Muebles Rere: el emprendimiento de un ingeniero con corazón de carpintero
Desde pequeño a Francisco le gustaba dibujar, hacer bosquejos de las cosas y pensar cómo éstas se verían en la realidad. Pero no cualquier artefacto, sino principalmente cosas que nacen en los talleres de los carpinteros.
Será porque en algunos de sus genes está la herencia de su abuelo paterno que toda su vida ejerció este oficio, pero con quién este ingeniero ambiental de 31 años, nunca tuvo una relación cercana con él, le despertó hace ya varios años el amor por la madera, la gubia, el cepillo y el torno.
oficio noble
Cuando en 2010 salió de la Universidad de Concepción donde estudió, la idea de la mueblería y la carpintería seguía rondando su cabeza; invirtió tiempo y dinero en muchos textos de diseño de muebles y viendo videos.
A su modo de ver esta incursión autodidacta era todavía insuficiente para lo que sentía, necesitaba aprender. Buscó donde suplir este déficit de práctica del oficio hasta que en 2016 y, en esa búsqueda para perfeccionarse dio con un taller de carpintería básica en Concepción, lo que le permitió construir su primer par de muebles, que luego calificaron sus amigos más cercanos, todos los coincidieron en darle el visto bueno. Las primeras obras las regaló y otras que comenzaron a encargarle solo les cobraba el costo de los materiales.
El 2017 marca un hito en la vida de esta incipiente empresa, recuerda Francisco Caamaño. Su padre renunció a su trabajo porque realmente ya se había hastiado, comenta Francisco, quien admite que en ese momento fue cuando vio en ello la oportunidad de dar vida a una empresa donde poder desarrollar este oficio que la apasionaba cada vez más y de paso abrir un espacio para que su papá pudiera trabajar allí, en la casa familiar, en Coronel, donde funciona el taller.
De paso precisa que si bien crear una empresa es relativamente fácil, todo lo que viene después como el papeleo, trámites, burocracia son procesos demasiado engorrosos y desincentivadores para quien desea emprender. Pero la decisión estaba tomada y había que seguir adelante.
diseño inteligente
El siguiente paso fue idear la marca cuyo concepto Francisco ya había definido. "Son muebles orientados a un público adulto joven, que viven solos y en espacios relativamente pequeños, que no cuentan con grades recursos para gastar mucha plata en armar su casa ", describe.
Otro amigo diseñador gráfico, fue el encargado de materializar este concepto en una imagen, no gratis por supuesto. De esa conversa es que aparece el nombre Rere, que en mapudungun significa, pájaro carpintero negro. Ahí también participó el hijo del diseñador quien muy oportunamente, agrega la frase "diseño inteligente" y que, a juicio de Francisco, fusiona el concepto que son muebles de buena calidad a un precio razonable.
En el diseño, las líneas de este "Rere" son suaves y flexibles, porque precisamente eso es lo que se trata de transmitir la aplicabilidad de la marca en los productos.
Con todo, durante este proceso gradual de consolidación de la empresa Taller Rere, los costos los ha asumido con recursos propios y a la fecha, solo en maquinarias ha invertido unos $2 millones " y todavía falta mucho", acota.
Reconoce que alguna vez intentó concursar para algún fondo de financiamiento estatal, pero desistió prontamente, porque a su juicio apunta en otros sentidos, como son apoyar los negocios de barrios, a la panadería, por poner un ejemplo.
redes sociales
como canal de ventas
Los muebles son hechos a pedido y el único canal de difusión de la marca es a través de Instagram y Facebook, una marca que oficialmente partió en enero de este año.
Este ingeniero con corazón de carpintero, limitó su mercado solo al Gran Concepción, por ahora, "porque esta es una empresa joven y todavía no están los volúmenes para atender una eventual mayor demanda", explica y agrega que por ahora tiene el tiempo copado con pedidos hasta fines de julio.
Mientras ha ido avanzando hacia la estandarización de algunos productos, para poder responder a esa demanda.
Por ahora trabaja básicamente con pino cepillado y contrachapado y pino oregón y un terciados especial para mueblería.
El joven profesional, admite que podría hacer muebles con madera nativa y los ha hecho, pero es un material de mayor valor que no todos pueden pagar.
Francisco Caamaño, coronelino gran parte de su vida y hoy un vecino penquista, concluye que la gente está acostumbrada a encasillarse en lo que le entregó la educación formal- arquitecto, ingeniero, etc-
Pero él se define como un carpintero y si bien no existe un Chile una escuela formal donde se enseñe a las personas en oficios diversos, destaca con orgullo que se ha podido formar solo para dasarrollar eso .