Donación de órganos
Hace unos días comenzó a regir la ley que hace universal la donación de órganos. Con esta iniciativa, alrededor de 10 millones de chilenos mayores de edad son considerados como potenciales donantes, si no han manifestado lo contrario o lo hacen ahora mediante una declaración notarial.
La ley se había promulgado en enero de este año pero entraba en vigencia el 1 del presente mes. La iniciativa reformó la ley del donante universal que regía desde 2010 y que establecía que al renovar la cédula de identidad o licencia de conducir, las personas debían ser consultadas sobre su voluntad de entregar sus órganos. La legislación, en vez de permitir un aumento de los donantes, generó expresiones en contrario, de manera que según el Registro Civil, 3.888.431 personas expresaron su deseo de no ser donantes. A partir de ahora, ya no se consultará al momento de obtener cédula, sino que la expresión de quienes no se registraron en su oportunidad deberá manifestarse por declaración notarial.
La lista de 3,8 millones de renuentes se mantendrá, pero irá disminuyendo a medida que caduquen sus cédulas, momento en que pasarán a ser donantes. Es probable que esta obligatoriedad legal genere aún más rechazo que la ley anterior, ya que las personas sienten de alguna manera coartada su libertad y sobre todo porque además para expresar una voluntad en contrario deberán hacer un trámite y pagar un costo por el documento.
¿Qué ha influido en esta decisión de 3,8 millones de personas? Se supone que hay cuestiones religiosas, el comprensible temor de que en los hospitales no se agoten los esfuerzos por salvarles la vida, para contar con órganos o, como algunas personas lo expresan en cartas a los diarios, porque sienten que con esta ley se les pasa a llevar en su libertad personal. De esta manera, deja de ser una "donación" y se convierte en una "obligación".
Los órganos que se pueden proveer son corazón, pulmón, hígado, riñones, páncreas, córneas, válvulas cardíacas, huesos y piel. El de riñón es uno de los más requeridos, pese a que los pacientes que lo necesitan no están en riesgo vital. Las únicas contraindicaciones son ser portador de VIH, tener infecciones graves no controladas y cáncer con metástasis.
La nueva ley con seguridad ocasionará numerosas controversias, pero los especialistas creen que por sí misma no aumentará el número de trasplantes. Sólo el tiempo dirá si fue una buena ley o no, respecto del objetivo que persigue.