Probablemente sus vivencias como niñas y adolescentes o sus decisiones profesionales hacen pensar que nada tienen en común Barbarita Lara, ingeniera en ejecución informática dedicada al mundo de la tecnología y CEO de una empresa; y Nerea de Ugarte, psicóloga fundadora del colectivo social "La Rebelión del Cuerpo" y presidenta de la fundación "Niñas Valientes". No obstante, en sus diferencias es donde surge el punto de encuentro: dos mujeres exitosas, trabajando en lo que les da satisfacción y sobre todo guiadas por la convicción de ser un aporte para que se generen los cambios que contribuyan a que el talento femenino, sea cual sea, no se desperdicie a causa de los estereotipos y roles de género presentes en la sociedad.
Con este objetivo participaron en la "Agenda de Mujeres en Ingeniería de Clase Mundial" que organizó la MacroFacultad de Ingeniería de la Universidad del Bío-Bío, donde desde sus distintas veredas y experiencias buscaron motivar, potenciar el empoderamiento femenino y promover la participación de las mujeres en todas las áreas de desarrollo. Concuerdan en que es una tarea ardua, ya que requiere de una transformación radical en distintas estructuras sociales, pero también en que toda acción y espacio en el que se visibilicen experiencias de éxito, donde se reafirme el mensaje de que las capacidades son lo realmente importante, es un avance para motivar y contribuye al cambio.
Esto también requiere de una concientización, saber cuál es el real contexto. Sobre esto, Nerea de Ugarte detalla que existen tres fuentes de aprendizaje, la crianza, la educación formal y los medios de masa, y que el gran problema es que se ha criado y educado niñas "para ser perfectas y no valientes". Y, dice, mientras los roles de género y estereotipos se sigan manteniendo en todos estos niveles, desde los juguetes en la infancia, la orientación vocacional en el colegio hasta las portadas de las revistas, el cambio es complejo.
MOSTRAR REFERENTES
Uno de los focos de su trabajo es el análisis del impacto del contenido de la comunicación de masas y afirma que todos los mensajes que se reciben durante el día, en los medios y publicidad, muestran a mujeres que siendo guapas son felices lo que reafirma la concepción de que una mujer debe estar interesada por cómo se ve, en todo sentido. "La preocupación de las mujeres entre los 14 y 25 años es la apariencia física, no sus desafíos personales o sus capacidades intelectuales. Hasta que eso no lo cambiemos vamos a seguir perdiendo talentos, porque vamos a seguir educando a mujeres cuya finalidad en la vida es verse lindas para que las acepten y no comerse el mundo".
Agrega que en el mismo rango etario, "son 3 horas al día que las mujeres pasan pensando en mejorar su cuerpo, al año son 46 días. Pierden ese tiempo en pensar qué hacer distinto, cómo impactar al mundo, por estar pensando en cómo verse mejor, el tratamiento para las estrías, mejorar el pelo, ser más flaca, etcétera. De hecho, el 95% de las niñas hace dieta desde los 11 años. Y eso es porque no tenemos referentes", sostiene.
O, realmente, se está mirando a los referentes equivocados o desde la perspectiva incorrecta, como dar portadas a la mujer que bajó 20 kilos, referirse a una deportista por cómo se ve y no la medalla que ganó, o juzgar a una líder por su apariencia y no por sus capacidades (como la ex Presidenta Michelle Bachelet). "Si tenemos talento las muestran desde su físico, no desde sus logros o capacidades. ¿Cómo una niña que quiere ser deportista se va a atrever a serlo si la forma en que visibilizan a las mujeres deportistas es si es flaca o no? Lo que importa es el rendimiento", reflexiona la psicóloga.
SIN MIEDO A EQUIVOCARSE
Siguiendo esa línea, Barbarita Lara añade que "está demostrado que aunque se invierta dinero en programas para que las niñas y jóvenes aprendan, por ejemplo, a programar, si no das modelos no sirve. Lo importante es que vea que alguien lo logró".
Así, no sólo se demuestra que la validación no debe darse desde la apariencia física, sino también para trabajar por cambiar otro gran problema que tiene que ver con la crianza, opina Lara, y es que como a las mujeres se les cría para "ser perfectas", tienen mucho miedo al fracaso. "A la mujer no se la prepara para que se equivoque, está siempre sobreprotegida, para que no se ensucie, no se caiga jugando y ande arreglada; en cambio el hombre juega, se ensucia, come tierra y eso suele alabarse. Eso hay que cambiarlo, porque genera que las mujeres adultas no se atreven por miedo", agrega Barbarita Lara.
Por el contrario, sostiene, se debe decir a las niñas y jóvenes que pueden ser y hacer lo que quieran, que deben esforzarse por ser la mejor en lo que decidan y que cometer errores está bien, pues siempre se puede aprender de ellos. Por lo que los padres y también en los colegios tienen que dar ese espacio a explorar.
Agrega que enseñarles a las niñas a que se atrevan lleva también a empoderarlas para que sean auténticas, porque el éxito muchas veces está en emprender, innovar, romper esquemas. "Es fundamental cambiar la 'mentalidad de masa' que tienen las mujeres, porque suele suceder que las niñas se empiezan a juntar en grupo y se visten todas iguales, tienen el mismo pelo, los mismos accesorios, etcétera, y pierden la identidad. Si van a hacer algo se cuestionan, le preguntan a la amiga si la acompaña y así empiezan a necesitar a alguien para atreverse. Incluso si optó por la ingeniería, llegan a la universidad y copian a otra ingeniera porque tienen miedo de ser ellas mismas", recalca.
Por eso, es una convencida de que es un cambio de mentalidad general. "La única forma de cambiar las mentes es estando ahí, ojalá desde los colegios y si no desde las universidades, dando motivación para que se animen y vean a otras personas que sí lo han hecho, porque es más fácil ver cuando a alguien ya le funcionó", finaliza.