El cuádruple nacional cruza primero en la laguna Albúfera Medio Mundo y Felipe Cárdenas Morales no sabe cómo expresar su alegría. Al final, poniendo a prueba su equilibrio, se pone de pie en la embarcación gritando el oro a todo pulmón. Fue una de las imágenes de la disciplina que se robó la película e hizo historia para el Team Chile en los Juegos Panamericanos de Lima. "Fue un momento de euforia, pasó tan rápido que quería hacer de todo, festejar, abrazar a mis compañeros. Además, había mucha barra chilena", recuerda.
El bogador recién llegó la noche del lunes a Concepción, después de casi dos semanas fuera (el remo arribó a Lima cinco días antes del inicio de las competencias) y tras conversar con EL SUR se aprestaba a retomar sus clases en la carrera de Kinesiología en la Universidad San Sebastián. "Acá estamos de vuelta a la realidad", responde entre risas el penquista de 28 años.
Confiesa que solo tras pisar suelo chileno dimensionó lo vivido. "En el aeropuerto veníamos con el buzo del Team Chile y la gente nos saludaba y nos pedía fotos. Incluso autoridades de mi universidad, como la decana y el vicerrector, me mandaban mensajes. Eso me alentaba y me motivaba, porque gente importante que esté preocupada de un alumno... sinceramente no lo imaginaba. Y es que allá estuvimos encerrados, metidos en nuestro mundo, concentrados. Por eso al salir nos pudimos dar cuenta de lo que habíamos hecho", explica.
Felipe confiesa que un evento multidisciplinario de esta naturaleza tiene otro cariz: "Uno siempre trata de ir con cierta expectativa porque conoces a rivales que ya enfrentaste en otras competencias. Pero los países, incluyéndonos, cambian mucho cuando se trata de unos Juegos Odesur, unos Juegos Panamericanos o unos Juegos Olímpicos (cita en la que también dijo presente en Río 2016). El hecho que sea cada cuatro años y lleve el nombre de 'Juegos' significa que luchas por algo que no volverá a pasar hasta otros cuatro años. Puedes estar en la gloria ese tiempo o estar fuera del podio y esperar cuatro años más para sacarte la cresta y volver a intentarlo".
Por lo mismo sabe que nada está escrito en el futuro. "Nadie me asegura, ni siquiera yo, que puedo estar en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. Ya sea por una lesión o por otro motivo, nadie está seguro de qué es lo que va a pasar. Por lo mismo, Bienvenido (Front) siempre nos dice que 'el momento es ahora', que el lograr un objetivo o una medalla solo depende de nosotros", añade la carta del CDE Inger que igualmente espera luchar por su opción rumo a Tokyo. "Aún queda mucha chance. Primero hay que quedar en el bote en el clasificatorio interno y después buscar la opción en el Preolímpico Contintenal en mayo del próximo año en Río de Janeiro", asegura.
FACTOR 'BIENVE'
Los exitosos resultados conseguidos por la selección en el agua descansan, en gran parte, en la silenciosa labor del head coach español que, en enero de 2013, asumió las riendas de la disciplina. Felipe no tiene más que agradecimiento y admiración hacia su persona: "Lleva ya seis años inculcando una idea que no se tenía antes en el remo. Si hubiésemos seguido como antes sinceramente no tendríamos los resultados obtenidos hasta ahora", comenta el bronce en el cuádruple en los JJPP de Toronto 2015.
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LA HAZAÑA
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FIRME EN LA ZONA
Cuenta que tuvo la posibilidad de irse a Curauma, pero optó por quedarse. "Si bien son cupos limitados, igual quise quedarme en el CDE Inger, en parte porque quiero demostrar a las generaciones que vienen que no es necesario vivir en Curauma para estar en la selección. Que si me ven entrenando acá en la laguna y que igual puedo llegar a eventos internacionales, se van a motivar y no bajarán los brazos, que piensen 'si él puede lograrlo, entonces yo también'. Claro, en Curauma es otra la realidad y se entrena muy bien, pero igual quiero dejar ese pequeño mensaje a las generaciones que vienen de más abajo", cierra el oro en los Juegos Sudamericanos 2018.