La predisposición genética a desarrollar ciertas patologías es un campo al que se dedican grandes esfuerzos en todo el mundo. Y eso es lo que sucede con la obesidad y distintos genes, como el FTO, del que se conoce una versión protectora de esta condición y otra que exacerbaría el riesgo.
Epidemiology of Lifestyle and Health Outcomes in Chile
PRESENCIA DEL GEN
Los resultados fueron publicados en la edición de junio de la Revista Médica de Chile y según cuenta Marcelo Villagrán, líder del equipo de la Ucsc, hallaron que 29,9% de la población chilena adulta tiene en su ADN una versión defectuosa del gen FTO. Al respecto, aclara que si bien es una cantidad de personas importante, es similar a lo que se replica en otras poblaciones en el mundo, donde sí se había analizado la presencia de este gen, a diferencia de Chile, donde dice que es primera vez que se estudia en adultos.
A través de los parámetros, el experto afirma que "cuantificamos que las personas que tienen al menos una copia de ese gen de riesgo, tienen probabilidad de tener hasta 2 kilos de peso más que quienes no portan este gen". Además, se reveló que los portadores de la variante defectuosa presentan 1,6 centímetros más de perímetro de cintura en comparación con quienes tienen la versión normal del gen.
Ambos aumentos pueden llegar al doble en quienes portan dos copias del gen de riesgo, una heredada del padre y otra de la madre.
ESTILOS DE VIDA
Si bien la cuantificación de la presencia del gen es relevante, Villagrán cree que es preciso hacer énfasis que a través de diversos estudios que se han desarrollado sobre el componente genético y la obesidad, "hay descritos, al menos, 100 genes que predisponen a la obesidad. Cada uno hace una contribución pequeña y, dentro de estos, el que hace una contribución más grande es el FTO, pero aún sigue siendo pequeña".
Es lo anterior lo que lleva al grupo de investigadores a recalcar que si bien conocer la genética tras una condición patológica es importante, sobre todo en Chile donde existen vacíos al respecto, es también relevante saber que la obesidad común es multifactorial y que portar un gen no es sinónimo de condena a desarrollarla y pensar que es imposible evitarla o controlarla.
Al contrario, las conductas juegan un rol protagónico, destaca la nutricionista e investigadora Claudia Troncoso. "Si se identifica una predisposición genética a la obesidad, todas las acciones preventivas tienen que ser más intensas, fortalecidas. Pero, la obesidad es una condición patológica, que tiene esta parte genética, pero también tiene una ambiental. Así, la alimentación y los hábitos condicionan la aparición o no de obesidad", manifiesta.
Por ello, puntualiza que para prevenir la obesidad lo fundamental no es determinar el genotipo, sino que tener un estilo saludable, recordando que esta obesidad, cuyo paso previo es el sobrepeso, por definición es un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético; es decir, se ingiere más energía de la que se requiere o se gasta menos de la que se necesita. "Obesidad no es sólo lo que como, también la actividad física o su falta, aumenta la probabilidad de ser obeso", añade.
De esta forma, la especialista plantea que si bien una persona puede saber que lleva en su ADN una mayor susceptibilidad, que precisaría de mayor atención para evitar la enfermedad, lo que se requiere es que cada individuo, porte o no un gen, sea responsable de su salud y se cuide. "Lo que tiene que haber es un cambio de cultura alimentaria y de estilos de vida, donde se entienda que hay quienes tienen más susceptibilidad que otros, pero también que hay que comer de acuerdo a lo que cada uno hace, y que se debe incorporar la actividad física como complemento de la dieta, pues ambas por sí solas no funcionan", recalca Troncoso.
EXAMEN PARA DETERMINAR
Con los resultados del estudio y considerando la contribución del FTO en el desarrollo de la obesidad, que los tres investigadores recalcan que es pequeña, pero que podría poner de manifiesto quien tiene mayor o menor riesgo, la bioquímico e investigadora Lorena Mardones, comenta que "existen laboratorios que tienen disponible la determinación de este polimorfismo, pero no se pide de rutina y en general es poca la cantidad de gente que lo conoce y solicita".
No obstante, debido a que el rol que tiene este gen se asocia con un par de kilos y que quienes padecen de sobrepeso y obesidad superan dicha cantidad, la profesional no cree que sea necesario que se masifique el examen para generar perfiles bioquímicos a toda la población, sino más bien que se podría considerar en ciertos grupos de pacientes.
Desde este punto, Marcelo Villagrán, para finalizar plantea que "FTO y otros genes son predictores, pero predicen bastante poco, entonces para tener una predicción más certera deberíamos tener un grupo de genes, algo que está en plena investigación. Si supiéramos que hay una forma especial para tratar a quienes portan cierta variante del FTO se podría considerar, a futuro, masificar el examen, pero no se sabe aún".