Consolidación del sistema
En los procesos de admisión a las universidades chilenas, que se dan en esta fecha cada año, queda en evidencia la consolidación del modelo de educación superior que ha implementado nuestro país. Las cifras así lo ratifican. Chile tiene un sistema mixto de provisión de educación terciaria que ha brindado una satisfactoria respuesta a las necesidades del país y a la demanda de los miles de jóvenes que buscan en las universidades una oportunidad de desarrollo personal y profesional.
Un sistema mixto permite la existencia de una amplia variedad de instituciones que se diferencian no sólo entre las públicas y las privadas, sino también por su nivel de complejidad, ubicación geográfica, misión y por el segmento de jóvenes que están formando, aspecto muy necesario de considerar cuando se analiza la educación terciaria en el país.
En este contexto, debemos destacar el avance que han logrado muchas de las instituciones privadas que en los últimos años han realizado esfuerzos por mejorar sus procesos. Aquello se refleja en el aumento de las plantas de académicos, sobre todo de docentes con grados de magíster y doctor; inversiones en infraestructura, en especial de metros cuadrados destinados a bibliotecas y laboratorios, incentivo a líneas de investigación y programas de vinculación con el medio.
Asimismo, han implementado sistemas de becas tendientes a otorgar oportunidades de estudio no sólo a los jóvenes de menores recursos, sino también a aquellos con mérito académico y que, por pertenecer a la clase media, quedan al margen de las ayudas estatales.
Pero, por cierto, no todas las universidades cumplen de igual manera su rol, que es brindar educación considerada no como un bien privado ni público sino que social. Así como entre las estatales existen grandes diferencias de calidad, también entre las privadas podemos hallar distintos grados de excelencia.
Afortunadamente, el sistema provee de una amplia información que les permite a los jóvenes y a sus padres decidir y tomar la mejor opción considerando sus necesidades y expectativas. Antes de matricularse en una universidad es fundamental evaluar el nivel de consolidación del proyecto educativo, los años de acreditación institucional y la certificación de la carrera elegida, además del nivel de deserción, años efectivos de duración de la carrera y empleabilidad de los egresados. Analizando todas esas variables, la decisión sin duda será la correcta.
En el caso de la Universidad San Sebastián podemos decir que, ad portas de cumplir 25 años de trayectoria, somos un proyecto institucional consolidado. Con más de 13 mil egresados en diversos ámbitos profesionales, hoy nuestro desafío es aumentar cada año el porcentaje de estudiantes que cursa una carrera acreditada. Actualmente un 72% de nuestros alumnos estudia un programa certificado, cifra que durante este año elevaremos a más del 85%. Este es sólo un indicador del compromiso que adquirimos con los jóvenes, sus familias, la región y el país.