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Distintas opciones para disfrutar a la hora del brindis de Año Nuevo

Alternativas frescas con fruta y, también, sin alcohol. Cócteles para sorprender a los comensales.

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Distintos ritos y tradiciones forman parte del Año Nuevo. Algunos optan por creer en las supersticiones y llevan a cabo, año a año, diferentes cábalas: pasearse con una maleta, utilizar ropa interior amarilla o comer doce uvas, por ejemplo.

Pero, si hay algo que se repite en cada lugar al cuando el calendario deja atrás el 31 de diciembre y le da paso al 1 de enero, es el brindis. En cada casa, en cada centro de eventos o al aire libre esperando los fuegos artificiales.

Lo más común, para celebrarlo, es destapar una botella de champaña. De hecho, según el chef y director de la carrera de Gastronomía de Duoc UC, Raúl Lagos, es inevitable pensar en este bebestible, específicamente en los espumantes que son un clásico a la hora de los abrazos. En ese sentido, el experto cuenta que "hay quienes prefieren los espumantes de tono más seco como la variedad Brut o la Demi-sec. Para los más dulces está la variedad Moscato o las alternativas saborizadas con fruta o la adición de una porción de helado de piña, conocida como 'Ponche a la Romana'".

VARIAR EL BRINDIS

Pero, existe una gran variedad de cócteles que se pueden preparar y que pueden hacer de la hora del brindis, algo más original. El chef aclara que las opciones van desde los rones a los vodkas saborizados, los que se pueden beber sólo con hielo o adicionándoles algún jugo de frutas. Desde allí, el profesional destaca que la temperatura es muy importante. "Los tragos deben ser servidos por debajo de los 10 grados, pero nunca tan fríos porque esto aplana los sabores y provoca que el paladar no distinga las características", explica.

Un aspecto que hay que tener en consideración es que hay personas que no pueden consumir alcohol o, simplemente, no les gusta. Ellos también querrán brindar y existen distintas alternativas. "Hay sucedáneos que poseen los aromas y sabor de los licores, pero que no tienen alcohol como ron, whisky e incluso vinos", comenta.

Pero, otra idea que él entrega, es crear cócteles en base a café y helados, mezclados y servidos en copas decoradas de la misma forma que un trago tradicional.

Al igual que al cocinar, la regla general es usar la imaginación, crear e innovar. Para ayudar en esto, se entregan algunas recetas para preparar tragos que harán de la hora de los abrazos algo distinto.

Sume años a su vida a través del ejercicio físico

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A los 21 años un individuo es considerado adulto y de ahí en adelante, dependiendo del cuidado personal, los factores genéticos, la alimentación, la actividad física, la salud en general y el estilo de vida, irá empeorando o mejorando su calidad de vida en distintos grados.

Hasta hoy, tradicionalmente, un estado de edad avanzada se caracterizaba por una disminución en el volumen cardiaco, elasticidad de las arterias, estimulación nerviosa simpática, volumen muscular, en las fibras musculares rápidas, en la actividad enzimática, en la elasticidad pulmonar, en el flujo sanguíneo cerebral, entre otros. Todo este deterioro era comúnmente atribuido a la vejez y eso implicaba una disminución de las capacidades tanto físicas como intelectuales.

Sin embargo, hoy es posible observar a personas de 60 y 70 años de edad entrenados físicamente, con características similares a las de una persona de 35 o 45 años sedentaria.

La evidencia científica demuestra que el tejido muscular se mantiene en volúmenes normales, e incluso más fuerte, con el entrenamiento físico a largo plazo. La mecánica pulmonar y eficiencia cardiaca también es posible mantenerlas en excelente condiciones hasta edades avanzadas y con características funcionales de unos 15 a 25 años menos, si se comparan con adultos jóvenes no entrenados.

Estas experiencias llevaron a investigadores ingleses a efectuar un estudio longitudinal con 56 personas de 60 años de edad, a la mitad de quienes entrenaron durante 10 años dos a tres veces por semana. Al final de este período compararon a los no entrenados con los entrenados y observaron que estos últimos tenían mayor masa muscular, mayor eficiencia cardiaca, mayor flujo cerebral y mejor ventilación pulmonar. Todo lo anterior se traducía en mayor tolerancia al esfuerzo, mayor capacidad de memorización y menor sintomatología asociada con las típicas enfermedades con que se acostumbran relacionar a la vejez.

En consecuencia, un adulto mayor no es sinónimo de persona enferma y mucho menos de discapacitado.

Es necesario cambiar urgentemente de paradigma. Sin duda que el factor genético juega un rol importante en el ser humano, pero también el ejercicio físico adecuado y a largo plazo combinado con una alimentación equilibrada, pueden retrasar la vejez mejorando la calidad de vida.

Una persona ejercitándose ganará años y su vida cambiará.