Al hablar de un balance cultural se suele pensar en espectáculos, ciclos, en creadores y obras. Pero no menos importante es la gestión institucional, en especial cuando se trata del rol que el Estado debe cumplir al velar por el desarrollo y la buena salud de aquel ámbito. En ese sentido, existe cierto consenso en valorar lo realizado el 2013 por el Consejo de la Cultura en nuestra zona, algo que al director regional, Juan Eduardo King, lo tiene sonriente y satisfecho.
Para él es un momento especial, no sólo se aprobó la que fue su causa por décadas, el Teatro Regional, sino que además es la hora en que prepara el traspaso del cargo, lo cual dice realizar con la tranquilidad tras la misión cumplida en cuatro años no exentos de dificultades. En el último día del 2013 conversamos con él sobre su análisis del año, aunque fue imposible no retraerse a la experiencia vivida desde que asumió el desafío en el 2010.
-Creo que lo más destacable, sin duda, es la aprobación de los recursos del Teatro Regional del Bío Bío. Es muy significativo. Se superaron todas las barreras y hubo un apoyo muy valorable de la comunidad en general y también de los artistas; el hecho que se hayan unido ante una causa trascendente, que beneficiará no sólo a la cultura sino también a la economía y el turismo. Ya no hay vuelta atrás, hoy ya se está seleccionando la empresa constructora. Es un premio al esmero, pese a que hubiésemos querido inaugurarlo ahora.
Además hubo todo un trabajo en "Red Cultura", convenios con 35 municipios, la puesta en marcha de tres centros culturales, en San Carlos, Coronel y Chiguayante. Hemos visto como la comunidad los está usando y van a significar un gran impulso en sus respectivas comunas. El punto negro es el centro cultural de Tomé, que está prácticamente terminado y debió inaugurarse a fines del 2012, pero que sigue cerrado por problemas municipales. Los artistas de ese sector han reclamado bastante, ojalá pudiéramos inaugurarlo antes de dejar el cargo, pero incluso eso lo veo dudoso. Son casi mil millones de pesos de inversión.
Otro aspecto muy importante tiene que ver con la transparencia. Las postulaciones en red a los fondos concursables fueron impecables; se simplificó el sistema interno y prácticamente no hubo reclamos respecto al proceso y la labor de los jurados. En muchos puntos se ordenó el funcionamiento, al principio había problemas incluso para comprar bencina, hoy se ha logrado una eficiencia que muchas veces no se ve, pero que los trabajadores han destacado.
En cuanto a experiencias más emotivas, está el concurso "Cuentos de niños para niños" que se hizo con los cuartos básicos y que recibió 211 obras que luego fueron hechas en cortometrajes que resultaron muy bonitos. Cuando los mostramos a los niños, padres y profesores había una felicidad que realmente impactaba. Es una motivación para el próximo año, para que crezca esa iniciativa.
-Se formó una corporación que ya está legalizada y con un directorio constituido. Hay lo que queda por hacer es incorporar más socios y preparar la puesta en marcha. Esto último no tiene tanta urgencia pues creo que el teatro estaría listo para principios del 2016 y la programación es algo que se realiza con unos ocho meses de anticipación. Ya hay muchos convenios con instituciones culturales, y la idea es fortalecer esos lazos; pero antes hay que designar el personal técnico. El directorio está con una excelente disposición y ya preparan su sede, que es muy buena, frente a la plaza, donde estaba la sala de exposiciones de la UBB. El proyecto se ve muy bien encaminado.
-Si, se notó. Son personalidades distintas. Creo que Luciano Cruz-Coke fue un ministro extraordinario. Puso orden en la casa y se implementaron medidas cuyos resultados son evidentes. Me sorprendió, pues lo veías como un actor de la televisión y resultó de una capacidad organizativa extraordinaria. Presencié como cumplía con todas sus reuniones y compromisos de forma muy estructurada, incluso me hubiese gustado que se detuviera un poco más a conversar con la gente. Era muy ejecutivo.
Por el contrario, el actual ministro, Roberto Ampuero, es muy dado a la conversación, al trato personal. Igual tuvo la ventaja de tomar la casa ordenada, así que se le vio más tranquilo al andar. Ambos son personas agradables, pero muy distintos entre sí.
-Una cosa son las instituciones, pero lo que más importa es el trato entre las personas. Con su gerente, Arnoldo Weber y con todos los que allí trabajan tuvimos siempre un excelente trato, incluso nos apoyaron muchísimo en la defensa del Teatro Regional. En cuanto a los premios, ellos ponían el dinero y ahora no pudieron, para nosotros fue un desafío extra pero igual se concretó.
Para Artistas del Acero y todo su equipo ha surgido un nuevo desafío, complementar los recursos que antes recibían de CAP con otras empresas. Imagino que viene todo un cambio que esperemos sea para bien. Por otro lado, veo que las acciones han subido recientemente, y hemos de esperar que eso afecte positivamente a la corporación.
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-En las personas generalmente hay prejuicios, pero al fin de cuentas son personas con sus gustos y simpatías. Se dieron cuenta que acá no hubo discriminación para nadie, ni siquiera en cambios de personal dentro del Consejo. Hubo un trato amable, se logró transparencia en los fondos y muchos notaron el cambio. Me llevaré para el recuerdo a muchas personas que me decía que eran del otro bando político y me felicitaban. Para mi es una gran satisfacción. Me voy muy contento, con los funcionarios y el trabajo con la gente.
-No, si yo no voy a descansar nunca hasta que me muera, pues no se como funciona eso de la ociosidad. Habrá vacaciones, pero luego seguiré haciendo otras cosas.
-Por el camino que fuere, seguiré vinculado a eso; incluso si es necesario salir a buscar ayuda de empresas. Quiero apoyar a la corporación de alguna manera. Es algo que me gusta y el proyecto es muy bonito, pues todo ese sector quedará hermoso. Incluso el tan criticado memorial, me parece que tiene un valor estético muy interesante que se va a reconocer. Yo paso por las mañanas cuando voy a hacer gimnasia y veo como parece moverse y cambiar dependiendo de la luminosidad, es un logro extraordinario. Lo que ahora espero es que el sector se limpie, pues será de los espacios públicos bien logrados de nuestro país.
-Hoy vemos una escena muy recuperada, con muchos espectáculos de distinto tipo. Imagina que ahora cerramos nuestra gestión con el Teatro a Mil, que es algo maravilloso. En cuanto a lo patrimonial, se hizo un esfuerzo encomiable. Cruz-Coke buscó recursos a pulso y ahora se logró tener un fondo para eso. Se produjeron recuperaciones importantes como la Iglesia San Francisco, la Catedral de Chillán, la casa de Violeta Parra, la casona de la Alianza Francesa. En fin, son muchos los casos.
-Cada día tiene su afán y siempre van surgiendo nuevos desafíos, lo importante es que se aborden con eficiencia y comprender que sin Cultura no se puede hablar de desarrollo.
-Creo que se pierde eficiencia. Es una realidad, y también pasó con el traspaso de la sede nacional desde Santiago a Valparaíso. Lo cierto es que la sede penquista no puede desaparecer y la de Chillán tampoco, entonces hay que trabajar con lo que se tiene. Yo asumí el cargo con la condición de estar en Concepción, que es donde vivo y donde se da la principal actividad, pero aún así nunca planteé la posibilidad de suprimir nada. También valoro el carácter de los chillanejos, porque se creen el cuento y dan importancia a sus artistas. Si se transforman en región se soluciona el problema, pero por mientras será un tema que deberá enfrentar quien sea que ocupe el cargo.