Del encierro a una vida en comunidad. Ese es parte del nuevo modelo que el Servicio Nacional de Menores (Sename) implementará en la zona, tras el cierre paulatino de los Centros de Administración Directa (Cread) y la apertura de residencias familiares para el cuidado de los lactantes, niños y adolescentes que se encuentra bajo la protección del organismo.
Así lo detalló la directora regional del Sename Biobío, Ximena Morgan, quien proyectó para el segundo semestre de este año la apertura de las primeras residencias en el Gran Concepción.
De acuerdo al cronograma del organismo, para este año está contemplado el cierre del centro Nuevo Amanecer en Concepción, mientras que en 2020 será el turno del Cread Capullo de Chiguayante. El Arrullo, que atiende a niños en edad preescolar y lactantes en Concepción, será el último en cerrar, en 2021.
Ximena Morgan contó que ya existe un modelo definido, que actualmente se encuentra en proceso de adaptación a la realidad de Biobío, tal como ocurrió en Valparaíso. Para ello, desde febrero una comisión técnica evalúa las acciones a realizar y la preparación de los niños y funcionarios que serán parte de la transición, que fue calificada como histórica.
PREPARAN TRANSICIÓN
La directora regional de Sename señaló que a inicios de este año se inició una socialización de este cambio con los niños y adolescentes del centro Nuevo Amanecer de Concepción. En ese sentido, detalló, el objetivo fue explicar las implicancias de este nuevo modelo y el inicio de cambios, como la autonomía de los menores.
"En la actualidad, en los Cread, los niños no lavan su ropa o no preparan su propia comida, pues conviven en un ambiente mucho más institucionalizado, donde no hay una promoción de la autonomía progresiva que cualquier niño pasa en su casa. Acá no hablamos de explotación infantil, pues son habilidades para la vida y una de las cosas que la institucionalización ha causado es que ha impedido el desarrollo de esas habilidades para la vida independiente de esos jóvenes", afirmó.
En paralelo, la comisión intersectorial constituida en febrero de este año analiza los distintos aspectos técnicos y administrativos que el nuevo modelo exige, indicó la directora.
"La idea es tener claros los procedimientos, una carta Gantt para todos los aspectos que hay considerar y tener la flexibilidad para hacer ajustes a los planes previamente establecidos, porque en el camino uno se puede encontrar con aspectos que no se pudieron prever o cosas que son nuevas", agregó.
Pese a que aún no están definidas las nuevas residencias, cuya apertura será a través del arriendo, Ximena Morgan descartó que exista una improvisación en la implementación de este plan.
"Acá hay un plan definido o marco, los ajustes se tienen que hacer en el camino, porque las variables son muy distintas y en el caso de la Región también hay que hacer cambios en cada una de las residencias, porque los niños no son robot. No es que uno este improvisando, sino que hay que ser flexible al plan para acomodarse a las medidas que se van presentando", dijo.
Ximena Morgan aseguró que en diciembre deberían estar funcionando las primeras residencias familiares en la zona. Serían 18 niños y adolescentes los primeros en formar parte de ellas, aunque la capacidad total de cada casa será para 30.
"La idea es que los niños lleguen a un hogar, una casa familiar y amigable, entonces eso requiere un trabajo más exigente", señaló.
VIDA COMUNITARIA
Uno de los objetivos del nuevo modelo es que los niños y adolescentes puedan integrarse a las comunidades y que desarrollen autonomía, más allá de la vivienda.
Fernando Mujica, coordinador de la comisión regional de reconversión a residencias familiares en Biobío, informó que existe un plan comunicacional para integrar a los vecinos a este nuevo modelo y evitar así las resistencias al proyecto. "Una vez que estemos seguros del lugar, lo primero que haremos será echar a andar el plan de trabajo con la comunidad", anunció.
Mujica añadió que uno de los principales desafíos, hasta ahora, son las exigencias técnicas que implica la apertura de las residencias. "La idea es que los jóvenes no estén apartados, en la periferia, pues ellos son parte de la vida y queremos que ellos tengan acceso a todos los servicios urbanos", precisó.
En esa línea, Ximena Morgan concluyó que "muchas veces, cuando hablamos de los niños de la red Sename, lo que generalmente se piensa es en aquellos que están en justicia juvenil, sin embargo, estos otros niños están bajo protección de derechos, tienen una situación particular que es distinta. Por eso pedimos apertura de la comunidad, que sea acogedora".