Hablar de fenómenos como el calentamiento global implica abordar algo que trasciende a un país y por ende es una preocupación compartida entre naciones. No obstante, aunque es claro que tiene efectos a nivel planetario, estos son distintos en los territorios, no sólo en sus niveles, sino también en las manifestaciones particulares a una zona geográfica y ecosistema.
Lo que ocurre a nivel oceánico es una clara expresión, pues según el doctor Osvaldo Ulloa Quijada, director del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO), "el planeta y los océanos están cambiando debido al aumento del CO2 y al calentamiento global, pero hay situaciones que están pasando aquí y son propias nuestras".
Esto conlleva grandes retos, pero también posibilidades, principalmente científicas. Por ello, con alegría aceptó exponer en el seminario "Mar de Chile: un océano de oportunidades", que realizó, en Santiago, el Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas junto a la Armada de Chile, en el marco del Mes del Mar. El también profesor titular del Departamento de Oceanografía de la Universidad de Concepción (UdeC), quiso transmitir en su conferencia y a la comunidad que "hacer ciencia y entender cómo funciona nuestro sistema marino permitirá tomar mejores decisiones a futuro", recalcando que "no basta con leer la información que se está generando en otras partes, nosotros debemos preocuparnos de estudiar, entender y conocer nuestro mar y saber cómo está cambiando".
CORRELATO LOCAL
Hay fenómenos de escala global que preocupan a los científicos, como la presencia de plástico (macro y micro), los recursos y su sobreexplotación, la pesca ilegal, la interrelación entre el cambio climático y los recursos, el calentamiento, derretimiento de glaciares, y la acidificación y desoxigenación de las aguas. Pero el correlato local varía y sobre eso afirma que "frente a nuestras costas tenemos aguas que de forma natural tienen un pH mucho más bajo. Es decir, en zonas de nuestra costa tenemos aguas que en otros lugares tendrán en 100 años más. Asimismo, tenemos agua en forma natural que no tienen oxígeno. Por tanto, nuestros recursos están adaptados a esas condiciones".
Conocer este fenómeno, dice, es primordial para ver cuáles son las oportunidades o riesgos, por ejemplo, al invertir en un cultivo de peces. "No da lo mismo si es una especie nuestra, que está ambientada a estos cambios, que traer una de Japón que probablemente nunca ha experimentado condiciones químicas del océano como las que tenemos acá".
En este punto, destaca que "hay regiones, como el norte, que presentan aguas de bajo oxígeno y bajo pH, y estas aguas se están expandiendo. Entonces, nos debería preocupar cómo esto afectará en otras zonas del país. Y sobre todo, deberíamos indagar cómo usarlo a nuestro favor ".
CONOCER MÁS
Algo que destaca el director del IMO es que la falta de conocimiento sobre el océano en distintos aspectos es uno de los grandes desafíos. "La comunidad científica está en plena búsqueda de conocer cómo funciona el océano, en Chile y el mundo. Hay cosas básicas que desconocemos, como la circulación de gran escala, las corrientes profundas frente a Chile no sabemos de qué magnitud son ni cómo son parte del sistema de corrientes a nivel mundial", menciona.
El funcionamiento del suelo marino es otro punto que atender. "Como un país tremendamente sísmico, que hayan tsunamis, que tengamos cordillera y volcanes, tiene que ver con cómo funciona el suelo marino, con que se está hundiendo la placa de Nazca bajo la Sudamericana. Eso hace que tengamos el país que tenemos, nos está determinando como nación. Pero, tenemos muy poca investigación, aunque nos afecte directamente".
EXPLORAR PARA AVANZAR
El punto anterior está estrechamente ligado con otro gran desconocimiento: el océano profundo. "Por un problema de acceso, no sabemos ni siquiera las especies que existen allí. Hay que partir por explorar", afirma.
Esa es una de las áreas que más interesa al IMO y a Ulloa, "ir donde el ser humano no ha llegado y encontrarnos con cosas que ni siquiera imaginábamos". Así, también han sido protagonistas de uno de los más importantes avances en la oceanografía nacional, al liderar la expedición "Atacamex" en enero de este año, que llegó a lo más profundo de la fosa de Atacama (más de 8 mil metros). Imágenes inéditas y primeros resultados serán mostrados en una charla abierta a la comunidad este 23 mayo a las 10:30 horas en la Facultad de Ciencias Naturales de la UdeC.
-Exacamente, porque había que demostrar que como país éramos capaces de llegar a más de 8 mil metros de profundidad, con nuestros recursos, lo que no se había intentado, salvo expediciones extranjeras con tecnología de hace dos o tres décadas. Nosotros llegamos en forma repetida y sabemos que podemos volver en cualquier momento, porque se abrió una puerta que no se va a cerrar.
-Nos llamó la atención que el nivel de vida es mucho mayor al que pensábamos, tanto en sedimentos como cantidad de organismos que viven. El ecosistema es dinámico y con bastante actividad biológica, y si lo comparamos con otras fosas es mucho mayor. Ahora hay que tratar de explicar por qué.
También tenemos filmaciones de peces que viven a 7.600 metros y son nuevos, ni siquiera tienen nombre.
-Lo más probable es que tenga que ver con los sismos que hacen que el sistema varíe. Al tomar un testigo de sedimentos, se ven muchas capas, lo que indica que al fondo llegan derrumbes que generan que todo cambie, porque también transportan organismos. Entonces, lo que se piensa que es algo que no varía está cambiando.
-Nos gustaría dejar instrumental anclado durante un año para analizarlo. En Japón tenían sensores en el fondo marino para su último gran terremoto y vieron el dramático cambio, la cantidad de sedimento que se levantó. Lo más probable es que aquí esté pasando lo mismo y uno no lo imagina.