Los descubrimientos del estadounidense James Allison y del japonés Tasuku Honjo, por sus estudios en inmunoterapia contra el cáncer, fueron reconocidos este año con el Premio Nobel de Medicina, otorgado a los investigadores porque sus hallazgos llevaron a conocer una forma de tratar la patología oncológica mediante la inhibición de la regulación inmune negativa. Los aportes del trabajo de los científicos, que se centraron en proteínas que actúan como freno del sistema inmunológico para que ataque las células tumorales, llevaron al desarrollo de nuevos enfoques para tratar a los pacientes con cáncer y también de drogas de gran efectividad.
UNA REVOLUCIÓN
La mejor forma de resumir el aporte, como lo pone de manifiesto la entrega del importante galardón, es que es una revolución en la manera de mirar y enfrentar la enfermedad. Y así lo sostienen los oncólogos médicos, doctores Alberto Rossle, profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, Fernando Ibieta y Rodrigo Ascui, del Hospital Clínico Regional de Concepción.
Lo más evidente, coinciden, es el avance de sumar una nueva alternativa a las convencionales para atacar el cáncer, que son cirugía, quimioterapia y radioterapia.
Desde allí, Ibieta aclara que como la inmunoterapia en general hace referencia a usar al sistema inmune para tratar enfermedades, la "inmuno-oncología", cambia el paradigma. "La mayor parte de las quimioterapias que se usaban hasta ahora tenían que ver con agentes citotóxicos que atacaban al tumor, es decir, la droga atacaba el tumor. En cambio las drogas desarrolladas a partir de este descubrimiento hacen que el sistema inmune ataque el tumor", explica. De esta forma, las respuestas son también diferentes y afirma que en la inmunoterapia se demoran más en instalar, por lo que tarda más en actuar que una quimioterapia convencional. "Pero, los efectos tóxicos son distintos, con un perfil más favorable a la inmunoterapia, que también otorga mayor especificidad, entonces se ahorran efectos secundarios", añade el especialista.
Además, la inmunoterapia ha permitido obtener aumentos notables en la sobrevida de pacientes con pronósticos que hasta hace unos años no superaban algunos meses y hoy viven más de 3 años, lo que para el doctor Rossle es increíble y pone el caso del melanoma, tumor complejo y donde partieron los estudios. "Cuando había metástasis, la sobrevida media era 6 meses y ahora se dice que en 50%, con inmunoterapia combinada (2 drogas), el paciente puede estar vivo a los 5 años".
EXPECTATIVA Y REALIDAD
Si estos avances sorprenden a los médicos, para los pacientes o sus familiares toda esta información genera mucha expectativa, pero esto también da lugar a confusión, plantean los tres oncólogos.
Rodrigo Ascui, aclara que si bien se están realizando estudios en la mayoría de los tumores, la "inmuno-oncología" sólo está aprobada en algunos y al melanoma añade el de pulmón, renal y vejiga. Agrega que "no a todos los pacientes que van a inmunoterapia les va a ir bien, los que tienen mejores respuestas y se prolongan por más de 3 años en melanoma y cáncer al pulmón es del 12% a 15%". Tampoco esta alternativa es la primera indicación de tratamiento y hasta el momento es la quimioterapia. "Probablemente, con los años los estudios irán confirmando que estos tratamientos van a pasar a ser los primeros", apunta Ascui.
DIFÍCIL ACCESO
Por ser terapias innovadoras, según aclaran los oncólogos no están en las guías clínicas nacionales y son de alto costo, por lo que acceder a estas drogas es complejo.
Por esta razón, el doctor Alberto Rossle manifiesta que "a nivel hospitalario creo que va a costar mucho tiempo hasta que se pueda contar con inmunoterapia, porque son tratamientos que cuestan $8 o $10 millones al mes. En el sistema privado, las isapres ponen muchas dificultades para estos tratamientos, que muchas veces lleva a que se judicialicen los casos, entonces progresa la enfermedad", pues los procesos pueden tardar meses determinantes y en lo que se obtienen respuestas o se reúne el dinero, el inicio de la inmunoterapia es tardío en muchos pacientes.
En este sentido, el oncólogo recalca que "es muy importante que aparezca en las guías clínicas que en Chile está recomendado por alguna sociedad médica científica que estos tratamientos están indicados, que existe evidencia suficiente, que son de primera línea. En eso tenemos que ir avanzando".
Al respecto, según reflexiona Rodrigo Ascui, uno de los grandes retos está en que, lamentablemente, la ciencia evoluciona muy rápido y no así la política pública para la cobertura del cáncer y la legislación (tiene 3 décadas), por lo que los cambios profundos, para avanzar, también deben darse a nivel del Estado, legislativos y normativos.
Aspecto desde el cual sostiene que es probable que aún incluyéndose este tipo de terapias al sistema de salud público, no todos accederán a éstas, pero que lo primordial es que las regulaciones que existan apunten a que los pacientes tengan la posibilidad de acceder al mejor tratamiento indicado para su caso.
BUSCAR ALTERNATIVAS
Con la expectativa, no poder acceder a una terapia puede causar mucha angustia, pero Ascui dice que una buena herramienta son los estudios clínicos en los que se prueban terapias. En estos, detalla, los pacientes ingresan a probar ciertos fármacos (generalmente inmunoterapia) versus el mejor estándar internacional actual, o quimioterapia e inmunoterapia combinados. Cuenta que en el Hospital Regional de Concepción se han hecho estudios con inmunoterapia, primero en cáncer de cabeza y cuello, y ahora en cáncer de esófago, pero que generalmente las investigaciones son en Santiago, por lo que plantea que como especialistas, frente a ciertos casos, también pueden (y deben) buscar si existen estudios clínicos reclutando individuos. "Este año hemos tenido buenos resultados de pacientes con melanoma que han ido a Santiago a algunos estudios", agrega.
Un punto desde el cual Ascui, Ibieta y Rossle se detienen en la importancia de la responsabilidad al informar y orientar a los pacientes, sobre todo considerando que como la inmunoterapia es un concepto amplio, se ofrecen terapias usando técnicas (como extraer células del paciente) de excesivo costo, pero experimentales con casi nula evidencia y resultados a su favor, y que no tienen que ver con los fármacos asociados al Premio Nobel de Medicina 2018.
Así, los tres hacen un llamado a siempre ponerse en manos de especialistas, que deben ser oncólogos, para aclarar dudas, pues son ellos los que podrán guiarlos hacia la mejor alternativa de tratamiento con conocimiento y ética, sin generar expectativas que disten de la realidad.