Las paredes de la sede de la Universidad Andrés Bello formaron el marco perfecto de la charla de una hora que realizó Ignacio Briones Rojas, decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez. En ese lapso de tiempo el experto hizo un análisis de las políticas económicas actuales y los caminos para alcanzar el desarrollo en el país.
Todo eso se efectuó en el marco de la primera versión de la Academia Liberal, un programa de formación orientado a estudiantes de entre 15 a 25 años y que lleva adelante la Fundación Para el Progreso (FPP).
Precisamente, en la sede de esta entidad fue que más tarde Briones, quien además es economista de la Universidad Católica, Ph.D. en Economía del Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences-Po) y fue coordinador de Finanzas Internacionales del Ministerio de Hacienda y actual embajador de Chile ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), se refirió más en detalle a la situación social y política chilena.
arma de doble filo
Consultado respecto de las expectativas de la sociedad en su conjunto, que según las encuestas parecen no estarse cumpliendo, dijo que siempre este es un arma de doble filo. No obstante, aclaró que "cuando este gobierno entró, fue mucho más cuidadoso que la vez primera en no ser tan ambicioso en sus expectativas económicas. No apeló al casi 6% de crecimiento que logró en su primera administración. Probablemente los agentes económicos esperaban más, pero eso hay que mirarlo también con el beneficio de la duda y en su contexto".
En esta línea, admitió que efectivamente hay ruidos por varios lados. Desde lo externo, planteó, estos tienen que ver con la disputa comercial China- Estados Unidos, que afecta en todos los ámbitos porque Chile es un país chico y abierto al mundo; por lo que compromete en términos del cambio, el cobre, la inversión. Y, desde lo interno, el ruido tiene relación con la forma en que se están discutiendo las reformas estructurales, dijo, que se ven mucho más trancadas y menos fieles al espíritu original.
Lo anterior, precisó, tiene que ver con un juicio político que es distinto, con nuevas fuerzas que entraron al Congreso, con una oposición que está bastante desdibujada y que no logra rearmarse y que funciona con una lógica de oponerse sin fundamentos claros.
"Eso modifica una expectativa fundamental, que es la posibilidad de tener reformas estructurales duraderas, estables y validadas transversalmente. Esto es cierto en la tributaria, donde pasaron meses discutiendo simplemente sobre la idea de legislar y el Gobierno lo celebró como un gran éxito", observó.
Aquí es donde planteó que hay que empezar a pensar en reformas que conversen con el siglo XXI y eso debería ser una máxima transversal: "Hablar, por ejemplo de 'renta presunta' en el siglo XXI es un anacronismo, una contradicción en los términos, puesto que hoy la tecnología permite saber a costo cero cuánto es lo que la gente efectivamente gana… y sigue habiendo tratos privilegiados que hoy no tienen justificación".
Por ello, insistió en que el país requiere dotarse a la brevedad de reformas que conversen con el siglo XXI, "porque eso ya se nos vino encima".
-Es una reforma súper importante, principalmente pensando en su dimensión macro, más allá de lo micro, que es relevante per sé, por el eje social que significa, pero es una reforma fundamental para la pregunta respecto de las tasas de ahorro que tiene Chile. Sabemos que el crecimiento se apoya en el ahorro y la reforma, con la amplitud que tenga, es fundamental para eso. Ahí se ve también una discusión complicada, larga.
-Lo que se necesita es un sistema que pague pensiones y que estas sean acorde con las expectativas y la realidad del país, pero no se puede pretender pagar pensiones de Noruega si no somos Noruega. A partir de ahí, cualquiera sea la pensión que se defina, la plata tiene que salir de alguna parte. En un sistema de ahorro individual la plata sale de los trabajadores. En el otro mundo sale del Estado, que lo carga a impuestos generales, donde los trabajadores activos financian a los pasivos (reparto). En cualquiera de los casos, la plata sale de los trabajadores. El Estado es un intermediario, ya sea porque recauda impuestos o cotizaciones o en el caso privado, la plata sale del trabajador y está disponible para el día que jubile.
-Hay una ventaja irremontable de los sistemas de reparto, que es la evolución demográfica. Hoy se necesitan cinco personas para financiar a un pasivo y en 30 años más van a ser dos a uno. La experiencia muestra que esto no es sostenible. La discusión hoy se ha centrado casi exclusivamente en el tema de la tasa, que es una discusión pertinente, pero olvidamos que esto es un cuadrado, una tasa por una base. Hoy la gente que por distintas razones logra contribuir para su pensión, es poca. De hecho, la densidad de cotización correctamente medida es que tres de cada 10 personas terminan ahorrando regularmente para su pensión, por lo que la base es muy acotada. En Europa, con el sistema de reparto, la base es 100%. Creo que lo que debiéramos discutir es cómo ampliamos la base contributiva. El Gobierno ha propuesto incorporar a los independientes, pero la idea es ir más lejos, porque, la firme, es que en la medida que tengas siete de 10 personas que no contribuyen, la única manera de asegurarles una pensión es que lo financie el Estado vía más impuestos y éstos se recaudan de la población activa, y eso se llama reparto.
-Con esta estoy más optimista, porque se hizo un planteamiento que conversa bien con los tiempos y lo hace de manera inteligente, porque si hubiera considerado solo flexibilidad se hubiera polarizado, pero es una flexibilidad a cambio de algo, que es la reducción de la jornada laboral. La propuesta de bajar las horas por ley nada más ganando lo mismo, lleva a la pregunta obvia de quién va a pagar eso. En cambio, esto viene por ganancias de eficiencia, productividad y bienestar, que se producen por la vía de poder adaptar la jornada.
Así lo hicieron ver también hace unos días, en carta a El Mercurio, destacados economistas de la ex Concertación, como José de Gregorio, Eduardo Engel, Andrea Repetto y Rodrigo Valdés, quienes reconocieron que esta reforma promueve la flexibilidad y no alienta la precarización. "Esta es una señal auspiciosa y noble, porque economistas tan respetados de la oposición generan cribaje y ese es el sentido que deberían lograr las reformas que se vienen", indicó.
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-Los diagnósticos están súper hechos. Tenemos un Estado que no hace una crítica a los funcionarios, la estructura que tiene fue concebida para funcionar en el siglo XX y hoy se quedó demasiado atrás en las demandas de los chilenos. Hoy día la economía tiene US$24 mil de ingreso per cápita y tenemos la misma estructura que cuando teníamos US$5 mil. Ahí, la necesidad de adoptar a este bicho tan importante para hacer políticas sociales bien hechas, eficientes y focalizadas para tener un Estado que preste servicios y responda a los ciudadanos requiere adaptarse.
-Es un monstruo grande y no se sabe por dónde entrarle, pero hay países que lo lograron, como Nueva Zelanda. En los 80 hicieron una reforma y hoy están viendo los frutos. En un reciente viaje a ese país por el CEP nos reunimos con el equivalente de la Anef, porque hay toda una política de Estado en donde todos los problemas públicos como drogadicción, delincuencia, involucran a la sociedad civil, entonces si hay una ONG capaz de solucionar un problema en lugar de que lo haga el Estado, que lo haga la ONG, es decir, la sociedad civil. Allá no ven con sospecha que haya una suerte de puerta giratoria entre el sector público y el privado, con los evidentes resguardos del caso, por cierto, como entre el regulador y el regulado, sino que se incentiva y para ellos es fundamental hacer una carrera funcionaria, que esa persona haya pasado un tiempo en la empresa privada, porque tiene una visión de cómo piensa el sector privado y todo fluye mejor y en confianza, y viceversa.
Lo importante es abordar estos grandes desafíos, la lógica de los acuerdos nacionales que está tratando de instaurar este gobierno es correcta, y no logro pensar cómo uno pueda avanzar de verdad sobre temas que nos vienen sin grandes acuerdos.
Briones ha participado en varias comisiones por el Centro de Estudios Públicos (CEP) sobre Modernización del Estado, el año pasado estuvo en la Comisión Asesora Presidencial para el Desarrollo Integral.