Fiestas Patrias: una celebración de tradición y mezclas culturales
Los días de celebración dieciochera se relación tradicionalmente con muestras de nuestra cultura como país y Región. Es así que comidas y bebidas como las empanadas, los pajaritos, el mote con huesillos o la chicha, entre muchas otras, tengan un rol protagónico en los festejos dieciocheros.
Al igual que lo tienen otras expresiones como los bailes, ya sea la cueca, las danzas rapanui, la polka o el tradicional costillar.
Sin embargo, muchas de estas muestras de chilenidad no son más que una mezcla de culturas. Es aquí donde, precisamente, se hacen presentes los migrantes, quienes aportan parte de su bagaje a las celebraciones patrias, no solo hoy, sino que desde hace muchos años atrás.
Migrantes
Para la investigadora, cantautora y gestora cultural Patricia Chavarría, lo que vivimos es una "cultura de separación".
"Nuestras raíces, ancestros y culturas más antiguas no tenían fronteras. No existían las separaciones, entonces lo que hacen los migrantes es un buen aporte", afirma.
De acuerdo a la también directora del Archivo de Cultura Tradicional en la Corporación Cultural de Artistas del Acero, "lo he visto en colegios, por ejemplo, que tienen niños de diversos países. Han hecho cosas muy hermosas en torno a distintas fechas en que cada país muestra su cultura, justamente, con danza y, en compañía de sus papás, con comidas típicas".
Más allá de celebrar la chilenidad, el carácter festivo de estos días está dado por el encuentro.
"Creo que este tipo de cosas es un muy buen ejercicio, porque se produce un encuentro, que en definitiva, es a lo que debe llevarnos estas fechas. Estamos celebrando la hermandad entre chilenos, pero también con hermanos vecinos que necesitan ayuda", señala Chavarría.
Ritmos
Además de la cueca, sin duda hay otros ritmos protagonistas de las celebraciones, como las rancheras y cumbia, por mencionar algunos, los que también se toman la pista de baile en fondas y ramadas.
Para Chavarría, por ejemplo, "la música mexicana ya es parte nuestra. Lo que pasa es que llegan, así como llegó la zamacueca u otros ritmos, y se chilenizan. Toman las características de identidad chilena".
El cine tradicional mexicano de los años 30 acercó, por primera vez, a los chilenos con las rancheras y corridos, al mismo tiempo que se formaban los primeros conjuntos de este tipo de música.
Artistas como Los Hermanos Bustos o Los Llaneros del Valle, masificaron y posicionaron este ritmo, hoy totalmente arraigado en la cultura popular chilena.
"La música mexicana le canta a la vida. Cuenta muchas historias en su relato y eso le gusta a la gente, además de la alegría, por su instrumentación. Hay una parte nuestra, de identidad, que se encuentra con esos ritmos", comenta Chavarría, quien recibió el premio nacional de folclore en 1985.
De origen colombiano y raíz negra, la cumbia es otro género adoptado por las celebraciones de Fiestas Patrias.
Popularizada en Chile, durante la nueva ola por el venezolano Luisín Landáez (el hombre detrás de éxitos como "Macondo" o "La Piragua"), posteriormente fue adquiriendo elementos nacionales y bebió, progresivamente, de otras vertientes del género como la cumbia peruana o la villera argentina.
"Si los colombianos miran la cumbia que se baila acá, no la reconocen. Incluso cuando se empezó a bailar la cumbia en el cambio, me fijaba en los bailarines más viejos y ellos se daban las tres vueltas de la cueca. Entonces, se produce esta mezcla de lo propio con lo que llega y nace una versión totalmente criolla de esos ritmos", comenta la investigadora.