Es una costumbre arraigada en gran parte de la población aumentar durante el invierno el consumo de ácido ascórbico o vitamina C para así prevenir los resfríos, tan típicos de esta época en las que existe mayor incidencia de las enfermedades respiratorias incrementan su incidencia. Así, es común oír a los padres decir a sus hijos que coman cítricos como naranjas, pues es uno de los alimentos más reconocidos por aportar este macronutriente, o bien comprar tabletas en las farmacias, especialmente populares para dárselas a los más pequeños y fortalecerlos.
Y lo cierto es que en este caso la sabiduría popular va transitando en el camino correcto, pues si bien el rol de la vitamina C no tiene que ver específicamente con la prevención de los resfriados, sí tiene un efecto relevante a nivel de la respuesta del sistema inmunológico.
Jane Fuentes, enfermera y coordinadora de Docencia de Santo Tomás de Concepción, explica que varias células del sistema inmune puede acumular esta vitamina y la requieren para sus funciones. "La vitamina C mejora la producción y el funcionamiento de los fagocitos, que son los glóbulos blancos encargados de ingerir y absorber patógenos o liberar enzimas para acabar con ellos. Entre algunos de los efectos está que mejora la resistencia a patologías como el resfrío común", detalla.
Por otro lado, añade que el ácido ascórbico es reconocido por su altamente efectivo poder antioxidante además de ser es un antioxidante altamente efectivo y es capaz de regenerar otros antioxidantes como la vitamina E. Precisamente, durante las infecciones, sobre todo virales, se genera mucho estrés oxidativo.
Pero, lo anterior no es el único efecto del ácido ascórbico en el organismo y, de hecho, su papel específico es muy relevante para el sistema locomotor. Y es que según detalla la enfermera, esta sustancia se encarga de sintetizar el colágeno, que es un componente importante para los vasos sanguíneos, tendones, ligamentos y huesos.
"También sintetiza el neurotransmisor norepinefrina y carnitina (importante para el transporte de grasa a las células), lo que favorece el metabolismo del colesterol a ácidos biliares", añade.
EFECTOS DEL DÉFICIT
Considerando lo expuesto, Jane Fuentes afirma que hay distintas enfermedades que pueden producirse por el déficit de esta vitamina, entre las que menciona el escorbuto, enfermedades cardiacas, ictus, ciertos tipos de cáncer, cataratas y gota.
De ahí la importancia de mantener niveles adecuados de esta vitamina en el organismo y para ello es fundamental aportarla, especialmente a través de la dieta, ya que no es producida por el propio cuerpo.
Al respecto, precisa que "la dosis diaria varía de acuerdo a la etapa del desarrollo del individuo, pero lo recomendado va de 75 a 500 miligramos al día". Eso sí, existen condiciones como el tabaquismo, alcoholismo, lactancia, embarazo, estrés y consumo de medicamentos que requieren un cálculo y ajuste de la dosis indicada, por lo que recomienda consultar con especialistas ante dichos escenarios.
Asimismo, importante es atender a los signos que dan cuenta que se podría estar frente a una deficiencia de vitamina C, que se manifiesta con alteraciones vinculadas con sus funciones.
En este sentido, Fuente especifica que entre las principales se encuentra el cabello seco, piel seca y áspera, cicatrización lenta de heridas, gingivitis y encías inflamadas y sangrantes, hemorragias nasales frecuentes, aparición de moretones con facilidad y también un sistema inmune debilitado.
APORTE NATURAL
Dado que la vitamina se debe entregar al cuerpo, ya que éste no la produce de manera natural, es importante saber que existen numerosos alimentos de origen vegetal que son una buena fuente.
Los más populares y reconocidos por ello son los cítricos como naranja y pomelo, pero no los únicos. Así, Jane Fuentes agrega a las frutillas o fresas, tomates, papas, pimientos rojos, brócoli, zanahoria, arándanos, apio, espinaca, ajo y kiwi. Esta última, fruta característica del invierno, es la con mayor cantidad de este elemento.
"Es importante incorporarlos en forma diaria en nuestra dieta y aumentar su consumo en forma natural en épocas de invierno, periodos de estrés o en estado de enfermedad", sostiene. En este sentido, plantea que si bien el consumo de tabletas de vitamina C no está contraindicado, ideal es aportarla de manera natural. "Si bien el ácido ascórbico tiene un efecto positivo en el organismo, al no ser natural trae algunas dificultades para el organismo en su sintetización y eliminación, por lo que el consumo de frutas y verduras es mas recomendable", asevera.
Desde allí, recalca que para saber si se requiere suplementación es fundamental consultar a un especialista para así evitar los déficit que tengan consecuencias en el estado de salud, pero también prevenir los excesos. "Si bien la vitamina C es beneficiosa por sus efectos antioxidantes, una dosis demasiado alta puede provocar el efecto contrario y oxidar progresivamente nuestros cromosomas", finaliza.