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Un estudio ayuda a saber por qué a los niños les cuesta dormirse

Una investigación detectó que los padres pueden realizar algunos ajustes para conseguir que la hormona responsable del sueño actúe.

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Los padres conocen estas frases: "Un cuento más, por favor", o "quiero un vaso de agua" o, simplemente, "¡mamá, no puedo dormir!".

Un nuevo estudio indica que cuando los niños pequeños tienen continuamente problemas para quedarse dormidos por la noche, puede ser porque su reloj biológico no corresponde con la hora a la que se supone que deben ir a la cama.

Eso no quiere decir, sin embargo, que los niños deban estar despiertos a cualquier hora.

"Al igual que la nutrición y el ejercicio, el sueño es clave para la buena salud", explica la experta en sueño Monique LeBourgeois, de la Universidad de Colorado en Boulder, que encabeza un estudio sobre el tema. El objetivo central es ayudar a ajustar ese reloj biológico para que los niños puedan relajarse más fácilmente, dice LeBourgeois. Una clave es la luz, que parece estar muy relacionada con el sueño.

Todos tenemos lo que se conoce como el ritmo circadiano, un "reloj biológico maestro", que regula cuándo nos da sueño y cuándo estamos más alertas. Esos patrones varían con la edad: Por eso los adolescentes típicamente se quedan despiertos hasta tarde y tienen problemas para levantarse por la mañana.

Pero, ¿cómo funciona ese reloj en niños de edad prescolar, que necesitan dormir más que niños mayores y adultos? Un estudio único en su tipo siguió a 14 niños saludables durante seis días para descubrirlo.

Los niños, de entre dos y medio y tres años, llevaron aparatos en las muñecas que monitoreaban su actividad para detectar cuándo dormían. Sus padres escribieron diarios sobre sus rutinas a la hora de ir a la cama.

La última tarde, los científicos del estudio visitaron cada casa, atenuaron las luces y cubrieron ventanas. Y cada 30 minutos durante las seis horas antes de la hora de dormir de los niños, pidieron a los niños que masticasen un pedazo de algodón dental para tomarles una muestra de saliva.

Con las muestras probaron los niveles de una hormona llamada melatonina, que es clave para el ciclo de sueño y es sensible a la luz. Todas las noches el nivel de melatonina de las personas se eleva y poco después comienzan a sentir sueño. Entre los adultos que duermen bien, la melatonina tiende a subir unas dos horas antes de la hora de dormir.

En el caso de los niños en edad prescolar, el nuevo estudio encontró que ese aumento usualmente ocurrió alrededor de las 19:40. Los niños en general fueron llevados a la cama alrededor de las 20.10 y la mayoría estaban dormidos 30 minutos más tarde, informó LeBourgeois en la revista "Mind, Brain and Education".

Cuando la melatonina subió un poco antes, los niños que estaban en la cama para las 20.00 se durmieron más pronto. Pero cuando el aumento ocurrió más cerca de la hora de irse a la cama, los niños tendieron a agitarse y llamar a sus padres después que se apagaron las luces.

"No sabemos aún cuál es exactamente el mejor momento", subraya LeBourgeois, pero los datos indican que dormirse es más fácil si el aumento de melatonina ocurre al menos 30 minutos antes.

Los padres no tienen las pruebas de melatonina como guía, dice el doctor Jyoti Krishna, experto pediátrico en sueño en la Clínica de Cleveland, que aconseja buscar indicios cuando se establece la hora de cama, como bostezos, frotado de ojos, y entonces ajustar esa hora a medida en que el niño crece.

"El surgimiento de la melatonina y el ritmo de nuestro cuerpo cambia", dice Krishna. "Uno no se puede apegar a lo que funcionaba hace dos años con el mismo niño porque los niños van cambiando".

Las investigaciones muestran que con los adultos el exceso de luz en las noches retrasa el aumento de melatonina y el sueño. Aunque aún no hay datos sobre niños pequeños, LeBourgeois señala que atenuar la luz una hora antes de ir a dormir es algo recomendable.

PSU y centros de formación técnica

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Este año cerca de 270 mil personas rindieron la prueba de selección universitaria (PSU), 40 mil más que el año 2012, lo que demuestra el gran interés que existe por continuar los estudios de educación superior.

De este número, un alto porcentaje está esperanzado en lograr un buen puntaje para ingresar a la universidad, pero el proceso de selección es complejo pues según el Ministerio de Educación para la admisión 2014 en las 33 universidades adscritas al acceso vía PSU hay 1.418 carreras disponibles y 77.440 cupos. En conclusión, 192.560 postulantes no podrán ingresar a estas casas universitarias.

Es conveniente destacar que la universidad no es el único camino para ingresar a la educación superior, en nuestro país existen instituciones de formación técnica y profesional que entregan educación de calidad y de alta empleabilidad que son fundamentales para el desarrollo del país.

El Mineduc ha señalado que en Chile hay un déficit de 600.000 técnicos y que sólo como ejemplo, se proyectan 60.000 nuevos empleos estables y bien remunerados al final de la década en el área minera.

Tenemos que seguir demostrando que la universidad no es la única ni mejor opción para lograr movilidad social, un técnico-profesional puede partir ganado $ 600.000 y más dependiendo del área de trabajo, por lo tanto, las personas que estudian y se titulan de un instituto profesional o centro de formación técnica aportan activamente al desarrollo y estabilidad económica de Chile.

En los países desarrollados existen 3 técnicos por cada universitario; aquí 3 universitarios por cada técnico, una proporción que no permite tener las personas calificadas que requiere nuestro país.

Por último, no se puede olvidar que estudiar en un instituto o centro de formación técnica implica aranceles más bajos, por lo que todo lo invertido durante el proceso educativo tiene un mejor retorno en el corto, mediano y largo plazo gracias a la alta empleabilidad y rápida inserción laboral.

Por esto, el llamado es a entender que la educación técnica-profesional no es una segunda, sino que la primera opción para desarrollarse profesionalmente e insertarse de manera eficiente en el mercado laboral y así, aportar al desarrollo de Chile.

Matías

Escabini S.

Director

Escuela de

Desarrollo

Social AIEP