Aprender a convivir, no a balazos, sino a abrazos
Hace poco supimos de vecinos aprendiendo a disparar, financiados por un alcalde que creyó que así combate la delincuencia. Una medida disparatada (calificativo absolutamente ad hoc), pero coherente con el estudio "Teaching and Learning for the XXI Century", editado por la Universidad de Harvard, y que comparó los currículos escolares de China, India, México, Singapur, Estados Unidos y Chile. Nuestro país destaca negativamente porque en su sistema educativo predominan las habilidades cognitivas, pero las interpersonales brillan por su escaso desarrollo; a diferencia de Singapur, país que lidera los resultados en educación.
Poner el acento en la formación de habilidades blandas es clave para las competencias del siglo 21. Las situaciones no se resuelven asistiendo a un polígono de tiro. Los alumnos de las escuelas de segunda oportunidad que tenemos en Súmate, incluida la que funciona en Lota, provienen de entornos vulnerables, donde la violencia, incluídos los ajustes de cuentas a balazos, son pan de cada día. Por eso además de que aprendan matemáticas o lenguaje, más nos ocupa que aprendan a resolver sus diferencias conversando, que se respeten y se ayuden, que no resuelvan los conflictos a cuchillazos o a balazos.
Resignificar la experiencia educativa y lograr el desarrollo de habilidades socioemocionales que permitan revertir actitudes defensivo-agresivas, de mutismo e indiferencia, son la clave de nuestras escuelas. Nuestro esfuerzo es que pese a la vulnerabilidad en que viven, consigan ser la mejor versión que puedan de sí mismos, no sólo en conocimientos, sino en una actitud positiva, solidaria, generosa, humana. En definitiva, una que les abrirá puertas el resto de su vida.
Liliana Cortés
directora de fundación Súmate