Como toda sustancia que está en el organismo, el colesterol cumple un rol importante en el complejo sistema que da vida al cuerpo humano. No obstante, no es extraño escuchar que alguien se debe cuidar porque tiene el colesterol "alto" o distinguir entre el "bueno" y el "malo".
Es que aunque se trata de uno de los lípidos más importantes presente en las células y forman parte de una cadena relacionada con la digestión de los alimentos grasos, entre otras funciones, su papel o efecto tiene matices. Ante esto, primordiales son las lipoproteínas, elementos que se encargan de su circulación en la sangre, afirma la nutricionista Victoria Halabí, directora de Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo de Concepción. "Hay dos que se encargan de este transporte: las de alta densidad o HDL y las lipopoproteínas de baja densidad o LDL. Ambas corresponden a lo que coloquialmente se denomina colesterol 'bueno' o 'malo', dadas sus propiedades de aumentar o disminuir las placas de ateroma", detalla.
Estas placas pueden llevar a desarrollar arterioesclerosis, enfermedad responsable de diversos cuadros cardiovasculares. "Según la localización de las arterias afectadas, pueden ser cardiopatía isquémica (angina de pecho e infarto agudo de miocardio); accidentes cerebrovasculares (infartos y trombosis cerebrales); arteriopatía periférica (isquemia de los miembros inferiores); aneurismas aórticos e isquemia intestinal", especifica.
EL BUENO Y EL MALO
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en Chile y el mundo, y el colesterol es un factor que influye directamente, para bien o para mal. Halabí dice que mientras las lipoproteínas HDL protegen contra las enfermedades cardiovasculares, ya que extraen el colesterol de las lesiones ateroescleróticas y lo transporta hacia el hígado donde se metaboliza y elimina tras su paso por el intestino, las LDL llevan el colesterol a los tejidos y su exceso tiende a depositarse en la pared de las arterias, lo que origina placas de ateroma.
"Varios estudios observacionales han logrado establecer que por cada reducción de 1 mg/dL en los niveles de colesterol HDL se aumenta 2 a 3% el riesgo de enfermedad cardiovascular. En contraste, cada incremento de 1 mg/dL reduce 6% el riesgo de muerte coronaria, independientemente de los valores de colesterol LDL", apunta al respecto. Un punto a considerar para hacerse cargo de la propia salud y mejorarla, porque el colesterol presente en el organismo se obtiene principalmente por la síntesis endógena y la dieta, enfatiza.
REGULAR Y MEJORAR
Si bien reconoce que hay factores genéticos que podrían determinar que una persona tenga altos niveles de colesterol, como la hipercolesterolemia familiar, en muchos otros casos los hábitos y la alimentación son la gran causa.
Asegura que las grasas saturadas son las que más se relacionan con los altos niveles de colesterol "malo". Éstas son especialmente aportadas por alimentos de origen animal como lácteos y derivados, carnes rojas, algunos mariscos, productos procesados y/o en conserva, la pastelería, todas las frituras, los aderezos y el chocolate (excepto los con porcentaje de cacao sobre 70%).
Por el contrario, lo que se recomienda consumir son los ácidos grasos poliinsaturados y monoiinsaturados, pues según comenta, se ha asociado su consumo con la disminución del colesterol LDL y aumento del HDL, además de la reducción de la presión arterial y del riesgo cardiovascular.
La profesional dice que existe consenso en que se deben consumir frutas y verduras frescas, pues son ricas en vitaminas, minerales y fibra dietética, y que plantea que desde el mundo vegetal también viene otro nutriente beneficioso: los fitoesteroles. "Son esteroles muy distribuidos en la naturaleza, cuya estructura es muy similar a la del colesterol. Desde hace años se conoce que producen efectos hipocolesterolémicos cuando son ingeridos en el rango de 1-3 gramos por día", detalla.
Su ingesta debe ser en formas reducidas y es tan favorable, que incluso se aconseja en individuos con diagnóstico de hipercolesterolemia leve o moderada. Para facilitar su consumo en las cantidades adecuadas, se ha añadido este elemento a productos como la margarina, se han usado para desarrollar alimentos funcionales o bien otros productos que se pueden incorporar directamente a las preparaciones, finaliza.