"Al enseñar y educar se debería saber cómo los alumnos están aprendiendo"
Bajo una mirada tradicional se ve que el proceso de enseñanza y aprendizaje se basa en la entrega de saberes. En un ejemplo práctico, esto significa que en un aula el o la docente escribe en la pizarra o dicta y habla sobre un tema que los estudiantes oyen e incorporan como contenido.
No obstante, si bien lo expuesto es importante no es lo único ni lo más relevante para decir que realmente se aprendió, porque "la enseñanza va mucho más allá que el traspaso de información", sostiene Sergio Mora, académico universitario y presidente de la Fundación CIEN Cultura y Ciudad.
Es que el aprendizaje es el resultado de un complejo proceso cerebral mediado por múltiples factores internos y externos, desde lo fisiológico hasta lo emocional y ambiental, afirma el experto en Neurociencia Aplicada a la Educación, sobre lo que dirige programas de Magíster en las universidades Finis Terrae y Mayor (Región Metropolitana).
Así, entender cómo funciona el cerebro, qué le pasa cuando se está aprendiendo y qué lo condiciona es clave para tener prácticas pedagógicas que permitan optimizar el proceso de enseñanza-aprendizaje de niños y jóvenes, recalca, siendo éste el gran objetivo de las "Jornadas Internacionales Aprendizaje, Educación y Neurociencias", que la Fundación CIEN Ciencia y Ciudad realizará los próximos miércoles 23 y jueves 24 de octubre en el Hotel HD de Concepción, donde habrá 11 conferencistas nacionales y extranjeros. Las inscripciones para el evento estarán abiertas hasta el día previo a su realización en www.fundacioncien.cl.
CONOCER Y APLICAR
La actividad se sustenta en la Neurociencia Educativa, disciplina emergente que surgió desde el boom de descubrimientos hechos a comienzos de este siglo en el campo de las neurociencias sobre aspectos biológicos del desarrollo y funcionamiento del cerebro en relación a mecanismos y condicionantes por los que se genera el aprendizaje, vinculando esta evidencia científica con la psicología y la pedagogía.
Esto ha derivado en el diseño de programas y nuevas metodologías educativas, pero para Mora es trascendental que los profesores y profesionales que se desenvuelven en el ámbito de la educación se familiaricen con estos saberes para aplicarlos desde sus propias prácticas, porque cree que esto puede contribuir a mejorar la calidad de la educación, siempre pensando en que los principales beneficiados son los niños y jóvenes. Sobre esto, destaca que "al enseñar y educar se debería saber cómo los alumnos están aprendiendo y cómo hacer para que ese aprendizaje sea mejor. Por eso es necesario que los profesores, de cualquier disciplina, conozcan y comprendan cómo funciona el cerebro cuando está aprendiendo y cuáles son las condiciones para que se genere el aprendizaje", ya que asevera que "cuando uno lo conoce y entiende puede sacar provecho".
DISTINTOS FACTORES
El experto aclara que muchos factores afectan el funcionamiento del cerebro y cómo aprende, y uno trascendental es el neurodesarrollo, el que es impactado por diversos elementos, algunos inevitables como la genética y también el ambiente y desde la gestación. "El ambiente nos empieza a afectar desde que estamos en el útero materno y creo que desde ahí empieza la educación. Si la madre no se alimenta bien, si consume sustancias nocivas o si recibe maltrato, va a repercutir en el feto y en lo que será esa persona incluso en la adultez", advierte. El cariño, la estimulación y nutrición que recibe un infante desde sus primeros años también "es crucial para lo que será su cerebro", apunta Mora.
Afirma que esto explica la neurodiversidad, razón por la cual al enseñar es fundamental mirar a cada individuo como un mundo distinto, porque las experiencias y condiciones de desarrollo generan que "nos enfrentemos a niños con distintas capacidades de aprendizaje y si uno se pregunta por qué alguien no aprende la respuesta no es que sea flojo", destaca.
Agrega que los hábitos saludables como hacer actividad física y alimentarse adecuadamente, el buen dormir, y también el arte influyen positivamente en la capacidad de aprendizaje. Por último, la motivación, la afectividad y los propios intereses son otros determinantes para que un aprendizaje sea significativo, por lo que conocer a los estudiantes es una parte esencial del proceso.