Secciones

Una fórmula efectiva para conseguir risas leves

"Ciudadano Kramer" alcanza a entretener con una reflexión básica, pero contingente. Su gracia se sustenta en los nuevos personajes.

E-mail Compartir

Salvo algunas joyas como los clásicos de Chaplin o la genial "Dr Strangelove" (ambos casos con agudas observaciones políticas y sociales) la comedia en el cine parece optar más por las fórmulas conocidas y la risa fácil, logrando además altas cifras de parte de un público masivo y menos exigente.

Aquella realidad también se aprecia en filmografías locales. En Chile ya hemos visto que cintas de escaso mérito están entre las más populares y varias se sustentan en propuestas televisivas probadas con anterioridad ("Che Copete", "Barrio Universitario"). Es por ello que decir que las películas de Stefan Kramer no son la gran cosa es algo que prácticamente se da por sentado; aunque en este caso al menos se cumple con una historia seguible y, a ratos, entretenida.

Si de fórmulas se trata, la parodia lleva la delantera, aunque requiere manejar ciertos códigos para captar su humor. En el caso de "Ciudadano Kramer" se trata de la contingencia política y personajes faranduleros que en la interpretación del imitador se han ganado el cariño de la audiencia.

La trama se centra en Stefan buscando un tema para su nuevo espectáculo, y lo encuentra en el ambiente preelectoral. Pero sus afiches se confunden y, a regañadientes, se transforma en candidato. Surge el temor de representantes del duopolio, quienes hasta reciben a una suerte de Hinzpeter-Terminator que viene del futuro. Ello, entre cuestionamientos éticos, búsqueda de firmas, desfile de personajes, mucho placement de marcas, y hasta un par de coreografías tipo Bollywood, completan el filme pensado en sumar taquilla de aquí al verano, pues más allá de aquel plazo se tornará algo anacrónica; lo cual ya sucedió con "Stefan vs Kramer" cuando aparecía un ya destituido Marcelo Bielsa.

En aquella cinta ya comprobamos el tremendo talento de Stefan al tener a varios de sus personajes en una misma historia, interactuando entre sí y con un sólido trabajo de maquillaje, lo que antes no se apreciaba en magnitud durante sus show en vivo o apariciones televisivas. Sin embargo, aquella novedad se pierde en esta segunda entrega, y más allá de la historia de tintes autobiográficos y con una moraleja sobre la necesidad de valores en la política chilena; la principal, por no decir única, gracia de "Ciudadano Kramer" está en la sorpresa que generan algunas imitaciones nuevas, varias de ellas simplemente geniales.

Un idéntico Carlos Larraín, MEO, Matías del Río, Evelyn Matthei, Fernando Paulsen, José Antonio Gómez o Don Francisco llaman la atención por sobre los ya conocidos, los que, en este caso, ya no encantan como antes. Si ello hace que valga la pena pagar una entrada, ya es asunto de cada quien. Desde el estreno de hoy se anuncia un rato agradable, pero no mucho más que aquello.