Aseguran que es posible revertir daños cardiovasculares a cualquier edad
El corazón, el órgano central del aparato circulatorio y uno de los más importantes en lo que se refiere a las funciones vitales del cuerpo, es al mismo tiempo muy frágil y susceptible a los efectos de los hábitos de vida que cada individuo tiene, para bien o para mal.
Algo en lo que se debería tomar consciencia, pues el 80% de los fallecimientos prematuros por enfermedades cardiovasculares podría evitarse al modificar ciertos factores relacionados con el comportamiento y que es una de las temáticas donde se pone el énfasis en el Día Mundial del Corazón, que se celebra hoy, 29 de septiembre.
DAÑO QUE SE ACUMULA
La alimentación es uno de elementos que tienen impacto directo, porque hay alimentos que afectan la salud del corazón y por el vínculo entre la dieta y el desarrollo de condiciones consideradas factores de riesgo cardiovascular como la obesidad, dislipidemias y la diabetes, afirma la nutricionista Alejandra Sánchez, docente de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomás e integrante Mesa Salud Cardiovascular de la Seremi de Salud del Biobío.
Detalla que el alto consumo de sodio o sal, la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas y colesterol, y un consumo bajo de frutas, verduras, y ácidos grasos omega 6 y omega 3, son los principales hábitos alimentarios nocivos para la salud del corazón, advirtiendo, además, que una alimentación que no es saludable genera efectos que son acumulativos en el tiempo y que a medida que aumenta la edad, el deterioro fisiológico normal del organismo puede facilitar que se genere un daño mayor.
Considerando lo anterior, afirma que es importante cambiar las conductas en relación a la dieta, prefiriendo siempre alimentos naturales, ricos en ácidos grasos saludables, las carnes blancas y magras, los lácteos descremados y prefiriendo preparaciones culinarias al agua o vapor, evitando frituras, es fundamental.
ADIÓS INACTIVIDAD
El tabaquismo, la ingesta de alcohol y la presencia de estrés también contribuyen al sistema del deterioro cardiovascular y en especial del corazón, destaca Sánchez, lo que se exacerba cuando están todos estos factores asociados.
Pero, hay otro relevante: el sedentarismo. Héctor Márquez, director de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello de Concepción, afirma que se ha observado que la inactividad física es un factor de riesgo responsable del 6% de las muertes en el mundo.
Por ello, es evidente que la actividad física tiene múltiples beneficios y sobre la salud cardiovascular, dice que "mejora o suprime factores de riesgo (disminución de la presión arterial y del colesterol, mejoría de la diabetes, supresión del tabaquismo, mejoría de los factores psicológicos, pérdida de peso corporal) y actúa directamente sobre el corazón, circulación y pared de las arterias para prevenir el desarrollo de la enfermedad".
De hecho, en pacientes que tienen un corazón deteriorado tras haber sufrido un evento coronario, afirma que la actividad física mejora la calidad de vida al contribuir a una mayor tolerancia a los esfuerzos y menor trabajo del corazón para realizarlos.
Al respecto, recalca que los efectos positivos de la actividad física se presentan por igual en todas y cada una de las personas, y que al cambiar una vida sedentaria por una activa es posible revertir los efectos que provocó la inactividad, como sucede en el caso del riesgo de enfermedad coronaria.
Sobre este punto, afirma que "la actividad aeróbica es la que consigue mayores beneficios para la salud del corazón, pulmones y el resto del cuerpo", pero más allá de eso, su recomendación es primordialmente que sin importar la etapa del ciclo vital en que una persona se encuentre, todos se mantengan tan activos como puedan, realizando el tipo de actividad física según sus posibilidades. "Se obtienen beneficios de salud con cantidades tan modestas como 60 minutos de actividad aeróbica moderada por semana", finaliza Márquez.