ilusiones concretas no encuentran adecuada respuesta no debería extrañarnos que en la próxima elección los que voten sean menos.

Por ello es que creo de la mayor importancia que el próximo gobierno explique con claridad cuál es su real plan de acción, que cosas será posible lograr en cuatro años y cuáles definitivamente no serán resueltas. Y esto no sólo para evitar la crítica natural de los opositores políticos, sino además para evitar la desafección absoluta de la gente hacia nuestro sistema político.

Creo que del rendimiento y capacidad de concretar sus grandes promesas de este periodo presidencial depende no sólo la continuidad de un gobierno, sino también la credibilidad e incluso la sustentación de nuestras instituciones. Y esto demanda la mayor de las responsabilidades.

"Bono demográfico"

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La disminución de la relación de dependencia demográfica ha dado pie a que se acuñe el concepto de "bono demográfico", una situación favorable al desarrollo en que la carga potencial de las personas en edades activas es relativamente más baja que en períodos anteriores y futuros, debido a la diminución de la natalidad sin un aumento inicial de la esperanza de vida. Esta situación se ha modificado radicalmente en el arco de 50 años en nuestro país. Hoy el último informe emanado de la Cepal sobre envejecimiento poblacional en América Latina y el Caribe (2011) señala que el proceso de envejecimiento de la población es global y se debe fundamentalmente a la reducción de la fecundidad; el cada vez más lento crecimiento del número de niños, acompañado de un aumento constante del grupo de personas de edad, incide directamente en la equidad y la solidaridad intergeneracional e intrageneracional, que son los fundamentos de la sociedad (Naciones Unidas, 2010); el "bono demográfico" está acotado temporalmente, ya que con la baja de la fecundidad y los aumentos de longevidad el grupo de población de mayor edad gana peso relativo.

En Cuba y Chile la relación de dependencia ya llegó a su valor mínimo en 2010. En consecuencia, la relación de dependencia volverá a aumentar y esta vez generará nuevas demandas de atención en salud de los adultos mayores - lo que podría significar un incremento del 98% del gasto en salud en este grupo etario en el período 2002-2020 (Superintendencia Salud 2006) - así como de seguridad económica y protección social, entre otras. América Latina se encuentra en una etapa en que el envejecimiento tiene una magnitud todavía razonable, que no revela en todas sus dimensiones la situación que se avecina en las próximas décadas. Las cifras actuales sin embargo serían engañosas si se tomaran como una anticipación del futuro, ya que el desenlace del proceso llegará antes que en otras regiones del mundo y el número de personas cuyas necesidades deberán ser satisfechas sobrepasará todas las expectativas. (Cepal 2011).

Nuestro país ya ha hecho uso y ha agotado el "bono demográfico" de los años 60. El nuevo gobierno debe comenzar una política de mediano y largo plazo que se haga cargo del invierno demográfico ya instalado, de manera de favorecer las expectativas de las familias de alcanzar las condiciones de vida que les permitan expresar todo su potencial procreativo, educativo y afectivo, que sin dudas es mayor al 1,89 hijos promedio por mujer (INE 2011) (Encuesta Adimark-Clínica Las Condes 2008, en promedio la natalidad ideal deseada sería 3,2 ), para lo cual las actuales políticas de regulación de fertilidad son ineficaces e inconducentes en superar esta brecha de género.