Eugenio Urrutia-Borlando muestra gran entusiasmo cuando comienza a describir las obras que integran el repertorio que integran la nueva cita del programa de "Veladas musicales", que organiza el Goethe-Zentrum Concepción, junto al Teatro Biobío.
En esta oportunidad, el pianista penquista de 41 años compartirá el escenario de la Sala Principal del espacio artístico, con el flautista Alexander Käberich, en el marco de los 130 años del Colegio Alemán de Concepción.
Programado para mañana, a las 20.30 horas, en esta tercera velada anual del Goethe, los músicos estarán junto al cuarteto de cuerdas de la Orquesta Sinfónica de la UdeC integrado por Pamela Astorga (violín), Ramiro Vera (violín), Claudio Cofré (viola) y Raúl Muñoz en cello.
Aunque se conocieron recién el lunes, con ocasión del primer ensayo, el penquista destacó que con el flautista alemán, el sonido y la musicalidad se dieron rápido, dado el gran profesionalismo de su par. "Todo fluyó excelente, muy bien preparado y gran músico, así que ha funcionado todo", destacó Urrutia, apelando también al buen repertorio seleccionado para su ejecución en la sala.
El concierto contempla composiciones de Carl Philipp Emanuel Bach, Franz Schubert y Astor Piazzola. "El repertorio es muy hermoso y variado, porque abarca varias etapas musicales, barroco, clásico (Philippe), Schubert neo romantico y Piazzola es más contemporáneo", comentó el pianista local.
DE VUELTA EN LA ZONA
Luego de un periplo que lo llevó por estudios a Estados Unidos, primero en Columbus, Georgia (1994-1996), para luego radicarse en Indianápolis hasta su regreso a Chile, Urrutia vive actualmente en Talcamávida (media hora de Hualqui). Una decisión que, señala, tomó por temas personales y familiares, "nada grave".
"Estar en otra cultura, finalmente, resulta cansador. Además, siento que nunca he dejado de ser chileno", apunta el hijo de Eugenio Urrutia, histórico músico de la Orquesta Sinfónica UdeC y contrabajista del Trío de Jazz Moderno en Concepción (1970-1976), formado junto a Alejandro Espinosa y Moncho Romero.
- Simplemente, porque siempre quise vivir ahí (está junto a los suyos en el campo familiar).
La distancia, sin embargo, no ha sido impedimento para desarrollar su carrera este último año, cumpliendo compromisos a los cuales ha sido llamado por la música, especialmente, en Santiago.
"Por ahora nada con la Orquesta Sinfónica, pero en algún momento podremos colaborar (...) Tengo muchos amigos ahí", apunta, quien no ha visto a nadie desde que llegó a la zona.
El pianista señala que en materia musical prefiere el universo docto, ya sea como solista o en grupos de cámara. Ello, expresa, por sobre apuestas populares, cruce que es bastante dado en estos tiempos "post". "Nunca he encontrado demasiado atractiva la música popular, en cuanto a lenguaje, armonía, es demasido monotona para mí", sostiene.
Reconoce, sin embargo, que el jazz le fascina. "Es un lenguaje maravilloso y muy exquisito. Aunque no he tocado, lo estudié mucho. Creo que es un lenguaje muy serio y requiere de mucho estudio. Entonces, es una cosa (clásico) o la otra, porque toma mucho tiempo", refiere.