El escritor chileno agotó en pocos días 10 mil ejemplares de su última novela "La soberbia juventud", el despertar de un joven gay de clase alta rechazado por su familia.
Podría decirse que Pablo Simonetti Borgheresi (Santiago, 1961), ingeniero civil y escritor, es tan carismático como Felipe Selden, el héroe de "La soberbia juventud" (Alfaguara). Su recién publicada novela (que ya agotó la primera edición) es una historia de descubrimientos, emociones y apetitos de un joven que proviene de una conservadora familia que lo rechaza por ser homosexual.
Podría pensarse, incluso, que Selden no es otro que Simonetti, vestido con otras circunstancias. Sin embargo, el autor prefiere sembrar la duda.
"Es engañoso, en realidad. El protagonista es un joven de 27 años, que viene de una familia distinta a la mía, de un tiempo distinto, de una edad diferente. Pero en el fondo esto tiene mucho de autobiográfico", confiesa el escritor y activista de la Fundación Iguales, organización por los derechos de las minorías sexuales.
- Si una persona no me conoce mucho, diría que esta novela es muy poco autobiográfica, porque aparentemente somos muy diferentes con Felipe Selden. Pero los temas que ahí se tratan, el amor desesperado, la construcción y destrucción de los apegos, la perspectiva que las diferentes edades otorgan respecto de las circunstancias, están muy cerca de mí. El núcleo del conflicto es bastante personal y también el mundo al que retrato. En todas mis novelas, los conflictos casi siempre me atañen personalmente. Es lo que me motiva a escribir sobre ellos, aunque inventando todo un plasma ficcional, donde las circunstancias no tienen nada que ver con mi realidad.
- Es difícil para un escritor realizar juicios de su propia escritura. Hay miles de matices que van apareciendo, y uno siempre se siente estrecho entre dos adjetivos: 'íntimo' o 'sutil'. Me gustan ambos, aunque también otros 15 ó 20 más. Independiente de eso, para mí lo esencial de mis personajes es cómo sus mundos íntimos y sus relaciones familiares y de pareja, interactúan con la identidad.
MADURAR
- Felipe Selden está en busca de un lugar en el mundo para sí mismo. Sus familias van marcando ese camino. ¿Qué es más importante? ¿Nuestros privilegios, el carisma o el talento, o nuestros dolores y pérdidas? ¿Somos lo que buscamos ser o es la vida la que nos modela? Felipe, siendo un joven con posibilidades y privilegios se va construyendo a sí mismo. Podemos asistir a su maduración, a la cristalización de su identidad.
- Hubo varias razones. Una fue que en el 2010 comencé otra novela que finalmente dejé. Además, en el 2011 nació Iguales por combustión espontánea, y eso me tomó mucho tiempo. En tercer lugar, yo inicialmente había vislumbrado tres partes, y durante la escritura me surgió una cuarta, que fue lo que escribí en el último verano. Suelo escribir textos nuevos durante el verano: son como 70 u 80 días en que escribo seguido. Durante el año edito, trabajo, saco lo que no me gusta. Hago crecer aquello que me parece que tiene algún interés en particular, pero esta vez me tomé tres veranos y no dos como en los libros anteriores. Es una novela robusta, bastante más larga que las anteriores.
- Es una razón más bien práctica: es la época en que tengo menos compromisos, salgo de Santiago, me hago una rutina monacal que me permite escribir y conectarme con mis estratos de memoria, con mis distintas fuentes de saber, con mi inconsciente.