El recién publicado libro de Rafael Gumucio relata la historia de su abuela Marta Rivas, una mujer fuerte del siglo pasado que influyó intelectualmente en toda su camada.
Cuánto. ¿Veinte segundos? ¿Treinta segundos? ¿Cuánto demora Gumucio en llevar cualquier tema hacia sí mismo? Esa era la apuesta que circulaba en los pasillos del extinto canal Rock&Pop (donde el escritor trabajaba), contó el cronista Roberto Merino en el lanzamiento del nuevo libro de Gumucio, "Mi abuela, Marta Rivas González".
"La historia de Chile a través de nuestros parientes es un lugar poco atendido en nuestra literatura", dijo Alejandra Matus en el mismo evento al referirse al mismo texto.
Según la autora de "Doña Lucía", la historia que conocemos es la de los hombres contada por otros hombres. "Pero aquí está la historia de Marta Rivas. Una especie de nave a la que se aferran unos hombres poco aptos para la supervivencia. Y ella, a pesar de toda su magnificencia, elegancia, sus redes sociales, y todos los presidentes peleándosela para tratar de apadrinarla es una mujer inmensamente frágil. Es una mujer inspiradora, que uno puede percibir a través de los ojos del nieto", concluyó.
¿QUIÉN ERA MARTA RIVAS?
Además de ser la abuela de Gumucio, fue una mujer intelectualmente muy inquieta en su época. Gran lectora y con una espesa red de contactos, sólo escribió un libro, "El mito proustiano", "una gran pintura de la Francia de la época de Deyfus", según uno de sus hijos, Rafael Gumucio Rivas, padre del escritor.
En el Clarín, el día del fallecimiento de la matriarca, el mismo Gumucio Rivas acotó que "fue una pésima actriz", a pesar de que estudió en la Universidad de Chile junto a Delfina Guzmán.
Intima amiga de esas andanzas, también la recordó en el lanzamiento del libro escrito por el nieto. "Recientemente hicimos una versión teatral con las historias de la Marta. Yo fui su voz. Y fue muy tremendo para mí, porque teníamos una amistad que duró muchos años. Yo consideraba a su familia, mi familia. Teníamos la misma ideología, si es que se llama ideología esto que tengo yo en la cabeza", bromeó.
Para graficar el peso del vínculo que la unía con Rivas añadió: "Me tuve que morir durante dos meses, cuatro veces a la semana. Es fuerte eso, porque el cuerpo de la actriz no sabe que la actriz está jugando. Y no es por hacerme la estrambótica, pero me afectó morirme por mi amiga. Más encima, Rafael me preguntó '¿te gustó el libro?'. Y yo encontré tan frívola la pregunta. ¿Cómo que te gustó? ¿Como quien se come un panqueque? A mí este libro me conmovió hasta el alma", señaló la actriz ante el auditorio.
EL NIETO
El libro, editado por Ediciones UDP, Rafael lo escribió mientras su abuela vivía. Así le fueron saliendo escenas como el "Hotel Majestic", "La época del VHS", "El cumpleaños", "La vieja de mierda encantadora", un feroz retrato del exilio y de la clase alta e intelectual chilena. Todo de memoria.
"Ella repetía lo mismo a mucha gente y eso me hace sentir menos culpable, porque si contaba las mismas historias a una gran cantidad de personas era porque quería que se supieran. Era una de las mujeres más chismosas de Chile", detalló el escritor que se hizo a sí mismo, a pesar de que su abuela lo sentenció como mal escritor. "El tormento del escritor es el nudo central. Para el adolescente que escribe por mandato de la abuela y que a su vez le quita el piso, es una cosa en extremo dolorosa", añadió Merino.
Pero en Gumucio no hay rencor. "Si hay gente que después de muerta se transforma en vaca o en pájaro, mi abuela habría querido ser un libro. Quizás habría preferido ser uno inglés o algo más sofisticado, pero bueno, esto fue lo que le tocó. Un libro chileno, de un escritor más o menos: algo es algo", finiquitó Rafael Gumucio.