Día Mundial del Agua: cambio climático y realidad chilena
El 97% del agua del planeta corresponde a agua salada, no disponible para el consumo humano, a menos que se aplique algún tratamiento para eliminar la sal, lo que incrementa bastante el costo del recurso. En Chile, nuestra fuente fundamental de agua dulce disponible son los ríos, lagos y lagunas, que se abastecen de las aguas lluvias y de los deshielos de los glaciares de nuestras montañas. Por esta razón, el clima influye fuertemente en nuestra agua disponible.
Actualmente estamos sufriendo un cambio climático que incide de manera directa en las precipitaciones; hemos observado que en zonas históricamente lluviosas hoy existe una disminución significativa de éstas, mientras que en zonas áridas se ha producido un aumento.
Nuestro país es uno de los más susceptibles a estos cambios debido a la diversidad de climas existentes. Hay varios ejemplos de ello: este año pudimos observar intensas lluvias en la zona norte, lo que se tradujo en grandes deslizamientos de tierra y exceso de acumulación de aguas lluvias en una región que no está preparada para ello, por ejemplo.
En nuestra región, en particular, en las zonas rurales cada vez cuesta más encontrar napas subterráneas. Acá existe lo que se conoce como escasez hídrica y si a eso le sumamos que son zonas donde casi no hay empresas de servicios sanitarios que los abastezcan, el tema se torna muchísimo más complejo. Es por esto que cada vez más los cultivos van variando de sus lugares de origen.
Hace pocos días el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) publicó un estudio que indica que en Chile se presentaría una sequía en la zona central que afectaría, especialmente, a los campos de trigo. A pesar de todo esto, Chile es uno de los países con la mayor reserva de agua dulce gracias a la gran cantidad de glaciares con las que contamos en el extremo sur, por lo que es primordial evitar que se derritan.
Es urgente tomar conciencia y generar acciones para conservar este recurso esencial para nuestro planeta. Algunas medidas bastante simples y, que además ayudarán a nuestro bolsillo, son no dejar corriendo el agua al lavarse los dientes; poner una botella (o algo que ocupe espacio) dentro del WC para que la descarga de agua sea menor; instalar aireadores en todas las llaves de agua (son económicos y fáciles de instalar); revisar constantemente nuestras llaves de agua y evitar cualquier tipo de filtración; o darse duchas de una duración máxima de 5 minutos.
En el Día Mundial del Agua es necesario valorar la importancia de este recurso y recordar que todos podemos aportar para evitar futuras catástrofes. Cuidar este vital compuesto es tarea de todos.
académica,
Inacap
Concepción-
Talcahuano