Clases para niños y niñas desde los 6 hasta los 18 años y se impartirán los miércoles y viernes.
Llegó el verano y la ovalada no se detiene. Mientras los equipos penquistas inician su pretemporada o participan en los respectivos circuitos veraniegos, el club de rugby de la UdeC dio el vamos a su escuela de menores.
Acercar a los más pequeños a esta disciplina presentándoles una forma distinta de pasar las vacaciones es la meta que los estudiantiles se han propuesto este año. Y lo harán con un interesante panorama.
Las clases estarán a cargo del australiano Steve Doyle, entrenador que se integró a finales del año pasado con los del Campanil, en conjunto con Emilio Hormazábal, profesor de Educación Física y también rugbier del equipo auriazul.
"Lo particular es que viene un entrenador de afuera, de uno de los cinco mejores países que tiene este deporte y donde el rugby se vive de verdad", comenta Hormazábal, agregando que "Steve trata de inculcar el rugby tal cual es en su país, a diferencia de lo que se hace en Chile comúnmente, donde la transición es mucho más progresiva".
¿CÓMO PARTICIPAR?
Las clases están pensadas para niños desde los seis años hasta los 18 y sus clases se realizarán los días miércoles y viernes a partir de las 19 horas.
Los padres y jóvenes interesados deben acercarse hasta la oficina de deporte del Club de Campo Bellavista (ubicados en la Avenida Campos Deportivos 640, en Concepción) y cancelar 10 mil pesos mensuales.
Además de las clases de rugby, la inscripción hará del menor un socio transitorio del club de campo, lo que le entregará beneficios como utilizar las piscinas, sala de musculación y el resto de las instalaciones con las que cuenta el club.
"Por eso es que las clases son a las siete de la tarde, porque quisimos que los niños pudieran primero ir con sus amigos a disfrutar de las piscinas y luego a entrenar con nosotros", reconoce el presidente de la rama, Juan Carlos Coloma.
La escuela arrancó la semana pasada y sus encargados aseguran que los pequeños se han adaptado de buena forma. "En los dos días que llevamos de clases, la experiencia ha sido buena porque los niños se motivan mucho más con un entrenador extranjero. El hecho que les explique en otro idioma los hace estar mucho más atentos y con ganas de seguir entrenando", apunta Coloma.