Alimentos pueden exacerbar o ser la causa de distintas reacciones alérgicas
Las alergias, sin dudas, se vuelven comunes y por tanto un tema frecuente durante la primavera, estación que comenzará mañana en la noche en el país. La razón se debe principalmente a la presencia de polen en el ambiente, provocado por el fenómeno de floración de muchas plantas que tiene lugar en esta estación y que se vinculan con cuadros alérgicos con síntomas respiratorios y también de la piel, entre otros.
Y un punto a considerar, según lo que plantea la nutricionista Elizabeth Venegas, coordinadora académica de Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo de Concepción, es que "es factible exacerbar una reacción alérgica o desarrollar una nueva consumiendo alimentos con alérgenos llamados ocultos y que reaccionen en forma cruzada con otros alérgenos, gatillando una reacción indeseada y muchas veces peligrosa".
Esto se engloba dentro de las alergias alimentarias (AA), aclarando que "se define como una reacción adversa que presenta un individuo tras la ingesta de un alimento, producida por reacciones de hipersensibilidad mediadas por Inmunoglobulina E (IgE). Su prevalencia actual en niños es de 6-8% y en adultos de alrededor de un 3%".
REACCIONES CRUZADAS
Si bien precisa que el 90% de las AA se concentran en los alérgenos que contienen el huevo, la leche de vaca, la soya, el pescado, el trigo, el maní y las nueces, también hay otros alérgenos presentes en los alimentos que se vinculan con ciertas interacciones, siendo los panalérgenos uno de los más conocidos y estudiados.
La nutricionista detalla que en este grupo están las profilinas, presentes en vegetales, que "son proteínas sensibles al calor y a la digestión, responsables de reacciones cruzadas entre pólenes y frutas de diferentes especies, que causan habitualmente síntomas orales", apunta.
Al respecto, cuenta que pacientes con IgE específica para esta proteína están sensibilizados o tienen riesgo de desarrollar múltiples sensibilizaciones a pólenes y alimentos relacionados, lo que se denomina síndrome pólen-frutas.
Por otro lado, menciona a la proteína transportadora de lípidos (LTP), muy distribuida en el reino vegetal, resistente al calor y digestión. "Se concentra sobre todo en la piel y superficie externa de las frutas y vegetales, y puede ser causa de reacciones alérgicas graves", advierte. Esta reacción alérgica que se debe a reacciones cruzadas entre distintos alimentos vegetales, y también entre dichos alimentos y pólenes, se denomina síndrome LTP. "El alimento más frecuentemente implicado es el melocotón (sensibilizador primario)", apunta.
Sobre esto, Venegas aclara que la reacción alérgica podría desencadenarse si la ingesta del alimento se asocia a factores precipitantes como son el ejercicio físico o ingesta de ciertos fármacos antiinflamatorios y también agrega que "en la práctica clínica se ha observado que la alergia a LTP puede ser progresiva: o sea, en un momento determinado el paciente puede ser que presente reacción alérgica a un alimento que hasta entonces había tolerado", aspecto desde el cual hace énfasis que no se sabe qué pacientes alérgicos a esta proteína terminarán desarrollando nuevas alergias a alimentos que previamente toleraba.
Añade, además, que entre los alimentos de origen animal también existe una proteína que se comporta como panalérgico: la tropomiosina, que presenta reactividad cruzada entre crustáceos, moluscos, ácaros, cucarachas y otros artrópodos.
OCULTOS
Las alergias pueden tratarse y prevenirse en la medida en que se conozcan la sensibilidad y el listado de alérgenos que la gatillan. Del mismo modo, un alérgeno es menos peligroso si es evidente, pues permite evitarlo.
No obstante, Elizabeth Venegas dice que existen los "alérgenos ocultos", por su presencia inadvertida en algún producto tanto alimentario o no, lo que afirma que en casos graves podría llegar a ser mortal.
Sobre este tipo de alérgenos, especifica que pueden ser parte de los aditivos o trazas de ciertos alimentos. Pero, sostiene que también pueden estar presentes en jabones, cremas, aceites o toallitas de bebés, que podrían incluir leche, huevo, frutos secos, soja entre sus ingredientes; en artículos como tizas, plastilina, maquillaje o pinturas, los que pueden contener leche, huevo, soja, legumbres o cereales en su composición; y también en juguetes y material didáctico que pueden estar elaborados con látex y se podrían vincular con lo que se llama síndrome látex-frutas.
Es por ello que la profesional hace énfasis en la recomendación de leer con agudeza las etiquetas de los mencionados productos, donde se detallan los ingredientes y advertencias.
ALERGIAS ALIMENTARIAS
Vinculado con lo expuesto, la profesional también se detiene a abordar que en los niños son el huevo y la leche de vaca aquellos implicados con mayor frecuencia en las alergias alimentarias, sobre todo en los menores de 5 años. "Ésta disminuye con la edad, lo que refleja el desarrollo de tolerancia a estos alimentos", apunta, lo que se logra si se realiza una dieta correcta, consiguiéndose la tolerancia en un periodo que suele oscilar entre 2 y 5 años. "En un 10-15% de los pacientes, aproximadamente, la alergia no se supera y son diagnosticados de alergia persistente", precisa.
Comenta que en los 2 primeros años de vida también aparece la alergia al pescado, que suele ser más persistente y por tanto permanece al transcurrir los años e incluso hasta la adultez.
"La alergia a frutas y frutos secos es más habitual a partir de la adolescencia y son los alimentos que producen más reacciones alérgicas en los adultos. Aunque se ha observado, en los últimos años, que la alergia a frutos secos se manifiesta cada vez a edades más tempranas y con clínica grave", advierte.
Sobre la prevención de las alergias, afirma que en décadas anteriores la recomendación eran dietas de evitación en niños de alto riesgo y ciertas intervenciones dietéticas durante la gestación para prevenir enfermedades alérgicas. No obstante, sostiene consensos internacionales no recomiendan ello porque no ha demostrado efecto y "actualmente, las únicas recomendaciones con evidencias para ser indicadas son la lactancia materna exclusiva en los 6 primeros meses de vida y la introducción de sólidos a partir de los 6 meses, de manera progresiva, según recomendaciones del pediatra", finaliza.