Demandas feministas, las grandes ausentes
La coyuntura política de las últimas semanas generó importantes expectativas en relación a los anuncios del gobierno en la primera cuenta pública de este segundo mandato del Presidente Piñera.
Las movilizaciones feministas, organizadas principalmente por las estudiantes universitarias y secundarias, las propuestas de una agenda de género de parte del gobierno en los últimos días, sumado al alto nivel de respaldo que el movimiento ha generado en la ciudadanía (que alcanza un 68% de aprobación según la encuesta Cadem de la última semana), hacía suponer que uno de los elementos centrales y destacados dentro del discurso presidencial iba a estar vinculado a este tema.
Sin embargo, esto no ocurrió. Se limitó a recordar algunas de las medidas que se espera implementar durante este gobierno y recordar políticas públicas que empezaron a implementarse en gobiernos anteriores (primer gobierno de Piñera y segundo de Bachelet, relacionados especialmente con el tema de la violencia de pareja), pero sin la profundización necesaria ni claridad en las medidas mencionadas. Por otro lado, a partir del mismo discurso se puede desprender que estas medidas más bien van dirigidas a la mujer madre y no responden a las demandas concretas de los colectivos femeninos que se están movilizando.
Las medidas son importantes y hay que destacarlas, pero no se hacen cargo de la necesidad de cambios estructurales y culturales necesarios en la sociedad chilena, donde efectivamente se pueda hablar de las relaciones de equidad entre hombres y mujeres.
Este cambio estructural tiene que tener al Estado como uno de los pilares fundamentales, como promotor no solo de políticas públicas equitativas en estas áreas, sino que marcando con el ejemplo los pasos a seguir por el resto de la sociedad para disminuir finalmente la brecha salarial entre hombres y mujeres (que en Chile es de casi un 30%), los abusos de poder y de otros tipos, el acceso en forma igualitaria a cargos de mayor responsabilidad, la doble jornada laboral de las mujeres entre otros de los temas que se han empezado a discutir en nuestro país para erradicar (idealmente) las diferencias que se dan entre ambos.
Y ese cambio debe comenzar con el uso del lenguaje, especialmente hacia las figuras de autoridad presentes en la cuenta pública. No se logra nada, no se obtienen réditos positivos solo con modificar la Constitución o la administración de la sociedad conyugal o la implementación de una serie de políticas públicas, si es que se siguen naturalizando en la sociedad prácticas discriminatorias hacia las mujeres.
Valencia
Facultad de Gobierno UDD Concepción.