Revolución de la nanotecnología: ¿dónde estaremos como país?
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dir. de Investigación Fac. de Ing. y
Tecnología, USS
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La Organización Mundial de la Salud dio a conocer hace un tiempo que la adicción a los videojuegos sería reconocida como un trastorno de salud mental y para muchos puede ser difuso vislumbrar el límite entre el fanatismo y una actitud adictiva.
Rolando Rodríguez precisa que se debe entender que, así como múltiples sustancias o actividades, los videojuegos pueden ser una gran herramienta de aprendizaje y esparcimiento o un elemento de distracción nocivo para la salud física y mental. "Se debe educar a los niños con hábitos y los padres necesitan entender lo que sus hijos juegan. Además, las personas mayores debemos identificar cuándo un videojuego es aporte o no", sostiene, pues lo que se requiere es verlos como un medio de recreación, diversión y relajo. "Si te vuelves loco porque no consigues ganar o explotas de ira al perder contra un rival, deberías analizar si lo que estás jugando aporta algo positivo o no", plantea como interrogante.
Y así lo recalca el psicólogo y director de Psicología de la Universidad Santo Tomás, Rodolfo Álvarez,pues el deseo continuo de seguir jugando, no tener control de la actitud y emociones durante el juego pueden estar dando cuenta de un comportamiento adictivo o de dependencia. Agrega que esto está marcado por la aflicción y el aislamiento de actividades familiares, sociales y educativas.
Por tanto, éstas son situaciones o características a la que los padres (y adultos fanáticos de los videojuegos) deben prestar atención, y uno de los llamados es a cuidar el tipo de contenidos a los que niños y jóvenes acceden y procurar que no se pase más de 2 o 3 horas de juegos, siempre en tiempos libres para no descuidar responsabilidades ni dejar de lado la actividad física.
La muestra anual de la Academia Estadounidnse de Cirugía Plástica Facial y Reconstructiva, que recoge datos de 2017, halló una tendencia que alarmó a los expertos: muchas personas buscan realizarse un procedimiendo quirúrgico con el mero objetivo de mejorar su imagen en redes sociales.
smartphones,
"Estas aplicaciones hacen que las personas pierdan el contacto con la realidad, ya que esperan verse perfectamente arregladas y filtradas en la vida real también. A este problema se le conoce como Trastorno Dismórfico Corporal, y se trata de una preocupación excesiva por un defecto percibido en la apariencia, clasificado dentro de los trastornos somatomórficos ", explica el doctor Claudio Thomas, presidente de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica (SCCP).
El estudio también arrojó que las personas que intentan mostrar una imagen específica de ellos mismos, y que analizan y comentan en exceso las fotos de los otros, tendrían mayor nivel de insatisfacción corporal y baja autoestima.
En ese sentido, Thomas recalca que si bien no es fácil darse cuenta cuando una persona tiene este tipo de problemas, existen indicios claros que los cirujanos plásticos están capacitados para abordar, pudiendo aconsejar de manera responsable y ética a quien se presente en la consulta, y derivar al área de psiquiatría cuando se sospecha de la presencia de un trastorno dismórfico corporal.
En relación a la temática y la necesidad de que se considere como importante de abordar, la SCCP dice que en Chile va en aumento la cantidad de personas que se someten a cirugías plásticas y consideran que falta regulación en términos de seguridad hacia quienes se someten a un procedimiento con fines estéticos.
Cifras en Chile
Según estadísticas de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, en el país cada año se realizan cerca de 18 mil procedimientos estéticos y/o reconstructivos a pacientes de diferentes edades.